Revista Religión

Juan josé garcía de santiago (1774-1824), edecán de goyenche, coronel vencedor de paillardelle en tacna 1813

Por Joseantoniobenito
JUAN JOSÉ GARCÍA DE SANTIAGO (1774-1824), EDECÁN DE GOYENCHE, CORONEL VENCEDOR DE PAILLARDELLE EN TACNA 1813 EL CORONEL QUE VENCIÓ A PAILLARDELLE: JUAN JOSÉ GARCÍA DE SANTIAGO (1774-1824)

José Antonio Benito Rodríguez

Junto a los grandes eventos y los grandes protagonistas se suceden otros tantos inferiores, acaso insignificantes, pero sin los cuales la realidad queda incompleta. Si el propósito del IV Congreso Internacional 200 años de vida republicana es el estudio de "Tacna y Enrique Paillardelle, la revolución rioplatense y los patriotas peruanos del sur", analizando los doscientos años de proceso independiente para plantear hacia el futuro estrategias de desarrollo social, cultural y científico, mi propuesta es arrojar algo de luz acerca de uno de sus protagonistas. Se trata del coronel Juan José García de Santiago, edecán del General Juan Manuel Goyenche, y su destacada acción militar de Camiara (Tacna) en octubre de 1813, en la que dirigió las operaciones militares del gobierno realista que concluyeron en la derrota del líder de las fuerzas patriotas Enrique Paillardelle, quien "comandaba una fuerza de 400 a 500 jinetes".

1. RAÍCES FAMILIARES de JUAN JOSÉ GARCÍA DE SANTIAGO

En el Archivo de la Chancillería de Valladolid (España) encontramos documentación de los García de Santiago y Machón que se remonta hasta 1664. A raíz del olvido en el censo de hidalgos de Nava de los Hermanos Juan Manuel y José Antonio García y Machón, nacidos en 1739 y 1750 respectivamente, conocemos a sus padres Salvador García y Juana Machón; los abuelos, tatarabuelos y bisabuelos, remontándonos hasta 1649. Los apellidos que más abundan son García y Machón; además figuran González, del Valle, de la Arena, Bringas, de la Sotilla, Presilla, Palomera, Tapia, Vivanco, Ortiz de Taranco, de la Torre, Santos.

En el Archivo Diocesano de Santander, no aparece ningún libro de Partearroyo. Sin embargo, en Ungo aparecen siete hijos de un matrimonio Félix de la Tapia y Francisca García de Santiago, desde 1791, el primero, hasta 1808, el último. El primero era de Ungo y ella hija de Miguel García de Santiago y Pascuala Bringas de Manzaneda, naturales de Partearroyo; al no estar casados en Ungo, se supone que Partearroyo tenía parroquia propia.

Nació, por tanto, en Partearroyo, valle de Mena, el año de 1774. La población -en esas fechas- pertenecía a la provincia de Santander o Cantabria; en la presente distribución político geográfica corresponde a la de Burgos.

Poco sabemos de la actividad de esta institución. Parece ser que se estableció en abril de 1784 y que su pretensión era penetrar los más ricos mercados americanos allí donde pudieran realizar mayores negocios, sobre todo, aprovechando al máximo la nueva coyuntura política internacional de paz abierta tras la firma del Tratado de Versalles, así como las medidas liberadoras comerciales.

Nuestro protagonista pasa a Perú a comienzos del siglo XIX y se establece en Arequipa, ciudad "en la que por su irreprehensible conducta, aplicación, honradez y demás bellas prendas" se le confirió el empleo de Teniente coronel del regimiento de milicias de dragones del partido y fronteras de Carabaya el 2 de junio de 1804. Para perfeccionar el cuerpo puesto bajo su responsabilidad costeó personalmente trece cajas de guerra completas y cuatro guiones bordones en 1807, lo que le supuso la cantidad de 1.1444 pesos fuertes y cuatro reales.

