Joseph Losey: Un director norteamericano en el exilio.

Publicado el 21 febrero 2010 por Fantomas

Joseph Walton Losey nació el 14 de enero de 1909, en La Crosse, Wisconsin, en el seno de una familia con una fuerte formación puritana. Luego de terminar el colegio, estudiaría en medicina en Harvard, pero pronto se daría cuenta que esa no era su verdadera vocación, por lo que en 1926 se mudaría a Nueva York donde se integraría al grupo teatral Dartmouth Players. Desde ese punto, el nombre de Losey comenzaría a ser asociado a la escena teatral, donde pasaría por todas las categorías posibles hasta debutar en la dirección en 1933 con la obra “Little Ol´Boy”, escrita por Albert Bein. Como director teatral tendría la oportunidad de trabajar con Charles Laughton en “Payment Deferred”, y en las producciones de Rothafel en el famoso Radio City Music Hall de Nueva York. Eventualmente, Losey emprendería un viaje de estudios por Europa (específicamente Francia y Alemania) del que volvería muy influenciado por las teorías de Erwin Piscator, la práctica de Vsevolod Meyerhold, y las concepciones de Bertolt Brecht. A fines de los años treinta y a principios de los cuarenta, Losey dirigiría algunos cortometrajes como por ejemplo “Pete-Roleum and his Cousins” (1939), además de alrededor de 90 emisiones radiofónicas para las prestigiosas cadenas NBC y CBS.
En 1943, Losey firma su primer contrato con la MGM, pero al poco tiempo es llamado por el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial. A su regreso, filmaría un corto para la serie del estudio “Crime Does Not Pay”, titulado “A Gun in His Hands” (1945). Dos años después filmaría el corto independiente, “Leben des Galilei” (1947), el cual estaba basado en la obra teatral del mismo nombre de Bertolt Brecht. Aburrido de su situación en la MGM, en 1947 dejó el estudio para integrarse a la RKO, donde filmaría su primer largometraje titulado, “The Boy With the Green Hair” (1948), el cual es una curiosa alegoría antibélica contra la discriminación. A esta cinta le seguiría el drama “The Lawless” (1950), y los thrillers “The Prowler” (1951), un complejo e interesante estudio psicológico y sociológico de un arribista fracaso que pretende subir de escala social; “M” (1951), remake de la obra maestra del mismo título del director Fritz Lang; y “The Big Night” (1951), una historia de venganza con funestas consecuencias. Si bien su carrera iba en franco ascenso, su cercanía con algunas compañías teatrales de izquierda y su preocupación por la justicia social, la cual plasmó en buena parte de sus primeros proyectos, llamó la atención del Comité de Actividades Antiamericanas, lo cual eventualmente le traería problemas.

En los últimos meses de 1951, mientras estaba filmando en Italia “Imbarco a Mezzanotte” (1952), Losey se entera de que había sido nombrado en las declaraciones de dos amigos suyos ante el Comité de Actividades Antiamericanas, lo cual lo ubicó en la infame “lista negra”. Consciente del destino de aquellos que caían en la lista negra de Hollywood en los tiempos del Senador Joseph McCarthy, Losey emigró a Inglaterra donde comenzaría a reconstruir su carrera. Luego de dirigir un par de episodios de la serie de televisión “Robin Hood” (1953), y terminar las filmaciones de “Imbarco a Mezzanotte”, donde saldría acreditado utilizando el seudónimo de Andrea Forzano, Losey filmaría “The Sleeping Tiger” (1954), utilizando el seudónimo de Victor Hanbury. En 1955, el director filmaría el corto de 29 minutos, “A Man on the Beach”, para la productora Hammer. Este peculiar film que se centraba en el robo a un casino, presentaba un guión escrito por Jimmy Sangster, y en gran medida adelantaba algunos elementos que presentarían buena parte de las producciones británicas de Losey.
Posteriormente el director nuevamente utilizaría un seudónimo, esta vez el de Joseph Walton, cuando realizó el thriller “The Intimate Stranger” (1956). Esta modesta producción presenta una serie de paralelos con la historia de Losey en Hollywood, lo que sin duda resulta ser interesante. A este film le siguió la cinta de suspenso “Time Without Pity” (1957), la cual relata los intentos de un hombre por impedir que su hijo sea ejecutado por un asesinato que supuestamente no cometió. Esta sería la primera película británica del director donde firmaría con su nombre. Si bien “The Gypsy and the Gentleman” (1958) es una suerte de retroceso en la carrera de Losey, “Blind Date” (1959) confirmaba la habilidad del director para incluir incisivos comentarios acerca de la condición humana en sus cintas. Ahora que ya estaba establecido en Inglaterra, Losey comenzó a involucrarse en proyectos más riesgosos. “The Criminal” (1960), cuyo guión estaba basado en un escrito de Jimmy Sangster, relata la historia del criminal Johnny Bannion, quien intenta vivir la vida regido por sus propias reglas. La mitad de la cinta transcurre al interior de una oscura prisión, y se caracteriza por presentar una estética bastante teatral. Al mismo tiempo exhibe una brutal pero estilizada visión de la posición de los criminales en la sociedad moderna. La atmosférica banda sonora del compositor John Dankworth, quien iniciaría una próspera relación laboral con el director, le adhiere profundidad a la obra. “The Criminal” se convirtió en el perfecto ejemplo del inmenso talento de Losey, quien comenzaba a ver como se le abrían las puertas de una industria que le había sido algo esquiva.

