Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun.
Nórdicalibros /De Conatus. Madrid, 2023.
Más agua caliente, Olai, dice la vieja matrona Anna Venga, no te quedes ahí parado en la puerta de la cocina, dice y nota un frío y un calor extenderse por su piel y la piel se le eriza y una felicidad recorre todo lo suyo y se le sale por los ojos en forma de lágrimas cuando corre hacia el fogón y empieza a llenar una artesa con agua humeante, así que agua caliente, por agua no será, piensa, y echa agua en la artesa y oye a la vieja matrona Anna decir que con eso basta, será suficiente, dice, y Olai levanta la vista y ahí está la vieja matrona Anna, cogiéndo la artesa Ya la llevo yo, dice la vieja matrona Anna y en ese momento suena un grito contenido en la alcoba y Olay mira a la matrona Anna a los ojos y sacude la cabeza y ¿no esbozará también una sonrisilla? Paciencia, dice la vieja matrona Anna Si es niño, se llamará Johanness, dice Olai Ya veremos, dice la vieja matrona Anna Pues sí, Johannes, dice Olai No le veo inconveniente al nombre, dice la vieja matrona Anna y suena otro grito, ya más abierto Paciencia, Olai, dice la vieja matrona Anna Tú que eres pescador sabrás que en un barco no caben mujeres, dice Pues aquí pasa lo mismo con los hombres, sabes lo que traen ¿no? dice la vieja matrona Anna Si, ya, traen desgracias, dice Olai Eso, desgracias, dice la vieja matrona Anna y Olai ve a la matrona Anna enfilar hacia la puerta de la alcoba con la artesa con agua caliente por delante, con los brazos estirados y de pronto la matrona Anna se para en la puerta del alcoba y se vuelve hacia Olai No te quedes ahí parado, dice la vieja matrona Anna y Olai se estremece ¿estará él trayendo desgracias sin pretenderlo? es lo último que quiere ¿no irá a perder a su Marta, a su querida, amada y respetada Marta, a su novia, a su mujer? no la irá a perder ¿no? no puede ser Anda, cierra la puerta de la cocina y siéntate en tu silla dice la vieja matrona Anna y Olai se sienta ante la mesa de la cocina, hinca los codos sobre el tablero y apoya la cabeza en las manos y menos mal que llevó a Magda a casa de su hermano, piensa Olai, cuando salió a buscar a la vieja matrona Anna llevó primero a Magda a casa de su hermano, y no estaba seguro de si hacía bien porque Magda ya es casi una mujer, los años pasan volando, pero Marta le pidió que lo hiciera, cuando se puso de parto y lo mandó con la barca a buscar a la vieja matrona AnnaAsí comienza Mañana y tarde, la espléndida novela del noruego Jon Fosse, reciente Premio Nobel, que publican en coedición Nórdicalibros y De Conatus con traducción de Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun.
Antes de la concesión del Nobel, Fosse ya era considerado uno de los mejores narradores europeos de las últimas décadas. Para quien no conozca su totalizadora Trilogía y su monumental Septología, editados en español por De Conatus, esta Mañana y tarde, una potente novela corta que transcurre entre el nacimiento de Johannes y su muerte, puede ser una buena vía de entrada en la escritura poderosa de Fosse, en su prosa hipnótica y a veces tortuosa, rítmica y exigente.
Entre la mirada impertérrita del narrador omnisciente, la lentitud repetitiva del flujo de conciencia de los personajes y el chispazo rápido del diálogo escueto, entre la realidad y la alucinación, entre la vida y la muerte, Mañana y tarde obedece a un ritmo binario desde su título hasta su estructura y su desarrollo. Dos partes vertebran esta novela, que asume también dos perspectivas: la de Olai cuando nace Johannes, su segundo hijo, y la de un Johannes ya anciano que afronta el viaje de salida de su día final sin saber que es un viaje son salida ni el día final.
Organizada en torno a ese trayecto temporal del pasado al presente, la novela transcurre entre el primer y el último día de la vida de Johannes, a través del recuerdo de los episodios triviales de su vida cotidiana (su trabajo de pescador; la relación con Erna, su mujer, ya fallecida; sus siete hijos; sus nietos; Peter, su mejor amigo; Jakop el Zapatero).
