he recogido el guante (es lo que tiene ser madre, que lo recoges todo por donde vayas) de la pregunta que hacía Madresfera hoy: jornada escolar: ¿continua o partida?.
comparto mis argumentos a favor de la jornada partida. abro paraguas
por horarios laborales, poco sois los afortunados que disponéis de más de la mitad del día para dedicar a vuestros hijos, la mayoría de los mortales tenemos una jornada que, a pesar de estar reducida, como es por ejemplo mi caso, tiene harto complicado poder personarse por el colegio a las 14h de la tarde. por eso, la continua nunca fue opción.
si he de «completar» la jornada continua con comedor y que luego se quede a extraescolares, hasta eso de las 16:30h que llego, no deja de ser una jornada partida encubierta, y me temo que encima a mayor precio… y no nos engañemos, si los niños están haciendo extraescolares, no están jugando, están en clase. además, así las extraescolares dejaría de decidirlas por la mejor opción, y pasaría a «lo que haya que me cubra el horario», lo que para mi es otro punto en contra.
por otro lado, en mi opinión «tener toda la tarde libre para que jueguen» es un poco utópico, porque se aburrirán en muchos momentos de la tarde, por falta de de compañeros de juego (los que tengan hermanos no tienen por qué coincidir en edades de jugar a lo mismo), o de amigos (tengan o no tengan hermanos, querrán estar con sus amigos), o de novedades en general (¿cuánto tardan en cansarse de sus juguetes?). y entraremos en el bucle de «quiero tele, quiero consola», que se me nubla la vista de pensarlo.
y soy defensora y practicante del parque como la que más, pero el invierno es muy duro y hace mucho frío ahí fuera, y en primavera hay mucho polen, y en verano hasta las 6 y pico no se puede salir de casa.. y, en general, no podemos pasarnos en la calle una media de 4 horas diarias. no hay bolso de madre en el que quepa el avituallamiento necesario (ni MaryPoppins, ni MaryPoppons). por no hablar de que las conversaciones insulsas y políticamente correctas con padres que conoces de vista no pueden durar tanto, sin que empiecen a asomar rencillas derivadas del «no pasa nada si lo ha roto tu hijo, pobre, que estaban jugando, y total al mío no le importa aunque fuera nuevo», y así.
en resumen, la jornada escolar partida es una de las cosas «de toda la vida» que me parece perfecto mantener, incluso si la conciliación de verdad fuera una realidad para todos.
como siempre, encantada de saber qué opina quien me lea.
¡sígueme y no te pierdas nada!