THE BALLADS
Al final de la tarde,
mientras yo fumaba un cigarrillo en el porche,
ella escuchaba la radio en la cocina.
Podía verla desde afuera,
troceando verduras
a la luz cálida del tungsteno.
Parecía un viejo cuadro holandés.
De repente se puso triste
al oír una canción que hablaba
de los muchachos muertos en la guerra.
Me fui entonces para no soportar
ni un minuto más aquella música,
para no gritarle a Daphne
que era una triste mentira,
que yo también había escrito en otro tiempo
demasiadas baladas de amor
que te hacían llorar con trampas.
José Carlos Díaz en Si yo fuera Stephane Furber (Ediciones Diarios de Rayuela, 2016).