Jose Mª Loredo Aparicio y otros masones marxistas astures (2º)

Por Vguerra

Con motivo de la publicación sobre José María Loredo Aparicio,  publicado Boni Ortiz, que es una recopilación de artículo que Boni  ha ido recogiendo de José María Loredo Aparicio, y que se titula: José María Loredo Aparicio en el País de los Soviets” y está publicado por la Fundación Andreu Nin (Asturias).

Aprovecho este a acontecimiento de la publicación del libro de Boni,  para presentar un trabajo -ponencia que presenté en 1 Congreso sobre la Historia del PCE 1920-1977 que se celebró en Oviedo en mayo del 2004, y que llevaba el título de: Las Relaciones de la Masonería y el PCE. Los masones comunistas asturianos y el caso de José María Loredo Aparicio.

"2ª Parte de la Ponencia

¿QUE PASÓ EN ASTURIAS?

Hay que de decir, antes de realizar una aproximación a la cuestión que da título a la ponencia, que no se ha hecho un seguimiento exhaustivo de la pertenencia política de los masones asturianos, por razones ya expuestas en otros trabajos, acerca de la insuficiencia de datos, al respecto, de las orientaciones políticas e ideológicas de éstos[1].

Aquellos que se tienen recogidos como miembros de la masonería y que militaban en el Partido Comunista, y que tuvieron que apartarse de e la Orden, bien por iniciativa propia o por efectos de los reglamentos de las propias Obediencias, aunque en general son muy pocos, fueron José María Loredo Aparicio, destacado abogado de la Cuenca Minera del Nalón; Ceferino Ovín Montes; Alfonso Benigno Naredo; y Sergio de Arriba Castro.

Antes de entrar en la vida y circunstancias de cada uno de ellos, hemos de decir que si bien había una presencia importante de elementos obreristas dentro de las logias, también debemos exponer que en conjunto los planteamientos sociales de la Orden eran tranquilizadores para la mediana y pequeña burguesía, aunque ello también excitaba el ánimo de los sectores más avanzados, donde hay que decir que el tema de la incompatibilidad estaba más el campo político que entre los bancos masónicos, pues esa cuestión parece siempre debatirse en el seno de los partidos afectados, mientras que las logias reaccionan casi siempre a posteriori. De hecho en los tiempos precedentes de la Dictadura de Primo Rivera, los documentos internos tratan de descalificar a los masones que utilizan procedimientos sindicalistas, en tanto que “la reacción conservadora era tan odiosa como la dictadura del proletariado”, pero no en general no se hacía una bandería del tema dentro de los talleres, personalmente creo que se dejaba al tema de la libertad de conciencia de cada masón.

En más en Asturias las posturas que se pueden dar en el seno de los talleres masónicos de la regional, sin estar a la altura de las vanguardias política-masónica que se da en el seno de Gran Logia Española, o en las logias políticas madrileñas, no por ello los masones más atrevidos van a dejar de tener cierto apoyo en la figura del Gran Maestre Alberto de Lera, que en 1923 se expresaba en estos términos:

“No me asustan ningún avance social por muy atrevido que sea; he vivido, vivo y viviré de mi trabajo, pero no creo que estemos para implantar inmediatamente las grandes reformas económicas y políticas que bullen en el cerebro de algunos sindicalistas”[2].

Hay que tener en cuenta, por un lado, la tolerancia que existe dentro del trabajo masónico y la del propio Alberto de Lera, mano derecha del Partidos Reformista en Asturias, y luego Gran Maestre de la Gran Logia Regional del Noroeste, que ejercía en ese momento de forma paternalista su cargo de Venerable entre las nuevas promesas reformistas[3], que se avenían a trabajar bajo los auspicios de las logias, entre los que hay que contar a Mariano Merediz, o José María Loredo, con los cuales se mostraba así de condescendiente y de acertado en sus valoraciones tal y como expresa en una carta que envía al Gran Consejo de la Orden, para que se proceda a la publicación de un trabajo de Loredo, que suponemos se trata de plancha llamando al abandono de la guerra de Marruecos:

