Ese rey ejemplar, ese hombre que ‘nos condujo a la democracia mediante una transición única’, ha demostrado ser un tipo execrable, capaz de actuar miserablemente en beneficio propio. Así lo dice su examante Corinna, que afirma que la utilizó, no por amor sino por intereses económicos, como testaferro.
No es una sorpresa, todo el mundo, de acuerdo con informaciones de medios solventes, se preguntaba cómo había obtenido la riqueza que se le achacaba al rey emérito. Todo eran suposiciones, hoy hay pruebas. Su examante Corinna lo ha desvelado ante la presión que sufre para que le devuelva esas posesiones a Juan Carlos, en una reunión con el comisario Villarejo –otro elemento, hoy en prisión— y el empresario Villalonga, en 2015.
Chanchullos en Marruecos y con Arabia Saudí, no nos sorprenden en absoluto. Recordamos los besos y abrazos que se daba con sus hermanos de sangre, sangre de color verde, de dólares. Un elemento capaz de matar elefantes, de defender a Franco, o de usar testaferros para obtener patrimonio personal, quién sabe a cambio de qué, por cierto, utilizando paraísos fiscales. ¡Vamos, una joyita de rey!
Es lo que tiene no dar un palo al agua, y tener poder y tiempo para dedicarse a su propio interés. El pobre se aburría y con los medios del Estado –se ve que viajaba para sus asuntos particulares e ilegales, con aviones militares desde el aeropuerto de Torrejón, para no ser descubierto— dedicó sus esfuerzos en beneficiarse él, su familia y sus amantes.
Son dignas de escuchar las grabaciones de la Princesa Corinna –por cierto, peritadas y dadas como verdaderas--, donde se puede descubrir la calaña del ‘artífice de nuestra democracia’, como muchos dicen.
Una prueba irrefutable, por si existían dudas, de quién ha estado reinando en España durante 39 años. Hoy no es posible entender que esto pueda pasar. ¡Basta ya de impunidad! Y todavía hay quien dice que la cuestión de la Monarquía no es urgente ni importante.
Debe actuar la Fiscalía y Hacienda –veremos aquí la firmeza del PSOE— e investigarle. Además, se le debe llamar a declarar al Congreso para que nos aclare todo este tejemaneje. Si no, será otra prueba más de que en este país la Justicia no es igual para todos.
Por otra parte, hay que actuar para que esto no pueda volver a ocurrir. No esperemos que su hijo pueda volver a cometer estas tropelías. En primer lugar, hay que cambiar la Constitución para hacer desaparecer la inviolabilidad del Jefe del Estado. Hay que tomar medidas que permitan la transparencia y control en las cuentas y acciones del Jefe del Estado, evitando toda la opacidad actual. Es inevitable que Hacienda siga, en particular los movimientos del patrimonio de la Casa Real.
Y lo que es más importante. ¡Basta ya de cachondeo real! Es necesario que los españoles se manifiesten y voten en referéndum decisorio que forma de Estado prefieren: Monarquía o República. Que se ganen su sueldo, ¡que ya está bien de chupar del bote!
Salud y República