Por: Héctor Rosas PadillaPor su alto rendimiento durante los años que estudió la secundaria, la joven peruana Stefany Acosta ha sido aceptada en seis universidades de los Estados Unidos de América, entre las cuales figura la famosa Universidad de Davis.Stefany, quien estudió la secundaria en la Clayton Valley High School de la ciudad de Concord, California, se graduó recientemente con honores, y entre los importantes reconocimientos que mereció, por su gran dedicación a los estudios, destaca un diploma firmado por el Presidente Barack Obama. Es la segunda vez que recibe un diploma procedente de la Casa Blanca.Su puntaje es de 4.67, mucho más del 4.00 que equivale a una A, y un poco menos del 5.00 que es lo máximo que se puede obtener en una escuela de E.U.A.Pero no debe sorprender que esta joven peruana se haya graduado con honores. Ella, desde antes de llegar a este país, cuando vivía en Lima, ya era una chica que empezaba a descollar en la escuela. Fue la mejor alumna de su salón cuando estuvo en el tercer año de primaria.Una vez aquí, en California, se hizo el propósito de seguir “dándole duro” a los estudios, para llegar a tener una profesión y retribuir, de esta manera, los esfuerzos de sus padres para que ella vaya a la escuela y nada le faltara. Los resultados por su espíritu de superación han sido muchos. Habla tres idiomas: español, inglés y el francés. Asimismo, las paredes de su dormitorio están cubiertas con los diplomas que fue recibiendo mientras estudió la secundaria. A estos premios hay que agregar que está en la lista del CALIFORNIA SCHOLARSHIP FEDERATIONS.Stefany tiene 17 años y es hija de Jorge y Jeny Acosta, originararios de la provincia de Rodríguez de Mendoza, departamento de Amazonas. Su gran sueño es estudiar medicina en University of California, San Francisco (UCSF). Pero antes, ella tiene que hacer su bachillerato, durante cuatro años, en una de las seis universidades que están prestas a recibirla como alumna.Al preguntarle a esta joven peruana cómo hizo para obtener ese puntaje de 4.67, su respuesta fue: “porque llevé cursos extras que son bien difíciles, cursos a nivel de college. Porque estoy convencida que querer es poder. Y porque conté con la ayuda de mis padres en todo sentido”.¡La participación de los padres en la educación de los hijos! Muy interesante lo que me dijo esta futura doctora. No quiero terminar esta nota periodística sin antes reproducir párrafos de uno de los ensayos, sobre este tema, que figura en mi libro La educación de los hispanos en los Estados Unidos de América, publicado en Lima por la editorial SOL&NIEBLA.“La Educación de los niños debe empezar en el hogar y continuar en la escuela, o sea que los padres deben ser los primeros maestros y no los vecinos o los compañeros mayores de nuestros hijos, mucho menos esa caja de imágenes y sonidos llamado televisión. No se debe procrear un hijo para que sea uno más en el hogar o una estadística en la sociedad, sino para que participe en el progreso de la familia y la comunidad y, de esta manera. Justifique su existencia. Y esto es casi seguro que se logrará con una buena educación impartida en la casa y en la escuela.Por esta razón es muy importante que los padres desempeñen, lo mejor posible y a la medida de sus posibilidades, su papel de primeros maestros.“La responsabilidad directa de los padres, durante los primeros años de la escolaridad, es una de las herramientas más eficaces con las que cuenta el director”, asegura Casey Carter en su libro NO HAY EXCUSAS.Pero no pensemos que hay que ir desatendiéndonos de ellos a medida que vayan teniendo más edad; al contrario, es cuando debemos estar más presentes en sus vidas. Y es cuando debemos estar más en contacto con sus escuelas y colaborar con sus maestros, ya que si les damos una mano a éstos, sus logros serán mayores.Los estudiantes no solamente tienen un mejor rendimiento, sino que hay más posibilidades que concluyan la escuela secundaria y piensen en la universidad cuando los progenitores están atentos a su educación. Estas posibilidades disminuyen cuando los padres sólo viven para el trabajo, dejando únicamente a las escuelas que realicen su difícil tarea.La educación de los hijos debe ser la mayor preocupación de los jefes de familia. Pero parece que esto no se está teniendo muy en cuenta en nuestros días, porque cada día es mayor el número de muchachos que al no encontrar en sus hogares interés por su educación, dejan a un lado los estudios.Una cantidad de estudios muestran que la participación de la familia juega un papel decisivo en el éxito o fracaso de los estudiantes. Sin embargo, hay quienes no piensan así, por ejemplo, Casey Carter. Él sostiene que “la baja participación de los padres no es una excusa para el mal desempeño académico… Lo cierto es que una escuela no puede mejorar mediante la simple participación de los padres en el sistema educativo”.Definitivamente no estamos de acuerdo en este aspecto con el citado autor. La realidad demuestra otra cosa. Si queremos que los niños lleguen a tener una excelente educación, es necesario que los padres, así no tengan una buena preparación académica, traten de alguna forma de ser sus primeros maestros. Hay muchas maneras de ayudarlos. Y si queremos que nuestros jóvenes vean en los estudios la llave del éxito es necesario que los hogares sean las primeras escuelas. De no ser así, los hombres del mañana se encontrarán en cada esquina con otro tipo de escuelas y otra clase de maestros que les hablarán de todo, menos de superación personal”.HÉCTOR ROSAS PADILLA (Cañete, 1951). Estudió periodismo en la Universidad de San Marcos de Lima. Es autor del poemario CUADERNO DE SAN FRANCISCO (2009), y del libro de ensayos LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (2010).Es miembro del comité editorial de la revista literaria peruana SOL & NIEBLA que dirige el poeta Juan Carlos Lázaro. Actualmente radica en California.