Después filmaría el drama “Eva” (1962), el cual se centraba en el tema de la obsesión sexual. El film no sería bien recibido por la crítica, en parte por la intervención de los productores quienes le exigieron al director que eliminara alrededor de 16 minutos de metraje. Posteriormente, la Hammer le ofrecería a Losey la dirección del thriller de ciencia ficción, “The Damned” (1963), una de las obras menos valoradas de la filmografía del director. Lamentablemente para él, la cinta también sufriría un recorte de varios minutos, y solo sería estrenada en los Estados Unidos en 1965 en una función doble. El siguiente film de Losey, “The Servant” (1963), marcaría su primera colaboración con el guionista Harold Pinter, y se convertiría en todo un éxito de taquilla. En dicha cinta, Dick Bogarde interpreta a un empleado que gradualmente comienza a manipular a su empleador, interpretado por James Fox. Durante el transcurso de la historia, Losey critica el sistema de clases sociales inglesa y las debilidades de la aristocracia británica. La contribución de Bogarde a la cinta no solo se limitó a su poderosa actuación, sino que también tuvo que asumir el puesto de director por algunos días, cuando Losey contrajo una neumonía.
Bogarde trabajaría nuevamente con Losey en “King and Country” (1964), una cinta bélica de bajo presupuesto filmada en blanco y negro; “Modesty Blaise” (1966), un thriller de espías que presenta una serie de opulentos escenarios; y “Accident” (1967), un drama escrito por Harold Pinter que le valdría al director el tan ansiado reconocimiento internacional. Posteriormente, Losey filmaría dos cintas con Elizabeth Taylor: “Boom” (1968) y “Secret Ceremony” (1968). La primera, cuyo guión fue escrito por Tennessee Williams, es recordada por ser una de las películas preferidas de John Waters y otros seguidores del cine basura. Algo similar sucede con “Secret Ceremony”, la cual es tan mala, que inevitablemente termina resultando cómica. La cinta se vio perjudicada por un guión incompleto, algunos problemas de producción, y la intervención de los ejecutivos. Por otro lado, tanto “Figures in a Landscape” (1970) como “The Assassination of Trostky” (1972), carecen de la energía y la pasión que presentaban las primeras obras del director. Solo “The Go-Between” (1970), la cual marcaría su última colaboración con Harold Pinter, lograría recapturar parte del encanto de los primeros trabajos del director, presentándose como la última gran obra de un hombre que se había quedado sin ideas y sin recursos.

En 1974, Losey cumpliría uno de sus sueños cuando filmó la adaptación de “Galileo” (1975), del dramaturgo Bertolt Brecht. A esta le seguiría “The Romantic Englishwoman” (1975), una comedia protagonizada por Michael Caine y Glenda Jackson, que no tendría mucha relevancia. En 1976, Losey vuelve a Francia (donde es considerado uno de los grandes autores de culto del cine) para dirigir tres películas en francés. La primera de ellas sería “Mr. Klein” (1976), la cual ofrece una mirada ácida al racismo existente en Francia durante la ocupación nazi. Esta es probablemente una de las mejores películas del director durante su época europea. Las otras dos serían “Roads to the South” (1978) y “La Truite” (1982), las cuales no estarían a la altura de sus mejores trabajos. En 1979, Losey adaptaría la ópera “Don Giovanni”, la cual sería bien recibida por la crítica. Lamentablemente, el director finalizaría su carrera con su peor film, “Streaming” (1985), una catastrófica adaptación de una obra poco conocida, cuyo guión estuvo a cargo de la cuarta esposa del director, Patricia Losey. A principios de los ochenta, Losey estuvo a punto de hacer realidad uno de sus sueños: volver a dirigir en los Estados Unidos. Si bien tuvo dos proyectos, uno de ellos terminó siendo interrumpido durante su rodaje, mientras que del otro poco y nada se sabe.
La salud de Joseph Losey se deterioraría bastante durante la filmación de “Streaming”, lo que finalmente causaría su muerte el 22 de junio de 1984. Gran parte de las personas que conocieron a Losey tienden a describirlo como un hombre rudo y poco generoso, el cual durante su vida hizo muchos enemigos, en gran medida debido a que tendía a hablar mal de sus actores. Muchos críticos creen que el marcado reconocimiento que el director recibió por parte de los entendidos, terminó por limitar su talento debido a su exceso de confianza. Más allá de sus falencias como persona, desde su primer film norteamericano Losey demostraría un especial cuidado por los detalles simbólicos, la puesta en escena, y la inclusión de constantes teatrales de las cuales nunca se desprendería, exhibiendo un agudo sentido del sufrimiento de los seres más vulnerables y de la irremediable soledad humana. Es la combinación de estos factores y el poder cautivador del cine de Losey, lo que convierte a sus cintas en obras atemporales, lo que en gran medida justifica el hecho de que Joseph Losey aún sea considerado como uno de los grandes directores de la historia del cine.


por Fantomas.