José de Ciria y Escalante nace en Santander (España) un lunes 28 de septiembre de 1903. Hijo de Dolores Escalante Peláez y José de Ciria y Pont, funcionario de hacienda instalado en la capital cántabra que se enriqueció con el comercio del carbón en la I Guerra Mundial. Infancia y adolescencia arropados por la holgura económica de su familia, alimentando inquietudes artísticas en una ciudad que comienza a abrirse al cosmopolitismo social y cultural, lugar de vacaciones estivales del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. En 1913 José de Ciria inicia sus estudios de secundaria en el Instituto de Santander donde ejerció cátedra de Fisiología e Historia Natural su abuelo materno. A los 12 años, lo que dice todo sobre el interés por el conocimiento del chaval, se hace socio del Ateneo santanderino inaugurado el año anterior (1914) con la asistencia del rey Alfonso XIII. En ese tiempo se desarrolla su afición por el teatro.
Para José de Ciria 1919 supone un año de cambios. Comienza su vida literaria publicando sus primeras colaboraciones en el diario local, conservador y católico, La Atalaya, donde coincide en la redacción con el periodista José del Rio Sainz (en 1922 sería nombrado director del periódico) quien ejerce una gran influencia en el jovencísimo escritor. El 15 de noviembre, el también poeta santanderino, curtido en los cenáculos vanguardistas, Gerardo Diego (1896-1987) pronuncia en el Ateneo de su ciudad natal una conferencia titulada "La nueva poesía" defendiendo la renovación artística y poética del nacido movimiento ultraísta, que desata la polémica vehemente de la intelectualidad local. A dicha exposición asistió receptivo Ciria y Escalante quién descubre su camino lírico y entabla amistad con Gerardo siendo habitual verles en animada conversación paseando juntos por el centro de la ciudad o por las playas de El Sardinero lugar de moda visitado por vecinos y turistas. En ese mismo año, sin abandonar sus vínculos con Santander donde el padre mantiene los negocios, la familia decide pasar los inviernos en Madrid, instalándose en el que en esa época quizás fuera el establecimiento más lujoso de la capital, el Hotel Palace.
El ultraísmo fue la respuesta española a las vanguardias artísticas y literarias europeas. En 1918 el poeta chileno, fundador del creacionismo, Vicente Huidobro (1893-1948) procedente de París regresa a Madrid donde retoma su amistad con Rafael Cansinos Assens; ambos comparten tertulia en el Café Colonial, calle Alcalá,3, (el "café de los artistas frustrados" como era conocido) origen del movimiento ultraísta. En enero de 1919, primero en la revista Cervantes y después en marzo en la revista Grecia se publica el manifiesto ultraísta, posiblemente obra de la inspiración de Cansinos Assens; en él se expone no sólo la transformación de la literatura y el arte sino también el cambio del pensamiento político, filosófico y científico. Esta corriente vanguardista, que apenas duró cinco años (de 1918 a 1923), se extendió por Hispanoamérica, siendo Jorge Luis Borges (1899-1986) su representante más conocido.
El 28 de enero de 1921, José de Ciria y Escalante participa en la velada pública celebrada en el salón de espectáculos del Club Parisiana; restaurante-casino, sala de fiestas y espectáculos con amplios jardines, ubicado en el distrito de Moncloa, lugar de esparcimiento, diversión y reunión de la sociedad elegante madrileña. A partir de 1922, según se va desinflando el movimiento ultraísta el interés de José de Ciria por el mismo va decayendo. El 8 de diciembre en Santander pronuncia una conferencia titulada "Nuevas orientaciones del teatro actual". Cada vez más apartado de las vanguardias y reducida su actividad literaria, sin perder nunca su relación con la comunidad intelectual, se centra en terminar sus estudios universitarios, preparar una edición comentada de Tomás de Iriarte (1750-1791) para la colección de Clásicos Castellanos y planificar un trabajo sobre Alberto Lista (1775-1848). En el verano de 1923, acompañado de su amigo Melchor Fernández Almagro (1893-1966) viaja por tierras cántabras a la casona de José María de Cossío (1892-1977) en Tudanca donde coincide con Miguel de Unamuno (1864-1936). Ese mismo año colabora en un proyecto literario colectivo ideado por el periódico La Atalaya que consiste en publicar una novela por entregas de treinta capítulos y cada capítulo debe ser escrito por un periodista o escritor vinculado a Cantabria; el folletín de tono humorístico lleva el título de "Memorias del futbolista Zarzamora", Ciria redactará el tercer capítulo de los únicos seis que se publicaron.
"ALBA"
Zumo de luna en la estancia
los poemas aún no nacidos
gimen
bajo la lámpara.
Y mis recuerdos en corro
dicen la buenaventura
a las estrellas ancladas.
El silencio en el espejo naufraga
De mis párpados volaron
las mariposas del alba
y mis lágrimas
dormidas
ruedan hacia la montaña.
Nubes blancas en hilera
momias de mis horas cándidas.
Y un lucerillo extraviado
camino de la Vía Láctea.
(José de Ciria y Escalante 1924)