Desde este puesto cooperó con los misioneros de Propaganda Fide , con colegio en Moquegua, mediante 1.132 pesos para herramientas y que sirvieron para abrir un nuevo camino desde Caravaya a los pueblos recién convertidos. Al ser ocupada la ciudad de Buenos Aires por los ingleses, contribuyó a su auxilio y reconquista, manteniendo dos hombres durante más de dos años, lo que le supuso una cantidad de 540 pesos.

Fiel a su talante generoso, donó 500 pesos a las Reales Cajas para ayudar los gastos de subsistencia, armamento y vestuario, aparte del ofrecimiento de servir en la expedición a su costa. Por esta razón el 15 de febrero de 1811 se le declaró el goce de fuero y uso del uniforme de artillería de milicias de los dominios de Indias. El 27 de enero de 1817 entregó en las Reales Cajas 200 pesos para la subsistencia del ejército del Alto Perú.

El año 1811 será decisivo en la carrera militar de nuestro protagonista. Participará en la memorable batalla de Guaqui. Será testigo de la profesionalidad del prestigioso general Goyeneche, quien convierte las abigarradas fuerzas militares en un cuerpo disciplinado de soldados aguerridos.

Refiriéndose a la célebre Junta de Jefes del 19 de junio de 1811 el Coronel Santiago, que asistió a ella, dice en su declaración:

Conocemos lo sucedido en esta reunión por el Interrogatorio a los oficiales del Estado Mayor que han tenido conocimiento de las disposiciones del Mariscal de Campo, D. José Manuel de Goyeneche. En el mismo manifesta tanto la cercanía como su admiración por su Jefe, al revelarnos íntimos detalles de la vida cotidiana del mismo:

Esta acción en la Batalla de Guaqui, de 20 de junio, le valdrá el escudo propio de distinción con el lema "Valor y lealtad constante", que hace referencia a las virtudes manfiestadas allá, así como -posteriormente- el título de Conde de Guaqui.

Cuarenta y tres días después, 13 de agosto, luchará en los campos de Sipe-Sipe, cerca de Cochambamba, donde se desempeñó con el denuedo y arrojo característicos, lo que le valió que el virrey le otorgase -a petición del General Goyeneche- el grado de coronel.

La confianza que iba inspirando en sus jefes, hizo que se le nombrase como responsable del ejército que debía auxiliar al ejército real destinado a detener a los insurgentes de Jujuí y Salta. Para ello debió atravesar ríos crecidos, participando en la batalla del río Suychapa, doce de enero, en la que comandaba el ala derecho del ejército. Allá derrotaron a los patriotas, justo en el mismo lugar en que apenas dos años antes, 7 de noviembre de 1810, habían salido derrotados. Por esta campaña se le concedió otro escudo: "Por el Rey, a los vengadores de sus armas en Suychapa".

Cinco meses más tarde, el 27 de mayo de 1812, fue requerido por Goyeneche para la expedición del asalto de Cochabamba, donde se habían pertrechado los revolucionarios. La victoria le valió graduarse como coronel de ejército en el campo de batalla, distinguiéndole con el despacho en que figuraba la expresión "digno de elogio". Una real resolución le confirma este grado y el de milicias.

El coronel José GARCÍA DE SANTIAGO será el encargado de editar los Discursos académicos pronunciados el día 22 julio de 1812 en honor y alabanza del señor D. José Manuel de Goyeneche, mariscal de campo de los reales ejércitos, general en jefe del Ejército Real, reconquistador del Alto Perú, en el solemnísimo acto minerval que le consagró la Real y Pontificia Universidad de san Francisco Xavier de la ciudad de la Plata a expensas del coronel de exército, D. JGS, edecán del general peruano. Se publicó en la imprenta de los Huérfanos de Lima de 1812 por D. Bernardino Ruiz. En el prólogo señala la estrecha amistad mantenida con el General:

"Tengo la fortuna de haber vivido, comido y servido en la mayor cercanía a este gran General, como su Edecán, compañero de armas y amigo suyo; lo he visto todo: he observado sus pasos, su humor y hasta sus movimientos domésticos. Nada se me ha ocultado tal vez, ni de sus pensamientos, mucho menos de sus hechos, tanto en el gabinete como en la campaña[...] Mi nombre nunca estará colocado con más honor al pie de este proemio".