“Se trata de un joven abogado que hace unos meses llamó a nuestras puertas y que fue recibido con verdadero afecto, por abrigar los HH\ la seguridad que su adquisición habría de ser muy conveniente para la Orden, pues convencido de antemano, sabíamos sus méritos y que sus idealismos aunque extremos, habrán de encajar en nuestros principios. [...] si lo creyerais acertado pues aún cuando hoy llega todavía muy allá en sus extremos, seguro que habrá de ser absorbido por nuestras doctrinas a medida que vaya adelantando en la Orden. No tenemos equivocarnos en este caso, por tratarse de un verdadero pensador, más bien ya, un filósofo que discurre y razona con aplomo en el terreno de la conciencia, y sin esas vehemencias propias de la juventud cuando cuenta con veintidós años de edad”[4].

El que fuera durante años gran figura del reformismo y artífice de la masonería regional asturiana Alberto de Lera, no está describiendo a José María Loredo Aparicio, hijo de Rafael Loredo Prendes[5], nacido en la villa de Candás en 1869, trasladado luego a El Entrego, pues su padre ejercía de Juez Municipal, casará con Doña Eladia Aparicio Valdés, natural de Pola de Laviana, y de cuya unión viene al mundo José María que lo hace en Sama de Langreo el 21 de agosto de 1898, y no deja ser curioso porque se la da a José María muchas veces como nacido en Mieres, o se le trata de mierense en algunos estudios.

Siguiendo la tradición familiar, pues su abuelo y su padre habían seguido la carrera de Derecho, él se hace abogado, suponemos que logra su licenciatura en la Universidad de Oviedo, pues en su expediente masónico no constan tales hechos, lo que sí sabemos es que forma parte de las Juventudes Reformistas las cuales abandona en 1918, para afiliarse al Partido Socialista Obrero Español, presumimos que para disgusto de su padre que había sido secretario de la Junta Carlista de Langreo, y que no debía ver con buenos ojos la evolución de sus hijo.

Lo mismo le va ocurrir años más tarde, pues siguiendo la línea ya emprendida le dará un nuevo disgusto a su padre afiliándose a la masonería, pues su progenitor había sido firmante años atrás en 1904, de un documento que sacaba a la luz de la recién creada Liga Antimasónica de Langreo que exponía lo siguiente:

“Los que suscriben, vecinos del Valle de Langreo, Asturias, felicitan, como católicos y como españoles, a los iniciadores de la Asamblea Antimasónica de Barcelona, y tienen el honor, de comunicarles que desde esta fecha se declaran constituidos en la liga <Antimasónica>, y prometen, cada uno dentro de su esfera de acción y según sus aptitudes, trabajar con energía y perseverancia, de acuerdo con las conclusiones del último mitin antimasónico, contra la infame e inicua secta que en colaboración con la prensa impía y liberal inspirada a la vez ‘por las logias extranjeras, pretendiendo la europeización, o sea la descatolización de España, ha causado la deshonra de esta nación que sólo fue grande y gloriosa cuando no imperaban el liberalismo ni la masonería, únicos culpables de la decadencia y los desastres de España”[6].

Pues bien, José María Loredo se va a filiar a la masonería, picando a sus puertas que le son abiertas para la iniciación como francmasón el 22 de agosto de 1919, recibiendo el mandil masónico de los Aprendices y un par de guantes, en dicha ceremonia tomará el nombre simbólico de “Sama”[7]. En abril del siguiente año es exaltado al grado de Compañero (2º) portando la baveta de su mandil bajada, en señal de que domina las artes del Compañerismo, finalmente en julio de 1921 se le exalta al grado 3º de Maestro Masón.

