En 1943, Losey firma su primer contrato con la MGM, pero al poco tiempo es llamado por el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial. A su regreso, filmaría un corto para la serie del estudio “Crime Does Not Pay”, titulado “A Gun in His Hands” (1945). Dos años después filmaría el corto independiente, “Leben des Galilei” (1947), el cual estaba basado en la obra teatral del mismo nombre de Bertolt Brecht. Aburrido de su situación en la MGM, en 1947 dejó el estudio para integrarse a la RKO, donde filmaría su primer largometraje titulado, “The Boy With the Green Hair” (1948), el cual es una curiosa alegoría antibélica contra la discriminación. A esta cinta le seguiría el drama “The Lawless” (1950), y los thrillers “The Prowler” (1951), un complejo e interesante estudio psicológico y sociológico de un arribista fracaso que pretende subir de escala social; “M” (1951), remake de la obra maestra del mismo título del director Fritz Lang; y “The Big Night” (1951), una historia de venganza con funestas consecuencias. Si bien su carrera iba en franco ascenso, su cercanía con algunas compañías teatrales de izquierda y su preocupación por la justicia social, la cual plasmó en buena parte de sus primeros proyectos, llamó la atención del Comité de Actividades Antiamericanas, lo cual eventualmente le traería problemas.
Posteriormente el director nuevamente utilizaría un seudónimo, esta vez el de Joseph Walton, cuando realizó el thriller “The Intimate Stranger” (1956). Esta modesta producción presenta una serie de paralelos con la historia de Losey en Hollywood, lo que sin duda resulta ser interesante. A este film le siguió la cinta de suspenso “Time Without Pity” (1957), la cual relata los intentos de un hombre por impedir que su hijo sea ejecutado por un asesinato que supuestamente no cometió. Esta sería la primera película británica del director donde firmaría con su nombre. Si bien “The Gypsy and the Gentleman” (1958) es una suerte de retroceso en la carrera de Losey, “Blind Date” (1959) confirmaba la habilidad del director para incluir incisivos comentarios acerca de la condición humana en sus cintas. Ahora que ya estaba establecido en Inglaterra, Losey comenzó a involucrarse en proyectos más riesgosos. “The Criminal” (1960), cuyo guión estaba basado en un escrito de Jimmy Sangster, relata la historia del criminal Johnny Bannion, quien intenta vivir la vida regido por sus propias reglas. La mitad de la cinta transcurre al interior de una oscura prisión, y se caracteriza por presentar una estética bastante teatral. Al mismo tiempo exhibe una brutal pero estilizada visión de la posición de los criminales en la sociedad moderna. La atmosférica banda sonora del compositor John Dankworth, quien iniciaría una próspera relación laboral con el director, le adhiere profundidad a la obra. “The Criminal” se convirtió en el perfecto ejemplo del inmenso talento de Losey, quien comenzaba a ver como se le abrían las puertas de una industria que le había sido algo esquiva.
Bogarde trabajaría nuevamente con Losey en “King and Country” (1964), una cinta bélica de bajo presupuesto filmada en blanco y negro; “Modesty Blaise” (1966), un thriller de espías que presenta una serie de opulentos escenarios; y “Accident” (1967), un drama escrito por Harold Pinter que le valdría al director el tan ansiado reconocimiento internacional. Posteriormente, Losey filmaría dos cintas con Elizabeth Taylor: “Boom” (1968) y “Secret Ceremony” (1968). La primera, cuyo guión fue escrito por Tennessee Williams, es recordada por ser una de las películas preferidas de John Waters y otros seguidores del cine basura. Algo similar sucede con “Secret Ceremony”, la cual es tan mala, que inevitablemente termina resultando cómica. La cinta se vio perjudicada por un guión incompleto, algunos problemas de producción, y la intervención de los ejecutivos. Por otro lado, tanto “Figures in a Landscape” (1970) como “The Assassination of Trostky” (1972), carecen de la energía y la pasión que presentaban las primeras obras del director. Solo “The Go-Between” (1970), la cual marcaría su última colaboración con Harold Pinter, lograría recapturar parte del encanto de los primeros trabajos del director, presentándose como la última gran obra de un hombre que se había quedado sin ideas y sin recursos.
La salud de Joseph Losey se deterioraría bastante durante la filmación de “Streaming”, lo que finalmente causaría su muerte el 22 de junio de 1984. Gran parte de las personas que conocieron a Losey tienden a describirlo como un hombre rudo y poco generoso, el cual durante su vida hizo muchos enemigos, en gran medida debido a que tendía a hablar mal de sus actores. Muchos críticos creen que el marcado reconocimiento que el director recibió por parte de los entendidos, terminó por limitar su talento debido a su exceso de confianza. Más allá de sus falencias como persona, desde su primer film norteamericano Losey demostraría un especial cuidado por los detalles simbólicos, la puesta en escena, y la inclusión de constantes teatrales de las cuales nunca se desprendería, exhibiendo un agudo sentido del sufrimiento de los seres más vulnerables y de la irremediable soledad humana. Es la combinación de estos factores y el poder cautivador del cine de Losey, lo que convierte a sus cintas en obras atemporales, lo que en gran medida justifica el hecho de que Joseph Losey aún sea considerado como uno de los grandes directores de la historia del cine.
por Fantomas.