Fue comisionado para extraer los reales intereses de Potosí y tasladar el cuartel general a Oruro. Asimismo fue propuesto como vocal militar de la Junta Militar creada para apaciguar la provincia, lográndolo "con sus dictámenes y acertadas disposiciones".

Parece ser que el 20 de febrero de 1813 varios jefes y cuerpos no estuvieron a la altura de las circunstancias en Salta por lo que le fue encomendada la delicada misión de procesarles, lo que hizo "con la mayor actividad y acierto hasta su conclusión".

4. JEFE REALISTA EN LA SUBLEVACIÓN DE TACNA 1813

Como señala John Fisher, el primer intento significativo de rebelión armada en el sur peruano fue el que Francisco Antonio de Zela dirigiera en Tacna, el 20 de junio de 1811 "porque demostró claramente el deseo que había en esta región de reunificar el sur peruano y el Alto Perú. Asimismo, demostró que los rebeldes criollos de las provincias, que en general se encontraban bastante más cerca de los indios que de sus refinados congéneres blancos de Lima, tanto física como socialmente, sí estaban dispuestos a aliarse con los jefes indígenas en su intento por derribar el gobierno español. Uno de los aliados más cercanos de Zela fue el cacique indio Toribio Ara, cuyo hijo, José Rosa Ara, dirigió el ataque a las barracas de Tacna el 20 de junio; los seguidores indios de este último se codearon luego con los blancos y mestizos en el desfile triunfal realizado en la ciudad el 23 de junio .

Se atacó los cuarteles militares de los defensores del virreinato español en esa ciudad sureña, estos patriotas vieron sofocados sus gritos de independencia tras conocerse que, ese mismo día, las tropas provenientes del Río de la Plata en apoyo de la ola libertadora, habían sido derrotados por los realistas en la batalla de Guaqui, localidad ubicada casi al límite de los dos virreinatos. Uno de los comandantes de los realistas era el curaca cusqueño Mateo Pumacahua. De Zela fue capturado y enviado a Panamá para cumplir su condena a cadena perpetua. Murió el 28 de julio de 1821, fecha en que el libertador José de San Martín proclamó la independencia del Perú .

Reconocidos estudiosos de la historia nacional se reunieron del 9 al 11 de junio del 2011 en el Teatro Municipal de la ciudad: Teodoro Hampe Martínez, de la PUCP; Lourdes Medina, de la Comisión de Historia del Ejército; Lizardo Seiner, de la Universidad de Lima; Alan Torrico, historiador militar; y Wilfredo Kapsoli, de la UNMSM, según detalló Luis Cavagnaro Orellana. El 19 de junio se dio una verbena con la participación de la cantante Fabiola de la Cuba. El día 20 se celebró una misa Te Deum en la Iglesia Catedral y la ceremonia central en homenaje a Francisco Antonio de Zela en la plaza que lleva su nombre.Posteriormente, se develó la estatua de su esposa María Siles de Antequera en la avenida Leguía, y por la noche se presentó una obra de teatro que representará la vida y obra del prócer hasta su fallecimiento .

Recientemente, el historiador Fredi Quispe -analizando las circunstancias del momento y el documento- ha impugnado que Zela leyese el manifiesto la noche del 20 de junio de 1811 en la rebelión que él encabezaba. El historiador Rómulo Cúneo Vidal escribe en su obra Historia de las Insurrecciones de Tacna que Zela leyó un manifiesto. Ahora, a la luz del nuevo hallazgo del manifiesto original redactado por Castelli se puede observar lo siguiente: primero, el documento redactado por Castelli tiene fecha del 18 de junio de 1811 y no el 13 de ese mismo mes y, por lo tanto, no pudo haber llegado a Tacna en tan solo dos días; segundo, el lugar del manifiesto original redactado por Castelli es el campamento del cuartel general de Huaqui y no en la ciudad de La Paz como escribe Cúneo; y, tercero, el manifiesto no está dirigido al pueblo de Tacna sino a los pueblos de América del sur. Por lo tanto, la conclusión es contundente; Zela nunca pronunció el manifiesto de Castelli en Tacna.