Las ideas que apuntarán luego su trayectoria se presentan a grueso modo en el trabajo ó plancha que presenta ante la logia en la que se inició: la Respetable Logia Jovellanos 337, que en el momento de su iniciación contaba con 69 miembros entre los que se encontraban: Alberto de Lera que era Venerable, Fernando García Vela, Marcelino Aguirre Victorero, Melquíades Álvarez, Moisés Sánchez Galí, Mariano Merediz, Isaac Pacheco, Luis Piñole Cavo, Gervasio de la Riera, Joaquín Corujedo, José Bango León, Manuel Menéndez Arranz, Eleuterio Quintanilla, Marcelino González, entre otros.

Hasta que llega al grado de Maestro (3º), en ese ínterin irán entrando en la logia Jovellanos, miembros tan importantes de la sociedad asturiana como: José María Friera Jacoby que fue Gobernador de Salamanca, Rafael Zapatero industrial naveto, Antonio López del Villar, secretario casi perpetúo de a Gran Logia Regional, el médico Amalio Rodríguez Vigón, el periodista y abogado de Cabranes Cesáreo del Valle Junco, el industrial gijonés Patricio Fernández Armador, Carlos Lamo Jiménez, compañero sentimental de Rosario de Acuña, y Alfonso Benigno Naredo, así hasta completar una nómina de 88 miembros.

Pues bien, en esa primeriza plancha o trabajo de arquitectura, desarrolla un trabajo sobre la Guerra de Marrueco ante los miembros de la logia, que ya hemos visto como la calificaba el Venerable Alberto de Lera. En dicha plancha esbozaba la ideología que le iba embargando y que le distanciará de algunos de sus compañeros: “La transmisión de bienes y poderes, sean los que sean de los muertos o sus descendientes, no es conforme a la razón ni a la moral, Las leyes de la fuerzas, de los bienes, las leyes de la vida pertenecen solo a los seres vivientes. Cada uno debe ocupar en la vida común la situación debida a sus obras y no al azar” parafraseaba así, al biógrafo de Stalin en lengua francesa Henry Barbusse.

Alocución que no concluye aquí sino que finalmente arremete contra el afán colonial:

“¿Qué ley histórica puede obligarnos a derramar millones de pesetas en pretendidas tareas civilizadotas, cuando ni siquiera debiera desperdiciarse en el territorio de la península? ¡Ah¡ Sí al menos fuéramos a civilizar podríamos tener heroica disculpa, la de no haberse perdido el espíritu de D. Quijote. Pero es Sancho solo quien se mete en aventuras por esta vez. A mayor abundamiento, tenenos una suprema razón que nos obliga a ABANONAR EN ABSOLUTO la guerra de Maruecos, el Espíritu Masónico que prohíbe toda violencia innecesaria. Medios poseen la Ciencia y el Derecho para llevar la Civilización a esos países africanos, sin que obliguen a arruinarse y envilecerse a naciones, cuya energía necesita para concentrarse en ella misma para no morir”[8].

Pareja a esta evolución masónica se irá desarrollando su periplo político, al que después de su experiencia reformista en la que no se debió sentirse muy cómodo con el andar del tiempo, pues el republicanismo de alguno de los prohombres del melquiadismo le debía resultar como a política decimonónica, a pesar de que en estos primeros tiempos Melquíades Álvarez se caracterizaba por una beligerante actitud política.

Dentro del PSOE, organización en la cual Loredo llega pero en la que aguantará dos años pues su inclinación le va a llevar por otros derroteros. Puesto que estaba en la llamada línea tercerista muy enraizada en una parte de las Juventudes Socialistas que “reclamaban un programa completo para la instauración de la República Comunista, repudiando toda política de reformas o de colaboración con los partidos burgueses”[9], aunque en la organización dominaba el maximalismo pese a que él como presidente de las Juventudes Socialistas no lo secunda, el Comité Nacional decide convertirse en el Partido Comunista de España (PCE). Hay que apuntar, como nos indica el profesor Erice, que la inhibición Juventudes Socialistas Asturianas (JSA), fue el mayor fracaso del PCE, puesto que con esa renuncia nacería con fuerzas muy menguadas dicha organización en Asturias.

