Leo, escucho e intento entender y colocar a cada cual en su sitio, pero lo único que extraigo de la historia es la dramática impresión de que yo sí que estoy en el primer grupo: los estafados. Flotando en él entre una multitud de cabecitas de españolitos y españolitas que cada día intentan salir adelante como pueden lejos de las complejas redes de influencia y poder.
Coincidencia o no, “el pequeño Nicolás” comparte nombre con uno de los protagonistas de estas fechas navideñas, “el gran Nicolás”. Además de nombre y de los enormes chapones rojos que decoran sus mejillas, tienen algo más en común: ninguno de los dos es realmente quien dice ser, salvando las notables diferencias entre la bondad de las intenciones que esconden ambos engaños.
Siguiendo el paralelismo de estos dos personajes de leyenda, el Gran Nicolás, de toda la vida, ha sido un “conseguidor”, -y de los buenos-. Su “little” versión a la española lo ha intentado, aunque ha demostrado que la falta de experiencia en estas tareas pasa factura si no mides bien los límites. Ambos parecen poseer el don de la omnipresencia y por donde pasan, dejan su estela y alguna tarjeta de presentación.
Somos muchos los que “ejercemos” el papel de “Gran Nicolás” en estos días, con mayor o menor entusiasmo, pero no debemos olvidar que de “pequeños Nicolás” también está el mundo lleno.
Personas que estafan a otros falseando su personalidad u ocultando su verdadera forma de ser en el silencio. Dejando creer que son lo que no son a otras personas mejor intencionados, con el único propósito de sacarles el máximo provecho en beneficio propio.
Estafadores en toda regla contra los que no hay ningún código penal aplicable. Unos más disfrazados que otros, pero todos igual de dañinos para quienes tienen menos artificios y son más valientes a la hora de llamar a las cosas por su nombre y relacionarse con los demás de forma sincera, aceptando las imperfecciones propias y ajenas.
Mi deseo para ti en 2015 es que los pequeños Nicolás que te rodean sean desenmascarados y dejen de estar siempreenmedio de nuestras vidas.