Jóvenes y abuelos no salen de fiesta juntos

Publicado el 07 octubre 2012 por Dean
Países como Bolivia, Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Chile, Salvador o Nicaragua están demostrando que se puede ser progresista y no estar repitiendo el proceso que se dió en los años 60 en esa región aunque en ese entonces como ahora, los procesos se hayan dado como reacción al dominio de los Estados Unidos. En ese grupo de países falta Colombia, pero pocos saben que allí, ser candidato a la presidencia y de pensamiento progresista, se paga con la vida o que se lo pregunten  a las familias de Galán, Pardo, Pizarro, o Jaramillo. Un proceso de transformación social como ese tiene dos destinos, evolucionar o morir, y hasta ahora parece que ha estado creciendo en lugar de desaparecer. En España se está gestando algo parecido y ya es hora de que ese movimiento social evolucione o, irremediablemente, sucumbirá ante el empuje y la fuerza bruta que ha demostrado el gobierno de turno. Está claro que en las próximas elecciones los sectores sociales defraudados querrán mostrar su descontento a los dos partidos tradicionales con votos en blanco y abstinencia elevada, pero sería muy conveniente canalizar ese descontento como lograron hacerlo en Centro y Sur América los grupos que se unieron y organizaron. Algunos de los secretos para que podamos lograrlo pasan -en primer lugar- por concientizar al pueblo acerca del papel que están desarrollando los medios de desinformación, casi todos ellos al servicio del sistema y muy bien manejados y manipulados tanto por el gobierno de turno (que no cumple funciones de estado sino de empresa privada) como por los sectores económicos más poderosos; y en segundo lugar por la movilización estudiantil demasiado aburguesada y adormilada a pesar de que debería ser la masa más crítica de un país.  Las clases populares, o sea la gran mayoría de la población, perciben la realidad de una manera bastante lejana y no parecen concientes de la poca credibilidad que los medios ofrecen si se compara lo que éstos dicen con lo que se ve de forma inmediata en las redes sociales. En España hay un marcado sesgo hacia las posturas conservadoras por parte de los medios que se dicen imparciales cuando en realidad enfatizan la religiosidad católica, la crítica a la izquierda, las tradiciones retrógradas y las posturas económicas neoliberales. La pluralidad y la diversidad son escasas y muy pocos se dan cuenta de ello.  Casi el 65 % de la población cae dentro de las edades comprendidas entre los 15 y los 60 años de edad y la única diferencia entre Latinoamérica y Europa es que mientras que los niños (0 a 15 años) en un lado son el 31% y los mayores el 4%, en Europa, la relación es inversa. Esto significa que se puede dar un fenómeno similar; si allí tienen a USA, aquí tenemos a UE; los pobres que han hecho posible el proceso allí, ahora los tenemos en los millones de parados, sin hogar y sin futuro; allí también hay televisión, fútbol, catolicismo y Belenes Esteban, parece que el único ingrediente que falta son los estudiantes, esos que no se asustan porque tienen la razón, la palabra y la juventud. 
Y es que los estudiantes tienen una responsabilidad adicional porque son ellos los más aptos para comprender los fenómenos económicos y sociales, porque la realidad para ellos está más cerca de la verdad y pueden ayudar al pueblo a que también la vea. Porque ellos aman la calle y con sus manos al aire pueden mostrar al mundo que la razón al final triunfará sobre la sinrazón, la palabra sobre la violencia, y el progreso sobre el anacronismo de este sistema.
Y si los estudianes no lo hacen porque están más preocupados por el botellón y la macrofiesta, lo tendremos que hacer los que alguna vez fuimos estudiantes y los que no hemos decidido convertirnos en borregos.