Josefita, el nuevo bar y restaurante con carta castiza en Malasaña

Por Chicandcheapmadrid @chicandcheapmad

Dice Sol Pérez-Fragero que lo que más le habría gustado en la vida es que su abuela pudiera haber visto lo que ha conseguido. Su primer negocio, La Gloria (hoy en la calle Noviciado, 2), fue y es un homenaje directo a ella, a su nombre y a sus raíces andaluzas. Un comedor con muchas raciones típicas del sur, de Córdoba en concreto, que ahora, por cierto, se lanza al «delivery». Josefita es una nueva apuesta en el local donde arrancó La Gloria, en la calle Valverde de Malasaña. Sol vuelve a él y lo llama con el apodo con el que su abuela se refería a ella. Josefita es otro capítulo de la vida de Sol, Madrid, un bar, su bar, castizo, canalla, cuidado, rico y asequible.

La carta de Josefita es sencilla, muy de taberna, apetecible de principio a fin. El apartado de picoteo (aunque todo se puede compartir) sería suficiente para una deliciosa cena a base de unas espléndidas sardinas en vinagre, grandes, limpias y carnosas, con las patatas fritas de Bonilla a la Vista; o unos mejillones con un escabeche casero para terminar mojando los restos de la bolsa de chips. Hay torreznos, fritos y melosos, porque a Sol le pirra la casquería y en un bar capitalino no puede faltar. Por eso hay, asimismo, callos y manitas.

Estamos en Madrid pero Sol no puede dejar de lado Andalucía y por eso dedica un aparte a los molletes de Antequera como el de pringá de puchero. De este relleno también salen croquetas que cambian a menudo. A nosotros nos ofrecieron las de alcachofas y jamón y merecen un hurra. Están cremosas, sabrosas y exquisitas.

Existe una selección de ibéricos, en esta ocasión extremeños, para completar una cena fría que es, desde luego, un planazo. Si apetece entrar en calor, otros platos como las albóndigas con tuétano en una salsa fantástica y cuadraditos de patatas son un «must».

En los vinos, Sol confiesa que ha dado un paso más que en La Gloria. Por eso hay jereces y otros andaluces, hay ecológicos de Madrid, hay un joven de Cuenca, del que se confiesa enamorada, etiquetado especialmente para ella. Las denominaciones típicas aquí prácticamente no tienen cabida en una escueta pero llamativa selección.

Sol, una empleada más, de mesa en mesa hablando con parroquianos habituales que son amigos y que prometen ambientazo, no suele dejar marchar sin probar el tocino de cielo, receta familiar, con una crema agria que rebaja el dulzor y que es aporte del chef Sergio Recarey, a quien ya conocimos en Clarita. ¿Un consejo más? Escuchar alguna que otra sugerencia de Christian, al frente de la sala y uno más de esta familia. Fernando Sánchez Hierro, otro miembro e interiorista, se ha encargado, junto con Sol, de dotar al espacio de una simple pero encantadora atmósfera con guiños tabernarios, caseros (las vajillas de Duralex adornan las paredes) y pinceladas de diseño moderno.

En definitiva, uno de esos bares que nos chiflan, mimado al detalle, para ir desde el aperitivo a la cena. Uno de esos lugares que prometería inicios de noches épicas si hoy día se pudiera. Volverán. Mientras tanto, adelantemos la cena. Josefita hay que aprovecharlo al máximo y allí el tiempo se pasa volando.

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De @barlagloria a @josefitabar De #Andalucía a #Madrid Historias de familia, de vida, de bar en dos negocios imprescindibles que mantienen su esencia aún en tiempos difíciles. El último ha abierto hace nada en la calle Valverde y nos ha chiflado #baresdemadrid #restauranteschicandcheap

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Josefita Bar

Calle Valverde, 42

Tel. 911 153 848

Precio medio: 30 euros

www.josefitabar.com