Jorge Salazar nos habla de ‘Seis litros de sangre’, una novela negra ambientada en 1978

Publicado el 09 junio 2017 por Delecturaobligada @DelecturaOblig

La novela supone un cambio de registro en la carrera del joven escrito torrevejense

Por: Tania J. Baeza

Fuente: Objetivo Torrevieja

¿Cómo surgió su nueva novela, Seis litros de sangre?
Surgió de una escena que tenía preparada para un relato, pero todo derivó en lo que podía ser el principio de una trama más compleja. Me había propuesto escribir una obra autoconclusiva y con el primer capítulo de ‘Seis Litros de Sangre’ encontré el arranque perfecto. Así surgió, probando.

¿Qué le llevó a ambientar la novela en la España de 1978? ¿Cómo se ha documentado para ello?
Es una época que me atrae estéticamente y musicalmente, me atraían ficciones como “Life on Mars” o “That 70’s Show”, que están situadas en los 70’s. Pero claro, había que adaptar esas percepciones a los setenta de España, con su contexto político en particular, y a base de búsquedas en Internet me fui encontrando con esa España. Otro asunto fue la documentación para la parte “jurídica” de la novela, para lo que contacté con dos abogados que, de algún modo, desmitificaron la parte espectacular de los juicios a los que estamos acostumbrados por las ficciones norteamericanas, pero encontré drama en los juicios de entonces, y ese fue el camino que tomé.

¿Qué fue lo más complicado en la creación de la novela?
Lo que más me costaba era darle continuidad a la escritura. Estaba simultáneamente con otros proyectos abiertos, y es real que se hayan retroalimentado entre todos, pero eso es caótico. Por suerte me gusta trabajar así, en el caos, y finalmente consigo mis metas, así sea de ese modo tan desordenado.
Esta novela ha sido un cambio de registro respecto a sus obras anteriores, ¿qué diferencias destacaría a la hora de crear personajes, ambientes…?
La elaboración se nota, y poder centrarte en menos personajes te da mayor capacidad para profundizar sobre ellos. Vengo de una trama muy grande, la trilogía de “La Ciudad de los Tullidos”, con decenas de personajes y sub-tramas, y agradecí moverme en un espacio más reducido y más ordenado. Estaba más cómodo y me sentía con mayor libertad para crear.

Y ¿qué nos podría desvelar de los personajes? ¿Algún conocido suyo se verá reflejado en alguno de ellos?
El drama está basado en las dualidades de dos personajes protagónicos que se apoyan por conveniencia mutua, pero no por verdadera gratitud o amistad. Son personajes de diversas procedencias, de pasados diversos, lo que los lleva a tener sus propias cargas, además de compartir un interés en común. Son dispares: Uno es un británico retirado en la Costa Blanca; el otro es un venezolano extraviado en un pueblo de La Mancha en aquella época. Y ambos confluyen de un modo que los hará inseparables.

¿Quiénes son sus referentes en la novela negra? ¿Ha tomado algunos recursos de ellos?
Me gusta cuando Antonio Muñoz Molina se pone con la ‘novela negra’, como en “Plenilunio”. Como autor más universal me gusta más la influencia de Mario Puzo, vital en los derroteros de ‘Seis Litros de Sangre’ cuando nos metemos en la piel de los criminales.

¿Se marcó alguna meta antes de su publicación?
Ante la dificultad para dar a conocer a la trilogía de “La Ciudad de los Tullidos”, los fallos, como que no estuviera terminada; me propuse escribir una novela autoconclusiva, algo que me diera a conocer con mayor facilidad en el mundo editorial, y la jugada salió bien. Estoy muy contento con La Marca Negra.

La novela ha sido publicada con La marca negra, ¿cómo llegó a esta pequeña editorial murciana?
El camino fue un amigo en común entre José Bocanegra, editor del sello, y yo. Gracias a este amigo conocí a José, y luego a su empeño en poner en marcha una nueva editorial. Conociendo la filosofía que pretendía tener el sello, le di a conocer a mi obra, y entré.

Si tuviera que apostar, ¿a qué tipo de lector cree que puede gustar Seis litros de sangre?
Es una obra muy universal y accesible, no sólo para quienes vivieron aquellos años, que a través de la novela los vivirán de un modo loco, distinto a como vivieron esos años. También es recomendada para cualquier perfil de lector, desde una persona que lea muy poco a otra que sea una ávida lectora; lo que cambiará será el tiempo en el que se tardará leyendo, que será menos. Por los lectores que he tenido, esta es la impresión que tengo.

La novela ya ha sido presentada, ¿qué tal fue la experiencia en la Cueva de Melpómene?
Fue una presentación más bien de fogueo. La Cueva de Melpómene es una sala de teatro independiente, no es un punto de venta de libros, como la Librería Santos Ochoa. Allí, en marzo, me reuní con familiares y amigos e hicimos un acto más íntimo que el que está previsto para el viernes 9 de junio, pero fue un acto muy satisfactorio, tanto a nivel editorial, como para la sala, como para mí.

¿Tiene previstas nuevas presentaciones?
De momento no.

Muchos autores con los que hemos hablado nos comentan que la parte más dura y, en ocasiones, deprimente, es la parte de promoción cuando no se cuenta con ayuda ajena. ¿Cómo afronta esta tarea?
Como bien dicen ellos, la difusión se hace gracias a la ayuda ajena, de los compañeros o amigos que puedan tener acceso a un medio de comunicación, por ejemplo, y así ellos amplifiquen tu mensaje. Es duro, sobre todo si te gustaría ir a un sitio, pero nadie te conoce. Ahí está el riesgo, y como autores independientes nos toca abrir ese camino y cooperar entre nosotros para ir haciéndonos un hueco más allá del impacto que podamos tener cada uno de modo individual, sea en Internet, o a pie de calle..