Capítulo 5
El nuevo milenio llega cargado de grandes momentos musicales a cargo de John Williams, que parece vivir una segunda juventud en cuanto a producción se refiere. El Patriota, en 2000, resulta ser un más que meritorio trabajo que logra desembarazarse del halo de patriotismo americano que exuda la película. Williams se apoya en todo su bagaje compositivo para regalarnos vibrantes momentos de acción y líricos pasajes que sirven de manera magistral a una película demasiado comparada con Braveheart por demasiados motivos pero que, en cuanto a score se refiere, rivaliza con el magistral score de aquella llegando incluso, para algunos, a superarla.
Harry Potter y La Piedra Filosofal permite a Williams crear un nuevo icono musical para el nuevo milenio, y es que pocos cinéfilos no asocian al mago adolescente con los primeros acordes del tema principal que creó para él. De nuevo encontramos melodías donde la fantasía se desborda y nos traslada a un mundo mágico como ya ocurriera en Hook. Williams hace uso de una instrumentación abundante llegando incluso a adivinarse cierta inspiración barroca en ciertos momentos en un score que le catapultó al éxito entre los cinéfilos más jóvenes.
En las dos nuevas entregas de Harry Potter, La Cámara de los Secretos y ElPrisionero de Azkaban, en 2002 y 2004 respectivamente, John Williams recupera el que será un personaje definitorio de su música en esta década. En estos dos nuevos y brillantes trabajos es capaz de innovar dentro de la continuidad de una historia que gana en matices, situaciones, personajes y aventura. Si en la primera se mueve en una línea más continuista respecto al primer score, en la segunda nos ofrece un tono oscuro, tétrico,
Memorias de Una Geisha, en 2005, supone el contrapunto lírico a una década cargada de acción y emoción. La historia de una pobre niña desahuciada y de su ascenso dentro de un mundo tan fascinante como esclavo.
Como avance, podemos destacar la participación de John Williams en Tintín y el Secreto del Unicornio, cuyo estreno está previsto para este año, y en Lincoln, prevista para 2012.
John Williams es un creador de sueños. Del mismo modo que nuestro ojo recuerda vívidamente aquellas imágenes del celuloide que forman parte de la historia del cine y de la nuestra, el oído puede erizar nuestra piel, aumentar el pulso cardiaco, hacer que nuestra imaginación vuele... y todo ello con sólo unas pocos sonidos. Lograr algo así está al alcance de muy pocos maestros. John Williams es uno de ellos.
¡Hasta pronto!
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