El mismo autor señala que con la revolución de Mayo de 1810, en Buenos Aires, nacen dos bandos que se enfrentan: los españolistas y los patriotas, los españoles aunque no todos, tenían el proyecto de adueñarse de América, de salvar estos territorios para el Rey, si volvía. Y en caso contrario conservarlo o retenerlo para ellos, pero libre de tutela coloniaje. Los patriotas, los que aman la libertad, gente dispuesta a morir por su tierra, con un claro y definido objetivo: La independencia y la emancipación del pueblo americano. En las páginas de este libro los protagonistas estarán frente a frente españolistas y patriotas, por lo que le parece más atinado llamarlo así, a diferencia de otros autores que califican a los primeros como españoles o como realistas.

El gobernador intendente de Arequipa comisionó a García de Santiago contra los rebeldes de Tacna, capitaneados por el francés Enrique Payllardelle. Por el mes de septiembre de 1813 el general patriota Belgrano, comandante de las tropas argentinas, acampaba en Vilcapugio, desde donde envió distintos emisarios a distintos lugares con el fin de ganarse la voluntad de los pueblos. Entre ellos figuraban los hermanos Enrique y Juan Francisco Paillardelle y Julián Peñaranda. El primero salió de Tacna y, tras entrevistar en Moquegua y Arequipa con los patriotas que conspiraban, se reunió en Puno con su hermano, quien le transmitió las órdenes de Belgrano. Peñaranda se dirigió a Tarapacá y desde ahí a Tacna. Parece ser que según el Plan la insurrección debía estallar simultáneamente en Arequipa, Tacna y Moquegua. Lo cierto es que flotaba en el ambiente ánimos de levantamientos, los cuales no pasaban desapercibidos a las autoridades gubernamentales como el Intendente José Gabriel Moscoso o el Subdelegado de Tacna Antonio Rivero.

Payllardelle se puso al habla con el alcalde Manuel Calderón de la Barca y José Gómez disponiendo todo para el 28 de septiembre. Como se prorrogase al 3 de octubre y el subdelegado de Tacna Rivero pidió licencia para pasar a Arequipa, el Intendente aprovechó para enviar como sustituto al Teniente Coronel Francisco Suero que le inspiraba mayor confianza. Éste llevaba la orden de apresar a los hermanos Paillardelle y de comunicar al Alcalde que en 10 días se presentase en Arequipa. El nuevo subdelegado llegó a Tacna el 2 de octubre y le entregó a Rivero el oficio de Moscoso por el que se le ordenaba entregar el mando de la provincia. Hubo de dilatarse debido a que tenía que remitir una partida de caballos para el ejército del Alto Perú, por lo que los patriotas aprovecharon el lapso de tiempo para dar el golpe, negándose a acatar la obediencia del nuevo subdelegado y asaltando su casa aquella misma noche, conduciéndole al cuartel en compañía del comandante Antonio Palacio. Paillardelle se adueñó de los cuarteles y el 4 de octubre envió a su hermano al campamento de Belgrano, donde encontró un ejército en derrota. El día 10 de octubre, como hiciese Zela, se pasó revista a las tropas en la misma pampa de Caramolle.