Y al Johannes anciano le llega su hora. Se levanta una mañana más ligero que de costumbre, como sin peso, con una agilidad inusual, sin dolores ni molestias. No siente frío en la casa habitualmente destemplada y se fuma el primer cigarrillo relajante del día, "pero hoy no nota nada y mira que es raro, porque de toda la vida, hasta que no se fuma unos cuantos cigarrillos, es como si no entrara del todo en la vida, piensa Johannes".
Cuando sale de la casa, todo parece igual pero distinto a la vez: "Pero ¿qué está pasando? Es como si todo estuviera cambiado y al mismo tiempo estuviera como siempre, todo está como antes y todo está distinto, piensa Johannes."
Seguramente está todo como siempre, piensa Johannes. Y él es el mismo viejo de siempre, viejo, sí, de eso no cabe duda, pero sano y fuerte, y esta mañana se sentía tan ágil como un niño, pero [...] levanta el brazo y a duras penas consigue levantarlo y entonces mira sus dedos largos y ajados y ve que alrededor de las uñas los dedos se le están poniendo azulesY cuando llega a la ensenada para coger la barca con rumbo oeste por un mar en rara calma, se encuentra en la orilla con Peter, su mejor amigo, muerto hace tiempo, al que le tira piedras que lo atraviesan. Juntos salen a pescar cangrejos para la señorita Pettersen, otra difunta con la que Johannes tiene un raro encuentro. Y a ese muelle vuelve el pasado con Erna y con Marta jóvenes en una primera cita con los jóvenes Johannes y Peter.
Ese reencuentro con el pasado contrasta con el desencuentro con su hija Signe en el presente de su último día:
Signe, Signe, dice Johannes Y Signe que se para un momento ante él y nunca había visto Johannes tanto miedo en los ojos de Signe, tiene los ojos negros de miedo, piensa Johannes, y además no lo ve, avanza derecha hacia él y avanza y avanza hacia él Signe, Signe ¿no me ves? grita Johannes y Signe avanza derecha hacia él y luego entra en él y Signe lo atravesó como si nada y él notó su calor, pero ella lo atravesó como si nada, como si nada, piensa JohannesEn una línea literaria de estructuras simétricas y concéntricas y escritura envolvente que enlaza en enfoque y en tono con Beckett a través de Thomas Bernhard, Jon Fosse sostiene su Mañana y tarde sobre la sombría reflexión existencial acerca del sentido de la vida, un viaje de la nada a la nada, en palabras de Olai: "y ahora, mientras su madre Marta grita de dolor, el niño vendrá al frío de este mundo y aquí estará solo, separado de Marta, separado de todos los demás, estará solo aquí, siempre solo, y luego, cuando todo haya acabado, cuando llegue su hora, se descompondrá y volverá a la nada de la que salió, de la nada a la nada, ese es el curso de la vida, para las personas, los animales, los pájaros, los peces, las casas, las herramientas, para todo lo que existe, piensa Olai, aunque también es mucho más, piensa"
Este es el diálogo rápido e intenso que se produce ya al final de la novela. Es quizá el momento más conmovedor de Mañana y tarde, una obra cuya creciente intensidad se mueve entre el antes del nacimiento y el después de la muerte para dejar una huella indeleble en el lector:
Y Johannes mira a Peter y hay que ver qué cosas dice este hombre, qué horror, que está muerto ¿Estoy muerto? dice Johannes Ya te has muerto, tú también, Johannes, dice Peter Y como yo era tu mejor amigo, me ha tocado ayudarte a cruzar, dice ¿Ayudarme a cruzar? dice Johannes y Peter asiente con la cabeza Estás en tu cama, Johannes, dice Peter No me digas dice Johannes y Johannes se reúne con Peter y entonces Peter y Johannes echan a andar por el camino ¿y adónde vamos? dice Johannes Ay, ya estás preguntando cómo si aún vivieras, dice Peter ¿A ninguna parte? dice Johannes Allí donde vamos no es ningún lugar, y por eso tampoco tiene nombre, dice Peter