Relato apócrifo de Juan de Santander (1)
Hallado entre los papeles de Nuria Betanzos.
Aquí estoy, de regreso en la “Victoria” intentando relatar algo de lo realmente ocurrido en este viaje, largo, largo… He ascendido de grumete a vigía y tenido que soportar los malos modales de todos…
El viaje fue más o menos así: Salimos en cinco Naos y hemos perdido cuatro, con lo que las cuentas están muy mal. Por el camino mataron a Magallanes, mi opinión personal es que no estaba para estos trotes, además de ser muy manducón y peleón y así le fue como le fue… Murieron otros muchos pero como no eran de alto rango no se les dio tanto bombo, aunque a mi parecer la muerte del cocinero fue y seguirá siendo tan importante o más que la del difunto Capitán. ¡Cómo se echa en falta sus apaños haciéndonos calandracas con los restos de la salazón …!
Es cuando se redujo la tripulación y para ahorrar gastos nos apiñamos en una sola nave allá en las islas del Maluco dejando la otra allí porque hacía agua. Por aquella zona fuimos recalando de isla en isla recogiendo hierbajos y plantucas, hasta abarrotar la nao. Bueno, parece que eran especias importantes, yo no entiendo mucho. Tardamos cinco meses en el regreso y por suerte que llegamos y hemos podido comer, que sin cocinero, el trigo y demás restos nos hacía sentir cual ratones, los cuales hacía tiempo que nos los habíamos comido casi todos también.
En fin, que hemos dado la vuelta al orbe que parece ser realmente redondo. Hemos perdido a muchos compañeros y hemos conocido mundo. Y por lo visto, hemos ganado un día. Yo, personalmente, creo que me voy a meter en un convento. Volveré al norte y descansaré a ser posible en La Liébana, lejos del mar, que de ese me cansé bastante.
Por cierto: olvidé mencionar al otro jefe, “El Cano” que se hizo cargo del mando cuando mataron a Magallanes, y con ayuda de los vascos, ¡que menudos son cuando se empeñan! nos liaron a todos para terminar esta empresa en la “Victoria”
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(1) Juan de Sant Ander, era nacido en Cueto, Santander, hijo de Gonzalo de Boo y Catalina del Rio. Se embarcó como grumete y fue uno de los pocos hombres que regresaron con Elcano en la nao “Victoria”: diez y siete a Sevilla, más trece que quedaron en Cabo Verde y que regresaron a España algún tiempo más tarde. Técnicamente, “la vuelta al mundo” la remataron treinta y un marinos, no diez y ocho como se dice. Más “…algunos de los trece indios que vinieron”. Después de todo, la Historia se cuenta como se cuenta y podemos creerlo o no.
Una sección de Elisa Gómez Pedraja para Curiosón, 2018