La tela de araña, primera novela publicada por el escritor austriaco Joseph Roth (que no el infumable norteamericano Philip), es una de las más clarividentes que he leído nunca. Publicada en 1923 en un periódico vienés, días antes del fallido golpe de estado de Hitler conocido como putsch de Munich, alertaba del creciente nacionalismo alemán, la decadencia de la República de Weimar y el creciente clima de violencia que se estaba generando en Alemania. Roth se plantea hasta qué punto las circunstancias pueden llevar a un pueblo entero a desear un gobierno totalitario, y la respuesta nos viene dada siguiendo las visicitudes del protagonista Theodor Lohse. Lohse es desde pequeño un ser de inteligencia media que no puede dejar de sentir envidia por los logros de los demás, canalizando ese odio especialmente hacia los judíos: el niño de clase que logra las mejores notas, su jefe que tiene una preciosa mujer de la que está enamorado... "Husmeaba Theodor judíos en cuanto se topaba con alguien que descollase". Lohse se aburre, es uno de los tantos oficiales alemanes que fueron desmilitarizados tras la Primera Guerra Mundial por los tratados firmados por los vencedores. Por ello, se convierte en agitador, espía y si es necesario, asesino, de un grupo clandestino de extrema derecha. A su alrededor se van sucediendo los personajes y las penurias que tienen que sufrir los alemanes, víctimas del hambre, de un gobierno y unas fuerzas del orden corruptas, y un clima de violencia extrema que acaba por contagiar a toda la población. En poco más de 100 páginas Roth logra hacer un retrato certero del clima que se vivía en Alemania antes de la subida al poder de Hitler, y lo hace con un estilo sencillo y muy visual que atrapa desde la primera página. Cierto es que la novela no es aún una de las obras maestras que le encumbrarían, pero ya se nota en el ella el brillo del genio. No puedo dejar de dar un par de apuntes sobre la triste vida de Joseph Roth, abandonado por su padre antes de nacer, exiliado primero de Alemania y después de Austria con la llegada de los nazis por su condición de judío y sus ideas contrarias al régimen dictatorial, sus obras fueron quemadas por los nazis, su familia desapareció en un campo de concentración, su mujer que sufría de esquizofrenia fue asesinada por la eutanasia legal que permitía a los nazis eliminar a los enfermos mentales, anduvo exiliado de un país a otro de Europa sin encontrar una nueva patria, y finalmente, murió totalmente alcoholizado en París.