Obras completas VIII.
Guerra, periodismo y literatura.
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2010.
¿Qué puede conducir a un escritor entrado en la sesentena y que además odia las guerras, como es mi caso, a intervenir como testigo en algunos de los conflictos más duros de la pasada década, conflictos cuyas vicisitudes y consecuencias se prolongan de una forma u otra hasta el día de hoy? Si algunos corresponsales y periodistas lo hacen por amor al riesgo, por una apuesta consigo mismos o, más prosaicamente, para ganarse el pan, yo no me reconozco en ninguna de estas tres variedades profesionales. Mis guerras y conflictos nacionales, religiosos o étnicos fueron distintos: me involucré en ellos por razones éticas y culturales, por un afán de conocer y dar a conocer una verdad forzosamente parcial, como todas las verdades del mundo, pero ajena a la forjada con manipulaciones y amaños por los medios de comunicación de masas: los canales de la televisión global y las principales agencias informativas.
Ese párrafo, que abre el prólogo de Paisajes de guerra, de Juan Goytisolo, resume los motivos intelectuales y los impulsos éticos que llevaron al novelista a implicarse en algunos de los conflictos bélicos que han marcado las últimas décadas.
Conflictos culturales y guerra de palabras se titula significativamente ese prólogo de uno de los siete libros que recoge el octavo volumen de las Obras completas de Juan Goytisolo que está publicando Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Guerra, periodismo y literatura incluye sus escritos más comprometidos, como los dedicados a sus crónicas de viaje a territorios en guerra como Bosnia-Herzegovina y Chechenia. Unos textos que, más allá de su valor como testimonios periodísticos, se integran a la perfección en el corpus literario de Goytisolo, que explica esa vinculación en el mismo prólogo:
A lo largo de mi vida me he esforzado en combinar lecturas y experiencias, asentar éstas en aquéllas y avanzar a tientas por una senda ignota: la que conduce del testimonio crudo y siem-pre parcial de la realidad exterior a la verdad literaria de la ficción, el trecho que va del Cuaderno de Sarajevo al rompeca-bezas o conjunto de elementos dispersos que el lector cómplice deberá relacionar para abrirse paso por el territorio cervantino de la duda y de una complejidad laberíntica en la que se ve atrapado: la de mi novela El sitio de los sitios.
Disidencia, testimonio y denuncia recorren libros como De la Ceca a la Meca, Paisajes de guerra: Sarajevo, Argelia, Palestina, Chechenia, Pájaro que ensucia su propio nido, Fronteras sur, Diálogos sobre la desmemoria, los tabúes y el olvido, El Lucernario: la pasión crítica de Manuel Azaña y Contra la sagradas formas.
De la Ceca a la Meca tiene como origen los guiones de la serie de televisión que se tituló Alquibla, en la que Goytisolo reflejó la variedad y la extensión de la cultura islámica, sus ritos, su arquitectura y sus tradiciones desde Tánger hasta Samarcanda en un itinerario que discurre a través de Irán y Turquía, Egipto y Jordania, Uzbekistán y Mali, Argelia y Marruecos.
El horror por el genocidio en los Balcanes y la indignación frente al silencio cómplice de Occidente ante matanzas como la de Srebrenica quedaron reflejadas en su imprescindible Cuaderno de Sarajevo, donde Juan Goytisolo fue testigo directo del cerco de la ciudad por los serbios.
Pero no es el único escenario conflictivo que aparece en el libro: del Magreb al Cáucaso, la guerra civil de Argelia en el vendaval, la devastación sistemática del territorio palestino o el asedio de Chechenia por los rusos son otros ejemplos de conflictos sanguinarios en los que chocan el mundo oriental y el occidental y dos tradiciones, la musulmana y la cristiana.
Las crónicas de guerra y los ensayos que analizan la realidad cultural del mundo islámico tienen como base la experiencia personal de Juan Goytisolo, sus viajes y sus lecturas sobre los fundamentalismos religiosos, ideológicos y nacionalistas de diverso signo.
