John Williams: El maestro. Capítulo 4

Publicado el 11 mayo 2011 por Davicine
John Williams: El maestro.
Capítulo 4

Los 90 comienzan con scores de distinto signo pero igual acierto. En Presunto Inocente, Williams crea una orquestación sencilla pero efectiva con momentos en que el dramatismo contenido llena la acción. Sólo en Casa es un score de corte infantil y una estructura narrativa de cuento donde los motivos de inspiración navideña, especialmente en el tema principal, se combinan con gran acierto con otros donde se reconoce el estilo compositivo del autor.
Hook, en 1991, supone un giro a la aventura más clásica donde tanto la épica como los pasajes más líricos rinden tributo a los cuentos infantiles de siempre. Una instrumentación abundante hasta casi hasta lo recargado nos transporta al país de Nunca Jamás donde los niños nunca crecen y es reflejo de la historia misma. Solo en Casa 2, en 1992, retoma los motivos de la primera aventura con un aire renovado y el sabor evocador de una gran ciudad que compensa la lógica pérdida de frescura.
En 1993 John Williams nos entrega una nueva pieza de su maestría en Parque Jurásico. De nuevo la magnificencia toma el papel más relevante y de nuevo la receta del éxito es redonda. Siguiendo su estilo narrativo de siempre, Williams introduce emocionantes pasajes, momentos icónicos y toda su fuerza narrativa al servicio de la historia que resucitó a los dinosaurios 65 millones de años después.
La Lista de Schindler, ese mismo año, nos muestra la cara opuesta de lo anterior. Aquí el lirismo y la sensibilidad inundan el oído melómano en un score que, por momentos, logra emocionar tanto como la película que ilustra sonoramente. Mientras los violines acompañan los momentos más dramáticos del protagonista y de su lucha por la vida de los que le rodean, pasajes de oscura frialdad nos ponen en la piel de los monstruos humanos responsables del genocidio narrado.
1997 es uno de los años más prolíficos de esta década para John Williams. Rosewood condensa el sabor de la América profunda de los años 20 en una obra menos conocida pero más que recomendable. El Mundo Perdido adolece del mismo problema que la segunda parte de Sólo en Casa pero sigue resultando una buena recomendación, que bien podría resultar una continuación sin cortes de Parque Jurásico. Amistad destaca por los impresionantes coros de voces negras a capella. De nuevo Williams demuestra dominar tanto la complejidad instrumental como la sencillez formal, siendo capaz de emocionar con ambas.
Salvar al Soldado Ryan, en 1998, pone a John Williams en la línea de fuego de la Segunda Guerra Mundial en uno de sus mejores trabajos en esta década. Si bien los pasajes de acción están perfectamente ilustrados con una instrumentación frenética pero sencilla, es en los momentos en que callan las armas donde se llega a amar este score. Viento y cuerda se combinan con toques corales de manera magistral en el viaje de un grupo de soldados por sus reflexiones y sus miedos.
En 1999 los sueños de millones de fans de Star Wars de todo el mundo se hacían realidad. Tras años de rumores y noticias con cuentagotas se estrenaba la primera película de una nueva trilogía basada en al galaxia más lejana y famosa del cine, La Amenaza Fantasma. La primera versión del score que se comercializó nos devolvía todo el sabor de un clásico pero resultaba a todas luces insuficiente y hasta parecía acortada deliberadamente en relación a la historia. Afortunadamente, con el tiempo se lanzó la versión completa y es aquí donde de nuevo podemos observar el gran trabajo que hace Williams en el apartado compositivo. Nadie como él para evocar personajes y situaciones ya conocidos y para sumarse a la magnificencia de lo nuevo a través de su estilo personal e inconfundible. Sin llegar a la altura de las anteriores entregas, algo quizá más achacable a la propia historia que a su acierto compositivo, podemos destacar un tema principal cargado de fuerza y dramatismo donde las voces llevan el peso principal y la instrumentación queda relegada a un papel más secundario y que ha ido ganando con el tiempo.
El nuevo milenio aún nos depara sorpresas e historias que contar acerca de este genial compositor.
¡Hasta pronto!
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