Capítulo 3
Los 80 comienzan para John Williams con la misma apoteosis sonora con la que había acabado la década anterior.
En la continuación de la saga Star Wars, El Imperio Contraataca en 1980, Williams profundiza en el universo sonoro que había creado para la primera entrega regalándonos temas de gran belleza y descriptividad, incluso en su antagonía, y todo ello con un cuidado orquestal y un mimo por el detalle que ningún oído melómano puede resistir. En un score menos épico y más oscuro y sentimental, Williams crea algunos de los mejores pasajes de su carrera en la que es considerada por muchos fans como la mejor banda sonora de la saga.
E.T., un año después, es otro claro exponente de una época dorada del género de bandas sonoras a la que contribuye decisivamente Williams. Un score por momentos tan emocionante como la propia película con la que se fusiona de manera inseparable en inolvidables pasajes de fantasía, trasciende el propio metraje hasta convertirse en una seña identificativa de su autor. En este caso, la sección de cuerda lleva el peso sonoro
Sólo una año después, Williams firmaba el score de la que iba a ser la última entrega de Star Wars, El Retorno del Jedi. Si bien es el score que menos elementos novedosos aporta, contribuye de manera decisiva a cimentar el universo sonoro ya mencionado de aquella galaxia muy lejana. Siguiendo el mismo estilo compositivo y argumental, Williams introduce nuevos motivos de personajes y situaciones y los conecta de manera acertadísima con los ya existentes de manera que puede considerarse, ahora si, una obra completa y con entidad propia.
Indiana Jones y el Templo Maldito en 1984 nos hizo visitar viejos lugares que sin duda hicieron esbozar sonrisas cómplices a los melómanos cautivados por la primera entrega pero también visitar otros nuevos y excitantes. De nuevo un score a la altura de su compositor y de la acción más genuina de látigo y sombrero.
El Imperio del So
Las Brujas de Eastwick, en ese mismo año, es una oportunidad de reencontrarnos con el Williams más divertido e histriónico en un score con lustre más que suficiente pero que quedó ensombrecido por otras composiciones de una década apoteósica.
Superman 4, también en 1987, reencuentra a John Williams con una franquicia que había perdido cierta identidad. Sin desmerecer a los compositores que continuaron con su obra, Williams hace que el hombre de acero remonte el vuelo, musicalmente hablando, en el que fue un intento desesperado pro reverdecer viajos laureles. Afortunadamente, un score relativamente más discreto pero con grandes momentos es lo único que se salva de la quema en este caso.
Ese mismo año, y como colofón para esta década prodigiosa de John Williams, tenemos Indiana Jones y la Última Cruzada. La que iba a ser la última aventura del arqueólogo más famoso del cine, tuvo un score a la altura. La evolución de temas que sirven de enlace para los episodios de la saga se combina con el acierto habitual con nuevos elementos de personajes y situaciones.
En la década de los 80, John Williams ha marcado a una generación entera con su música, pero aún queda mucho que decir.
¡Hasta pronto!
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