Finalmente en abril de 1921 se materializa una nueva escisión y se crea el Partido Obrero Comunista Español (PCOE) al que pronto se va a sumar por un lado Isidoro Acevedo y Loredo Aparicio, que además ira evolucionando en su ideario hasta llegar a configurar un pequeño grupo disidente que se creó en torno a otro francmasón Andreu Nín, (Oposición Comunista) y que liderará nuestro abogado masón, y que en su periplo por las estepas rusas advertía acerca de “un proceso de descomposición de la revolución comunista, caracterizado por el predominio de la burocracia y de los elementos menos cultos y menos puros, sobre los bolcheviques auténticos de primera hora”[10].

José María Loredo Aparicio, se irá alejando cada vez más de sus primeros postulados, y sentido inverso al que había predicho el Venerable Alberto de Lera, pues amén de que fuera un propagandista interesante, luego pasaría a integrar las filas del trotskismo. En 1934 tenemos a Loredo integrado un una menguada organización: Izquierda Comunista que terminaría integrada en las Alianzas Obreras y finalmente en el seno del POUN, lo cual ya le alejaría por completo de las filas masónicas, puesto que León Trotsky se había convertido en la bestia negra del hiramismo masónico. Aunque más tarde, ya con la guerra civil encima se aproximó a las tesis socialistas, dirigentes que además contaron con él para diversos puestos de responsabilidad.

Primero ejerció como Secretario del Tribunal d Popular del Consejo de Asturias y León, junto a otros masones que formaban parte de tal Tribunal como Juan Pablo García, pero es relevado antes de la celebración de la primera causa, luego será otro hombre a quien se le ha relacionado con la masonería: Belarmino Tomás a la sazón Presidente del Consejo de Asturias y León del Frente Popular, quien le nombre secretario del Gobierno General de Asturias, ocupando de forma interina el cargo de gobernador de Asturias.

Pese a todo, Loredo Aparicio es un infatigable colaborador de la prensa como podemos ver en sus primeros trabajos en El Noroeste, donde Oliveros pronto cuenta con él para su redacción en calidad de colaborador, y en cuyo periódico nos relata una visita a la Unión Soviética en 1923 donde fue invitado por el Sindicato Pan-ruso de Trabajadores del Subsuelo, memorable crónica donde destaca “el orden, la paz y las conquistas de la Revolución bolchevique”[11]. Pero su colaboración periodística pasa también por la edición de la Revista Comunismo y la publicación ya en el exilio de diversas obras entre las que destaca La piedad de Franco. Hemos de dejar aquí este capítulo, pues sería demasiado extendernos en otra interesante línea de investigación como son las colaboraciones de prensa de José María Loredo Aparicio[12], sobrepasando los límites de este trabajo.

Participa a su vez en esa primera época política con Oliveros en el proyecto de Emilio Suárez Fernández también masón, en darle un homenaje a Jiménez de Asúa, en Gijón como acto antidictatorial que se celebra en pleno campo en la zona de Somió, y que a pesar de que reunió a más de 50 personas de todas las tendencias y matices político, no tuvo consecuencias gubernativas aunque sí una gran trascendencia informativa.

El inquieto ex–masón José María Loredo, pues en 1923 solicitó la Plancha de Quite[13], por la incompatibilidad ya mencionada, va participar en la llamada “Sanjuanada” en la que estaban implicado otros reconocidos masones comoMelquíades Álvarez, Marcelino Domingo, Eduardo Barriobero, Bennlliure Tuero, y algunos militares liberales y miembros de las llamadas “logias políticas”[14], como Simón Vidarte, Marco Miranda, y gentes que luego se harían masones como Giral ó Martí Jara. En Asturias van a ser detenidos por esta fracasada intentona entre ostrs: Eleuterio Quintanilla, y Loredo Aparicio.

Participará así mismo en el llamado “Complot de Vallecas” que dio como resultado la publicación de las llamadas Hojas Libres, que aquí en Asturias se reeditaban a expensas de los Merediz, cuyo hijo (Mariano Merediz Díaz Parreño) era miembro de la logia Jovellanos, a Loredo Aparicio esto le supondrá el destierro a Páramo de Sil.

