Tan sólo en las proximidades de los bosques de ribera o en sebes bien intrincadas crían algunas parejas. Por ejemplo, un lugar donde se le escucha cantar con asiduidad es en el entorno del río Magdalena en Avilés, que conserva una buena aliseda. Hoy en sus proximidades pude localizar un ejemplar juvenil rastreando una mancha de prado que se estaba segando, sin duda en busca de invertebrados que pudieran quedar al descubierto.
Se puede adivinar que es un juvenil porque aún se aprecian las comisuras del pico y por lo extenso del amarillento en el pecho. Aún inexperto, llevaba en el pico junto a los insectos una buena cantidad de hierba. De todas maneras, es bueno saber que el zorzal se reproduce con éxito por aquí y que podremos seguir escuchando su potente canto en los atardeceres de primavera.