Jordi Évole y Pablo Crespo destapan la corrupción: ¿Y ahora qué?

Publicado el 07 noviembre 2013 por Felipe Alcalde @ALCALDEArt

Jordi Évole y Pablo Crespo en "Salvados"

Escandaloso el capítulo del día tres de noviembre de "Salvados", en el que Jordi Évole destapa parte de los trapicheos corruptos en el seno del PP. Lo hace entrevistando a Pablo Crespo, número dos de la Trama Gürtel. Entre otras cosas, se admite que el 65% de la financiación del PP no se declaraba. Es decir, que más de la mitad del dinero era en negro.
¡Muy bien! ya está: hemos oído a uno de ellos, por fin, admitiendo que los partidos funcionan con una corrupción "normalizada". La corrupción es la regla. Es, simplemente, la manera en que se hacen las cosas, sin más. Vale. Esto es un antes y un después en la escena política española. Pero... ¿Y ahora, qué?
Pues está claro.
Ahora, todos los partidos políticos van a ser investigados a fondo, cada uno de sus miembros que hayan participado -o se sospeche que lo haya hecho -van a ir pasando uno por uno ante un tribunal objetivo e imparcial, se les va a juzgar como si fuesen ciudadanos de segunda -es decir, como si no fuesen políticos -y, finalmente, irán entrando en fila india a cumplir las respectivas penas de prisión, sin fianza (porque si no, saldrían al día siguiente) por sus despreciables delitos, y el engaño al que están sometiendo a todos sus votantes.
¿Alguien duda de que esto va a ser así?
Pero, espera... ¿En serio?
¡Oh no...! ¡Pensaba que vivíamos en Islandia! ¿Qué país es este? Ah... ¡España! Vale... Emmm... Vale. España.
¿Y cómo va a llevarse, entonces, el asunto?
Pues está claro.
Ahora, algunos políticos (que no los partidos) serán supuestamente investigados, de forma poco exhaustiva, por alguna comisión partidista que agarra más pelas por debajo que por encima de la cuerda; un par de cabezas de turco pasarán ante un tribunal parcial como sabemos que es el Supremo, se les va a juzgar como ciudadanos de primera -es decir, como a políticos -y, finalmente, irán entrando en fila india a sus respectivas mansiones a beberse unas botellas de Dom Pérignon, de rositas, para celebrar el nuevo engaño (porque si no, no se estarían comportando como verdaderos políticos españoles).
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