Por otro lado el abogado Loredo es uno de los primeros que avisa el 12 de diciembre al director del El Noroeste Antonio L. Oliveros, de que al amanecer se había producido la sublevación de Jaca a cargo del Capitán Galán, y en el cuyo golpe habían participado diversos masones, ante lo cual cabe preguntar ¿Cuáles eran sus fuentes de información, tal vez la propia masonería?

Como hombre de acción que había participado en diversos complots, no se queda puramente en el campo de lo filosófico, como decía Lera, sino que su praxis le lleva a participar en la revolución del 1934 y aunque Trotsky no hace alusión a alguna a la actuación de Izquierda Comunista, será Juan Andrade quien mencione el papel jugado por José Loredo Aparicio como miembro de tal grupo en el seno del Comité Revolucionario de Oviedo, aunque como dice José Manuel Municio “cabe suponer que esta participación de la ICE asturiana en el Octubre del 34, fuese más personal que organizativa”[15].

En el verano del 1937, que le encargan la agregaduría cultural de la Embajada Española en Méjico, donde fallece en 1947.

Ceferino Ovin Montes, natural de Ovín (Nava), donde nace el 18 de Octubre de 1889.

Es iniciado en la Respetable Logia Riego, donde consta en los dos cuadros lógicos correspondientes a los años 1925 y 1926, con el mismo grado y con el simbólico de “Nakens[16].

En una comunicación de la Gran Logia Regional del Noroeste al Gran Consejo Federal Simbólico del 2 de Mayo de 1927 se expresa “que Ceferino está dado de baja por falta de pago”.

La próxima vez que volvemos a encontrar a este ex francmasón, que tiene una destacada actividad como militante izquierdista, es el 3 de febrero de 1937, cuando se le propone como Gestor Municipal del Ayuntamiento de Nava, aceptándose dicha propuesta por parte del resto de la Corporación en sustitución de otro camarada que había perdido la confianza del Partido Comunista. Evidentemente, como miembro del Partido Comunista no hubiera podido seguir adscrito a la masonería, e ignoramos cuales eran sus ideas o adscripciones políticas en la época que frecuentó la masonería.

El hermano “Ovín”, vuelve a la palestra municipal, al ser propuesto por el Partido Comunista para Concejal, saliendo elegido para ocupar el puesto de alcalde, al haber un empate en votos entre los nominados para dicho cargo, se realiza un nuevo sorteo del cual sale ganador Ovín Montes, y por tanto es nombrado Alcalde de Nava en el nuevo consistorio del 24 de mayo de 1937, cuestión que dado lo avanzado de la guerra y la crítica situación con la caída de los distintos frentes asturianos, trae consigo que apenas pueda ocupar el cargo unos meses.

La siguiente anotación en libro de Actas que se recoge de la Corporación naveta, es del 18 de Junio de 1937, con un expresivo encabezamiento ¡ Arriba Franco¡[17], que puso fin al mandato del hermano Nakens, que fue procesado en la Causa General de Asturias nº 155.

Alfonso Benigno Naredo El apellido Naredo, apellido ha creado diversos problemas de identificación con relación a otras personas que portaban el mismo apellido. Un problema de identidad, que no sólo ha sido patrimonio de los departamentos policiales de recuperación de documentos masónicos, que se han peleado con aclarar las identidades de unos y otros, sino también para este autor, que cincuenta años más tarde tras conseguir los diferentes expedientes y confrontarlos ha podido ir desentrañando, quien era quien, y donde estaba cada uno en esos momentos.

La complicación en la identificación de este Naredo, que había traído de cabeza a los servicios policiales, es por no utilizar su primer apellido, y suprimir además su segundo nombre, lo que dio lugar a un obligado e intenso cruce de correspondencia entre los distintos servicios policiales pidiendo aclaración sobre las diversas identidades de este francmasón que reúne en torno a su persona muchas curiosidades.

