Joven y bonita es un nuevo tour de force al que nos somete la cámara de Ozon, y con el que trata de poner a prueba las reglas de la sociedad burguesa que navega narcotizada por los estigmas del consumo político, generacional y sentimental, y que se engaña a sí misma transitando por unas aguas tan ficticias como tranquilas. En este mundo de locos en el que desarrollamos nuestras vidas, no tendría que sorprendernos el comportamiento asimétrico del ser humano, por muy nocivo que sea este, pero no es así, pues nuestra hipocresía siempre está a salvo de las reacciones humanas no asumidas como morales. Y eso es lo que trasgrede Isabelle, cuando con una simple mirada desprende grandes dosis de sexualidad y deseo, dos estigmas a los que Ozonsomete a una prueba a sabiendas de que nada ni nadie se le va a resistir, salvo ella misma. Esa sensación de poder infinito que derrocha la joven francesa se traduce en una sensación de imágenes exentas de pasión, pero no de ese tipo de deseos no declarados que pertenecen a la esfera más íntima del ser humano, aquella donde solo se manifiestan los sentidos cuando la libertad va en busca del deseo.
Ángel Silvelo Gabriel.