En el entretanto, Moscoso convocó una junta de guerra a los jefes de la Intendencia. En la misma se acordó destacar sobre Tacna una expedición de 200 hombres, 150 infantes y 50 jinetes, al mando del coronel José García de Santiago, experto militar que había luchado a las órdenes de Goyeneche en el Alto Perú. A este cuerpo se le uniría en la Rinconada de Moquegua un centenar de voluntarios civiles, organizados por el subdelegado Juan Antonio Bustamante y Quijano, secundado por los vecinos José María de Artieda y Santiago de la Flor, quienes alcanzarían sus objetivos por la ruta de Sitana y Sama. Tomó la delantera el teniente coronel José Manuel Antezana, para constituirse en Arica por la vía de Ilo y cooperar con las fuerzas de aquella guarnición al ataque sobre Tacna, así como el capitán de artillería Miguel Hinojosa quien vería la necesidad de agregar 4 cañones anticuados custodiados en los cuarteles de Moquegua. El coronel llegó a Ilo el 13 de octubre, embarcando en una goleta par Arica. En su revista contó un total de 311 hombres, 18 cañones, 80 fusiles y 130 lanzas. La división arequipeña comandada por el coronel García de Santiago recogió el contingente de Moquegua en la Rinconada el 31 de octubre, siguió hacia Sitana (en el remate del valle de Locumba) y a las 3 de la tarde, cuando iba a dar la orden de proseguir hacia Sama, divisó sobre ciertas lomas, en dirección Sur, una polvareda que delataba la aproximación de las tropas de Paillardelle. En efecto, el jefe de los sublevados con la bandera blanco-celeste de Buenos Aires y la paz desnuda traía una fuerza de 400 a 500 jinetes.

El propio coronel, en parte al Intendente, lo narra del modo siguiente:

"Campo de Camiara. Valle de Sitana. 31 de octubre de 1813.

Asomó por las lomas el no esperado revolucionario Enrique Paillardelle, con una fuerza de 400 a 500 jinetes. Dominando la quebrada y descendiendo con aire orgulloso y hostil, llegó al plano a distancia de un cuarto de legua de nuestro campamento y continuó la marcha en nuestra demanda.

Dominando con la rapidez del rayo una loma situada a nuestra izquierda, se acercó a tiro de fusil.

Mandaba las fuerzas enemigas el mismo Paillardelle, quien traía una bandera azul y blanca en la mano.

Tomé las medidas del caso, distinguiendo el ataque verdadero del falso.

El resultado ha sido el que debía esperarse, a pesar de la arrogancia con que se presentaban los insurgentes, siendo el fruto de este ensayo la fuga del enemigo, su abandono de la caja de guerra, seis muertos, quince prisioneros y algunos caballos.

De nuestra parte ha habido un herido, perteneciente a la guerrilla de Arequipa.

Se han recogido en el campo de la acción el sombrero del caudillo francés y un uniforme de la Patria que a U.S. remito por curiosidad.

Las dos piezas de artillería que saqué de Moquegua u que estuvieron a cargo del capitán don Miguel Hinojosa alcanzaron a hacer tres disparos, dejando inservibles sus montajes.

Yo he escapado dos veces por milagro, la una en que me pasó la bala junto a una oreja y la otra en que pasó sobre mi cabeza.

La refriega duró media hora. Toda la gente se portó grandemente, sobre todo Ríos, que merece las dos charreteras.

La siguiente es la nómina de los prisioneros tomados durante la acción: Pedro José Julio Rospigliosi, comandante de la caballería, Cabo Salvador Quina; Mariano Gandolfo, Juan Albino, Pablo Yupanqui, José María Pacheco, Manuel Zubieta, Lucas Landívar, Manuel Gómez, José Antonio Andrade, Andrés Gutiérrez, Mariano Silva, Vicente Robles, Juan de Dios Fuentes, Pedro Barrera, Pablo Cárdenas, Tambor Casimiro Valdivia y Luis Pérez.

Herido de nuestra parte: Manuel Miranda, de Arequipa.

Son las seis de la tarde y salgo en persecución del enemigo. Dios guarde a U.S.

José García de Santiago"

La división victoriosa en Camiara acampó en pleno valle de Sama el 1 ° de noviembre y el día 3 se presentó a las puertas de Tacna, al cumplir un mes exacto del estallido de la insurrección.