Según su expediente nace el 24 de enero de 1890 en (Cabranes), está soltero y es un obrero sin cualificar. Se inicia en la Jovellanos 337 el 15 de septiembre de 1922 adoptando el simbólico de “Productor”. En poco menos de un año ya tiene el grado de Compañero (2º); a partir de aquí Alfonso Benigno Naredo inicia un periplo latinoamericano con la documentación masónica en el bolsillo, con la cual buscó incesantemente los lazos de la unión y fraternidad universal de la masonería, para ir adscribiéndose a diversas logias y hacerse con los medios necesarios para subsistir, aunque al tenor de los pocos años que allí estuvo, no pareció que su andanza americanista le hubiera sido de mucho provecho.

Primero le tenemos exaltándose a Maestro Masón (3º), diploma que la logia Dindurra de Cuba le otorga el 24 de Abril de 1925; más tarde, según los datos de su expediente, se reafilia en 1927 a la logia Acacia de Buenos Aires, expresando que su profesión es la de empleado de comercio; Dos meses más tarde solicita la “plancha de quite” y pasa a la condición de “hermano en sueños o durmiente”.

Según el boletín del Gran Oriente Español, el 13 de abril de 1928, es de nuevo reafiliado, pero ya en tierras españolas y como no, en su tierra asturiana, en esta ocasión será la logia Jovellanos 1 quien le admita en su seno, reconociéndole tras un exhaustivo retejeo su grado de Maestro (3º); meses más tarde será irradiado debido a la comisión de varios delitos profanos, sin que en la carta de irradiación, se expresen cuáles habían sido esos delitos.

En los expedientes policiales de 1934 hay un Alfonso Naredo acusado de atraco a mano armada por motivos políticos, y posiblemente sea nuestro francmasón, del que tendremos noticias un poco más adelante. El 22 de septiembre de 1936, el Frente Popular constituye la Junta Gestora de Cabranes, y Alfonso Naredo es propuesto por el Partido Comunista, que le presenta como candidato a alcalde, saliendo elegido por 15 votos frente a Martín Vilamor, de Izquierda Republicana.

El flamante alcalde tiene una elegante firma que podemos contemplar en las diferentes actas que firma y junto a esa firma están los tres significativos puntos[18] en su rúbrica que comienza aparecer en varios documentos en los que realiza una serie de “.Peticiones a favor de varios soldados, para que se les deje regresar a sus casas por un tiempo”. Benigno Naredo, es un alcalde de significadas ideas y proyectos como lo califican los servicios de información franquistas. En diciembre de 1936 se dirige como Regidor del Concejo de Cabranes al Director de la Caja Central de Depósitos para pedirle un crédito de 20.000 pts, cuyos fines eran los siguientes:

“..Para llevar a cabo diferentes obras públicas en el municipio como de primera necesidad y de las que siempre se han carecido, de cara a poder explotar riquezas, incrementar las existentes y facilitando el desenvolvimiento económico de Concejo... y facilita un catálogo de actuaciones; agua, alumbrado, teléfono, mejora de caminos vecinales..”[19].

El régimen franquista le tiene fichado como masón de marcadas tendencias marxistas, lo que no deja de ser verdad al tenor de la incesante actividad que despliega tanto políticamente como sindicalmente desde su puesto de alcalde.

Sergio de Arriba Castro: proviene de una arraigada familia maliayesa, aunque él nace en 1896 en Gijón. Aún así nunca perderá la relación con Villaviciosa. Su profesión es la de perito electricista, teniendo como ubicación de su taller de reparaciones en la c/ Marqués de San Esteban nº 29 de Gijón.

Sergio es pariente de otro conocido francmasón Rogelio de Arriba, con el cual le confunden en más de un expediente policial. Los servicios de documentación de la Represión de la Masonería, le abren el sumario 835/48 y la causa 29670 termina diciendo “ que no puede asegurase que sea la misma persona que Rogelio Arriba Sampedro con causa abierta 254/1 causa 679” y aunque ésa cuestión se determina en 1951, no se sabe él motivo de la confusión, puesto que ni la fecha de nacimiento ni los nombres de los padres ni los datos figuraban en los informes eran coincidentes.

