Entre Madrid y Barcelona, “John Talabot” seudónimo de Oriol Riverola, quien tomó su nombre artístico del colegio en el que estudió, ha ido fraguando este ƒIN dando más relevancia a las melodías que a la línea rítmica, introduciendo capas vocales, sonidos de inspiración balearic house, psicodelia y samples para no reducir su música a la mínima expresión.
De esta forma, “John Talabot” crece mostrando una variedad de registros hasta ahora desconocida en él y que hacen de su debut un punto de inflexión en lo que a la música electrónica de nuestro país se refiere. El misterio y la sinuosidad es la temática dominante, metiendo al oyente en una espiral de sonidos de la que es difícil escapar.
El artista barcelonés ha sido galardonado con el Premio Ojo Crítico en la categoría Música Moderna que otorga el prestigioso programa cultural de RNE en su edición número 23 por el uso de nuevas herramientas digitales para crear música, un galardón que ya obtuvieron Manel (2011), El Guincho (2010), Delorean (2009) y Vetusta Morla (2008) en ediciones anteriores.
Además, el jurado ha valorado muy especialmente, su proyección internacional como exponente de la creatividad joven española. El catalán, que ejerce de DJ, productor y músico, ha sacado al mercado este fIN, su álbum debut con el que está cosechando un gran éxito internacional.
En 2009, Talabot saltó a la fama gracias a sus primeras canciones como "Shunshine", un temazo publicado por el sello barcelonés Hivern Discs que fue elevado a los altares por los oráculos de Pitchfork, firmando poco después con Permanent Vacation, discográfica alemana especializada en house y electrónica.
Colabora a menudo con Pional, ha compartido cartel recientemente con The xx en Madrid y ha participado en festivales de primera línea como Sónar Barcelona o La Mar de Músicas.
Además de utilizar un sobrenombre, Talabot tiene la característica de ocultar su apariencia física en las portadas de sus discos o en sus hojas promocionales.
2. Destiny (feat. Pional) (4:53)
3. El Oeste (3:01)
4. Oro y Sangre (4:53)
5. Journeys (feat. Ekhi) (4:05)
6. Missing you (4:02)
7. Last Land (4:23)
8. Estiu (3:05)
9. When the past was present (5:06)
10. H.O.R.S.E. (4:05)
11. So will be now... (feat. Pional) (6:55)
Entrando por la puerta grande de la escena electrónica mundial, abierta por sus cuatro primeros 12”: My old school, Sunshine, Matilda’s dream y Families, producciones a las que hay que sumar Leave me (Friendly pattern versión).
Es el Talabot del sampler a muerte, el de esos inconfundibles antras rítmicos, de estructura minimalista e hipnótica. De algún modo, se le identifica más con el house que con cualquier otro estilo, pero es tan sólo una parte de su historia.
La voz de Pional en "Destiny" (que recuerda a la parte vocal de Into a trap, de éste último) y en "So will be now", junto a "When the past was present", es lo más cercano al house del disco. Pero aquí también hay electro, dub(step), balearic, pop, en ese "Journeys", con la voz de Ekhi de los Delorean.
"Depak Ine" no sólo es el tema más largo, sino también el que más responde a la idea que a priori se tiene de John Talabot, tribal, house a cámara lenta.
En "El Oeste", por ejemplo, hay tres minutos de absoluto suspense, el aroma es nocturno, las líneas de sintetizador se arquean como olas de un mar que se empieza a picar.
"Missing you", sube hasta las alturas "Last Land", con esas cuerdas al final con las que se cambia de golpe de la melancolía a la felicidad o incluso se detiene abruptamente.
"Estiu" es un tema que reúne muchas de las características de “*in”, empieza como una especie de revival de aquellos ambient-breaks de finales de los 90s y acaba anunciando un final de gran riqueza melódica que, de golpe, se corta y no avanza.
"When the past was present", también con recuerdos del viejo house progresivo, que nunca estalla como el himno que podría ser, y "So will be now...", final, con bassline ácida y punzante, donde Pional se transforma en un gurú post-disco de voz distorsionada.
“fIN” es un disco difícil al principio, cuanto más se escucha, más difícil es ubicarlo, lo que al principio puede parecer un sonido sin ganchos se acaba revelando como un disco en movimiento que a veces penetra hasta lo más profundo.