Y en torno a esas mismas preocupaciones giran los ensayos de Pájaro que ensucia su propio nido, escritos a lo largo de más de treinta años, aunque hay en ellos un espectro más amplio de preocupaciones. Por ejemplo, el más antiguo de los textos es un artículo sobre Franco con motivo de su muerte, (In memoriam F.B.B.) y el más reciente, de 2007, trata del feminismo y la misoginia.
Este octavo volumen de la obra completa de Juan Goytisolo incorpora abundantes materiales dispersos en publicaciones periódicas, textos que hasta ahora no habían sido recogidos en libro. Por ejemplo, Fronteras sur es un título nuevo que incorpora los artículos de El peaje de la vida, un libro del año 2000, y añade otros anteriores y posteriores a esa fecha. Hay entre ellos un nexo temático: las migraciones del sur al norte, sus causas sociopolíticas y culturales y los problemas que generan esos flujos migratorios en los países de acogida y en zonas muy concretas y bien conocidas por Juan Goytisolo, como Almería.
El Lucernario: la pasión crítica de Manuel Azaña es la expresión del reconocimiento a su figura reformista y a su impulso modernizador, contra el que se cebó la intolerancia de la España reaccionaria: Con anterioridad a su fulgurante carrera política, Azaña había denunciado una y otra vez la identificación de la causa española con la causa católica; la instrumentalización de la historia al servicio del mito; la supuesta necesidad de cerrar filas, predicada por la ortodoxia españolista, contra las conjuras del enemigo; el culto a la verdad establecida e incólume. Los pilares del sentimiento nacional, advertía, se asentaban en bases muy frágiles: la ignorancia de los hechos y un afán exterminador apenas suavizado por la evolución de los conocimientos y las costumbres (...) El gran crimen de Azaña fue así el de proponer unas formas de convivencia a una sociedad todavía inmadura para ellas y en un contexto internacional claramente desfavorable.
Contra las sagradas formas, que incorpora una sección nueva sobre la discontinuidad cultural española, recoge un conjunto de ensayos, artículos y conferencias recientes que tienen como hilo conductor la mirada crítica sobre las verdades admitidas en el terreno de la historia y la literatura, la defensa de lo heteroxo, del mestizaje y de los saberes no rentables.
Las vicisitudes del relato histórico y el magisterio de Américo Castro, el universo de La Mancha y la defensa de Cervantes contra sus admiradores olvidadizos, el laberinto y el círculo como emblemas de Las mil y una noches y la cultura del relato oral, Jean Genet y el Próximo Oriente, la palabra poética como experiencia abisal en San Juan de la Cruz, María Zambrano y Valente, la ejemplaridad de Octavio Paz...
A través de esos y otros temas, Juan Goytisolo dialoga críticamente con las muy diversas tradiciones de las que se han nutrido su obra y su experiencia vital. La literatura, la política y la estética recorren unas páginas de rigor afilado en las que se afrontan los temas centrales de su producción: la revisión crítica de la historiografía oficial española, la reivindicación de un Cervantes heterodoxo y casi contemporáneo, el elogio del conocimiento desvinculado del beneficio o la cultura oral.
La leyenda jacobea, una lectura polisémica del Arcipreste de Hita en la plaza Xemaá-El-Fná, Blanco White, Kundera o Grass se convierten en ejes de una recopilación que culmina en el elogio del saber desinteresado y en el reflejo de una reflexión literaria y humana desde la distancia de la vejez y la libertad.
Una parte sustancial de los textos de Guerra, periodismo y literatura son aproximaciones al mundo islámico desde distintas perspectivas, textos ensayísticos o periodísticos que, como subraya el propio Goytisolo desempeñan un papel seminal en el ámbito de mi creación literaria.
Juan Goytisolo ha ido construyendo una sólida obra creativa que es paralela a su reflexión crítica sobre la sociedad, la historia y la literatura. Dos actividades inseparables que se manifiestan en estos textos que permiten explorar la relación que hay entre sus artículos periodísticos y su obra narrativa.
Santos Domínguez