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Jorge Alemán: ´La corrupción política no es una anomalía, sino que es estructural al sistema´

Publicado el 21 mayo 2013 por Lilik
Jorge Alemán: ´La corrupción política no es una anomalía, sino que es estructural al sistema´... El prestigioso psicoanalista ofrece hoy en una charla en el Club INFORMACIÓN bajo el sugerente título "Angustia y política"
 

La corrupción política no es una anomalía, sino que es estructural al sistema´ INFORMACIÓN
Jorge Alemán defiende la necesidad de un nuevo sistema frente al capitalismo feroz que "va a acabar con los vínculos sociales", cuestión que, entre otras, el prestigioso psicoanalista abordará hoy en una charla en el Club INFORMACIÓN bajo el sugerente título "Angustia y política".
ISABEL VICENTE Angustia y política, ¿son términos parejos?
En principio no tienen nada que ver salvo que hiciéramos la broma fácil de que la política está angustiando a la población pero no es ese el sentido de la conferencia. El título es un esfuerzo para pensar dos cuestiones que siempre han estado separadas. La angustia es una experiencia que remite a lo más singular de cada uno, la política en cambio siempre hace referencia a lo colectivo y a cómo se organiza. Tal vez el esfuerzo desde el psicoanálisis es pensar en una lógica colectiva que no excluya lo singular. Hasta ahora todos los proyectos colectivos, los de emancipación, que son los que me interesan, han borrado las malas experiencias de lo singular, de la angustia, por ejemplo las revoluciones, desde la francesa a la rusa o a cualquiera, se han revelado como imposible por los daños que provocaban en los individuos. Hay que recuperar esa dimensión subjetiva que la angustia pone en la escena.
Será una broma fácil, pero la angustia que sentimos los ciudadanos ante la política actual es real...
La clase política es el síntoma de una estructura. La corrupción se piensa como una anomalía pero yo creo que la corrupción en el nuevo orden del capitalismo no es una anomalía, es un hecho estructural del cual los políticos son sus síntomas.
¿La inoperancia también es estructural?
La inoperancia también, porque esta política está solo preparada para plantear consensos que actualmente son construcciones mediáticas. Hasta que no aparezca de nuevo lo que llamábamos el pueblo, no va a haber política.
¿Y qué opción tenemos?
La opción es la más difícil atrevida y lejana, ver si se puede cambiar la lógica neoliberal que rige la marcha del capitalismo que va a acabar destruyendo todos los vínculos sociales. Va a erosionar y socavar todo el campo de la experiencia humana.
¿Qué papel juegan en ese cambio los nuevos movimientos ciudadanos como los indignados?
El 15M es el comienzo del pueblo. Entiendo por pueblo un deseo de justicia e igualdad más allá de las limitaciones de la experiencia y los problemas organizativos que aún tienen estos movimientos. Hay que encontrar un modo de reunión, un nuevo modo de vincularse, inventar vínculos que nos conecten, no solo en las redes sociales sino también en la calle, los encuentros, el debate, la pregunta sobre si todo esto tiene que ver con nosotros o es una especie de tsunami que se nos cayó encima. Se sigue esperando mucho de los expertos, y creo que hay pueblo cuando no se espera nada de los expertos.
¿A qué expertos se refiere?
Me refiero a los tecnócratas que todos los días evalúan la situación del lado de la rentabilidad de capital donde ya el solo hecho de existir va a ser no rentable. Eso no es una crisis sino un nuevo modelo de acumulación de capital, es un nuevo modo de abaratar el trabajo y de arrancar a los trabajadores sus conquistas para volver de nuevo a la economía más competitiva.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos de a pie?
Las respuestas históricas no vales. Hay que revisarlas porque no se puede partir de cero pero hay que inventar un nuevo modo de hacer política y de hacer experiencias colectivas. Lo anterior, como las revoluciones de las que hablábamos al principio, llevó a consecuencias que no son las deseables. Hay que buscar una lógica no violenta. Las experiencias que se producen de asambleas, 15M y nuevos movimientos sociales son un buen punto de referencia.
Sí, pero, pese a las protestas, a la hora de votar seguimos los mismos esquemas de siempre.
Hay una serie de sinergias históricas. Hubo una guerra y sus efectos duran muchos años. Los efectos de una guerra se transmiten por décadas y la impunidad y el miedo también. Siempre me ha llamado la atención que en España no se haya podido enterrar a los muertos de uno de los bandos, que no se haya llevado a las últimas consecuencias la investigación de desaparecidos. Quizá se sigue votando en esa línea de sinergia.

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