Según consta en los documentos masónicos, Sergio fue iniciado el 24 de enero 1927 con el simbólico de “Painleve” (que toma del matemático francés: Pablo Painleve), llega a obtener el grado de Maestro Masón (3º) tal y como se desprende de una plancha que se envía a la logia Constancia el 28 de abril de 1936.

Esto es todo lo existente acerca de su labor dentro de la masonería, y tal vez ese silencio se deba en parte a los problemas por los que pasa el taller gijonés, y porque Sergio milita en el seno del Partido Comunista, y por tanto habría sido separado de la Orden.

Aunque en los momentos de los que estamos hablando, por distintas casuísticas los efectivos de los talleres masónicos asturianos ya estaban muy mermados, unos habían sido expulsados, y otros muchos se habían alejado de la Orden por sus implicaciones políticas, y otros los menos habían optado directamente por la acción política estando dentro o fuera de la orden, pero su escala de prioridades en ocasiones estaba muy clara.

El francmasón Sergio, que había participado en los procesos revolucionarios del 34 como miembro del Partido Comunista, se engancha en 1936 en la defensa del proceso republicano y pasa a ser Capitán Ayudante de la Comandancia de Ingenieros, cuyo Jefe era el masón Vicente Torres; Cuando Gijón cae en manos de los facciosos huye a bordo del barco “S. Juan de Nieva” (construido en 1993/34 y propiedad de la Junta de Obras del Puerto de Avilés), que sale de la ría de Avilés, donde es capturado por la flota franquista, siendo detenidos ciento cuatro personas entre milicianos y paisanos, muchos de ellos vinculados a la CNT y la UGT.

Sergio queda pues a merced de las autoridades militares, que el 14 de mayo de 1938 le realizan un juicio sumarísimo de urgencia número 2.841 cuyo resultado es la pena capital por fusilamiento,

La Orden ante tales circunstancias buscará por todos los medios que se produzca un canje de prisioneros entre ambos bandos, para lo cual aporta al Gobierno del José Giral un listado de 40 personas entre las que se encuentra Sergio de Arriba Castro, que curiosamente sus apellidos coinciden con los de un obispo lucense que es destinado a Asturias, aunque no existe parentesco alguno, ni ello le sirva para reducir finalmente su condena que le es conmutada,[20] por la de cadena perpetua. Su familia: Argentina de Arriba Castro de 35 años con dos críos de siete y once años y uno más pequeño de año y medio, estaban propuestos por la Gran Logia Regional del Noroeste para el proceso de evacuación.

Esta es la pequeña reseña de algunos de los masones comunistas en las logias asturianas que, está claro, fueron una minoría dentro de las logias, y que sus estadías son muy pequeñas pues no fueron nada perseverantes en el trabajo masónico, pues a buen seguro que las contradicciones masónicas y políticas les llevaron a unos a desembarazarse de ellas, y a otros su inclinaciones y responsabilidades políticas les exigió un abandono de un trabajo que también es igualmente exigente, aunque la piedra bruta se puede ir perfilando en otros muchos terrenos y tareas.

Esperamos que esta breve comunicación sirva para ir completando la hagiografía de la masonería y sus relaciones con la política y viceversa.


[1] GUERRA GARCIA, Víctor, Talleres masónicos en Asturias en el siglo XX. La masonería española en el 2000, una revisión histórica. IX Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española. Segovia 2000.

El masón Juan Fernández Llana, al socaire de la visita de Nicolás Salmerón a Asturias. Nicolás Salmerón y Alonso (1873-1908) A propósito del centenario de la Unión Republicana Universidad de Almería,2003. La represión franquista sobre la masonería española. V Encuentro de Investigadores del Franquismo. Albacete 2003.

[2] GOMEZ MOLLEDA, María Dolores. La masonería en la... op.cit. pág.88.

[3] Tanto Mariano Merediz, como José María Loredo y Dionisio Morán Cifuentes, los tres abogados, formaron parte de la Juventudes del partido Reformista y fiueron importantes agitadores políticos y culturales.