Por su parte, el jefe de los patriotas, Paillardelle, derrotado en Camiara el 31 de octubre, estuvo en Sama al amanecer del 1 de noviembre y en Tacna al día siguiente. Desde el mismo campo de combate envió mensajeros a Tacna para informar al Alcalde del revés sufrido, al tiempo que le pedía le preparase la plaza para la defensa hasta que llegasen los refuerzos prometidos por el general Belgrano. Las autoridades, al ver tal descalabro, entregaron el mando al vicario capitular, quien convocó un Cabildo Abierto que eligió como primer alcalde al realista Dr. de la Fuente y Bustamante. Cuando llegó Paillardelle y vio la depresión popular estuvo a punto de tomar represalias tanto con los patriotas como el alcalde electo; pero al conocer la derrota de Belgrano en Vilcapuquio, emprendió viaje al alto Perú, anunciando que volvería pronto con 300 gauchos.

A las 10 de la mañana del 3 de noviembre se presentó el ejército del coronel Antezana y cinco horas más tarde el de García de Santiago.

Encomendaron al teniente coronel de "pardos" Martín de Oviedo que fuese en persecución de Paillardelle sin lograr el objetivo. El 3 de noviembre se publicó un bando declaratorio de la reintegración de Tacna al virreinato. El 4 se cantó un Te Deum en la iglesia parroquial.

El coronel Santiago lo relata del modo siguiente: "con motivo de las alteraciones suscitadas en la costa del mar del Sur y partido de Tagna por el cabeza de revolución Enrique Payllardelle, de nación francés, en términos de causar cuidados de la mayor trascendencia en la provincia de Arequipa, comisionó a este benemérito oficial el gobernador intendente de ella, para que con la fuerza armada que su actividad extraordinaria pudo organizar en limitado tiempo ocurriese al remedio de unos males tan inmediatos y de tan perjudicial exemplo: así fue que guiado del honor, conocimientos y entusiasmo patriótico de que tiene dadas repetidas pruebas, batió completamente al caudillo francés, que le salió al encuentro con el orgullo más atrevido, y desechos del todo los numerosos revolucionarios, se posesionó del país que ocupaban y dictó providencias tanto militares como políticas de interés y utilidad tan conocida, que con la fuga de aquél a los insurgentes de Buenos Aires y prisión de otros, dejó felizmente tranquilizada y asegurada toda aquella parte, mereciendo por este señalado servicio que el virrey en oficios de 27 de noviembre del citado año de 1813, y 3 de enero de 1814, le diese gracias y manifestase quedar satisfecho de sus operaciones, ofreciendo recomendar oportunamente a S.M. el mérito que había contraído; de todo lo cual certificó el expresado gobernador intendente de Arequipa, añadiendo que dicha expedición la había hecho García a sus propias expensas, sin gravar al real erario ni en una mula de carga".

Fue uno de los cinco vocales de la Junta Militar creada en Arequipa para juzgar a los desertores en 1814.

Con motivo de las revoluciones del Cuzco y Puno, el gobernador intendente de Arequipa para seguridad de la ciudad, formó una compañía de honor de 100 vecinos distinguidos por su fidelidad, por lo que el 14 de agosto de 1814 se le encargó de su organización. Para ello, acuarteló dicha compañía y la puso "en estado del más crítico y feliz servicio, haciendo respetar el orden interior de la plaza, sin dejar de atender por esto al cuidado de tener corriente y en estado de obrar la artillería, las cureñas y demás utensilios precisos a su servicio". Esta misión, para la que le comisionó el propio gobernador, le mereció que el mismo jefe y ayuntamiento en oficio de 25 de agosto y 11 de septiembre de dicho año le diesen las gracias por el sacrificio que había consagrado a la seguridad de la ciudad y provincia.

"Madrid 29 de noviembre de 1824

[...] García Santiago cayó muerto de repente en el Paseo el día 6 de octubre sin volver en sí, pues lo llevaron cadáver a su casa. Dejó herederos a cuatro hermanos que tiene; me ha sido muy sensible su muerte porque me amó y respetó hasta exhalar su último suspiro".

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