[4] AHPA. Expediente personal de José María Loredo. Legajo 306, Expediente 50. Rollo nº 278 .

[5] CUESTA, Janel. De Somió a Cimadevilla: Don Rafael Loredo. Diario El Comercio 25 septiembre 2000, pág 14.

[6] PALACIOS, Francisco. Caciquismo, lucha localista y revolución en el Langreo contemporáneo. Langreo 1992. pág.79.

[7] Los profanos son admitidos a los trabajos masónicos tras verificar por sus aplomadotes una serie de pautas como ser “hombre de buenas costumbres”, ser capaces de valerse económicamente por si mismos, y tras la lectura del informe y una votación secreta en la logia se le admite o se le deniega la petición de entrada. En caso de ser admitido deberá pasar en el seno de la logia por una serie de ceremonias rituales de iniciación, realizando posteriormente una serie de juramentos o promesas, y recibiendo como signo de su nueva condición un mandil blanco que debe llevar, mientras tenga la condición de Aprendiz (1º), con la baveta levantada y que deberá portar junto con los guantes durante los trabajos de tenida, en esa ceremonia se suele adoptar el nombre simbólico por el cual se le conocerá. Aunque empieza a ser ésta una cuestión cada vez más en desuso.

[8] AHPA. Rollo nº 278. Plancha sobre la Guerra de Maruecos, fechada el 7 de octubre de 1919.

[9] ERICE SEBARES, Francisco. El PCE en Asturias, de los orígenes a la Guerra Civil. Los comunistas en Asturias 1920-1982. Gijón. Ediciones Trea, 1996. pág. 42.

[10] Ibidem. pág. 53.

[11] PALACIOS, Francisco. Caciquismo, lucha localista y.... pág.255.

[12] Para profundizar en el tema puede consultarse. SANTULLANO, Gabriel. La prensa Comunista 1918-1975 en. Los comunistas en Asturias 1920-1982. Gijón. Ediciones Trea, 1996, y otros trabajos de este investigador del movimiento obrero.

[13] Plancha de Quite: Documento por el cual se pide la baja voluntaria y que funciona como documento que indica que se está a “plomo con el taller” (cotizaciones) y demás requisitos.

[14] GUERRA GARCIA, Víctor. Aproximación al censo de asturianos masones en Madrid. La Masonería en Madrid y en España del siglo XVIII al XXI. X Symposium Internacional de la Historia de la Masonería Española. Univer. Carlos III. Madrid.2003. En este trabajo se habla de algunas de las logias políticas madrileñas y sus componentes.

[15] MUNICIO, José Manuel. La Izquierda Comunista , Trotsky y el POUN. La Revolución Española 1931-1939 Rvta. Marxismo Hoy. n3. mayo de 1996.

[16] José Nakens. Era un periodista y escritor sevillano, colaboró con la “República Ibérica”, funda “El Resumen” y tiene una agria polémica con Campoamaor, el clero termina poniéndole unas 50 demandas por injurias.

[17] Archivo Municipal de Nava. Actas de la Corporación del Ayuntamiento de Nava de 1936-1937.

[18] Los masones en ocasiones rubrican su firma con tres puntos conformando un triángulo, y por tal motivo hay a quien les adjudicó el sobrenombre de los Hermanos tres puntos.

[19] Archivo Municipal de Cabranes. Actas del Pleno de Cabranes nº 7.

[20]LARUELO ROA, Marcelino. Asturias Octubre del 37, ¡ El Cervera a la vista¡, Nota aportada en la segunda edición del citado libro Laruelo, en la cual incluye de nuevos listados de los hombres y mujeres detenidos en los barcos que huían hacia Francia.

PONENCIA CON REGISTRO PROPIEDAD INTELECTUAL. UNIVERSIDAD DE OVIEDO

TRABAJO  DE VÍCTOR GUERRA .MIEMBRO DEL CEHME (Zaragoza) y DEL IDERM (Francia)
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