Juan pizarro, un pequeño gran hombre

Publicado el 29 abril 2014 por Mediasmentiras @mediasmentiras
Juan Pizarro fotografiado por danimantisfoto.com. En esta foto se inspiraron los "memes" de Julio Iglesias.
No tengo ni puta idea de quien reparte los carnets de legitimidad para hablar de alguien, yo no suelo tener permiso para casi nada, soy más de informar mediante textos de mis pensamientos a toro pasado.Cuestión de carácter.
Digo esto porque sé de sobra que no soy su mejor amigo, su escritor favorito, su compañero de cervezas elegido para cualquier celebración, su cura que le confiesa, su almohada de sueños pendientes, pero me apetece escribir sobre este fenómeno y el fenómeno que está generando.
Juan tuvo un accidente hace unas semanas.
Estuvo un tiempo tomando cafés con la pálida dama y esta, afortunadamente, le ha dejado plantado para que pueda seguir educando conciencias. Lo festejo.
En el cielo no quieren a este querubín con barba porque les pica al besarles. En el infierno consideran que no ha hecho méritos suficientes para alternar de tú a tú con los moradores de aquel lugar. Su pose canalla no ha sido suficientemente buena como para engañar al regente de ese club. Nos le dejarán otros 80 años.
Escribo esto hoy porque él escribió algo ya en su muro de Facebook ayer, estoy contento, casi pletórico. Si escribe es que evoluciona, si evoluciona es que tenemos suerte. Su suerte es la nuestra, no lo dudéis.
Yo le conocí por casualidad, como suceden las mejores cosas.
Mi amiga Polo tuvo el acierto de invitarme a una velada musical en Labienpagá (espacio cultural imprescindible en Valladolid, tengo cervezas pagadas por esta publi que me sale del corazón)
Actuaba Juan con Óscar Lobete, otro crack de esos que con notas musicales cuentas historias, estremecen corazones y bajan bragas.

Yo llegué con mi cara roja producto de haber pasado todo el día expuesto al sol como un jornalero del campo pero tocándome los cojones a dos manos. El sol canalla no distingue entre el trabajador y el ocioso a la hora de joder bellas caras.
Cuando escuché que estos dos juglares del 2014 interpretaban versiones habladas de Sabina (entre otras de mis debilidades) y comentaban sentimientos como lo hago yo en mi blog o en cafés con damiselas me conquistaron súbitamente.
Yo que soy "facilona" cuando se me susurran esas cosas al oído caí rendido a sus encantos.
Desde aquel día hemos coincidido unas cuantas veces, menos de las deseadas. Tenemos una curiosa química, como aquellos que se reconocen de la misma especie.
Juan es un tipo grande siendo pequeño. Es grande por dentro y pequeño por fuera. No caeré en el error de los que luchaban contra el Cid o contra William Wallace de decir que mide más de dos metros porque no es así. Es chaparrito, contiene su esencia de genialidad en un recipiente pequeño, todo condensado.
Por dentro es grande. Basta con mirarle a los ojos unos segundos para saber que tiene la mirada limpia y que es buena gente. Su papel de "canalla" de canción de Loquillo no es más que eso, una careta currada por su pertenencia a su grupo de teatro Katakrok. Seguro que con nenas descuidadas le funciona pero a un golfo no se le pude ir de golfo porque le pillo el farol con mi escalera de corazones.
Desprende sensibilidad. Es lo que más me llama la atención de Juan. No es que sea un tipo terriblemente culto, no es que sea un ser en esencia bueno, no es ese bigote bicolor, no es que sea uno de los artistas más polivalentes que he conocido en mi vida, no es ese verbo incontenible de genio que desprende calidad de pensamiento...es su sensibilidad.
Enamorado de estar enamorado de todo y de todas. Sabe que del amor se saca fuerzas para escribir pero que del desamor se saca las obras escritas a chorros, a borbotones, sin cortapisas, sin tiritas. Se alimenta de sus sensaciones, quizás sin usar mucho el freno.
Un tipo de esta calidad humana y artística es imprescindible, por eso le sigo de cerca, como si fuera una rubia con buen culo y escote generoso.
Y llegó ese puto día...
Uno se sorprende un lunes con la noticia cruel e hija-puta de que ha tenido un accidente.
En otras ocasiones he visto como la gente reacciona ante tal suceso como "plañideras de quinta", como viudas inconsolables, como niños-en-el-bautizo y novias-en-la-boda, con excesiva emotividad expuesta pero con poco sentimiento verdadero. Este caso ha sido diferente, es lo que lo hace más especial si cabe.
Primeramente tengo que reconocer mi total admiración a su familia a la que brindo pleitesía desde el minuto uno.
Les admiro por su entereza, por su proceder con terceros, por su forma de expresarse, por su discurso optimista y potente. Suele pasar que cuando un tipo es buena gente su familia es buena gente y cuando uno es un hijo de puta su familia también lo es. En este caso hablamos de gente de bandera de la que te emociona, de la que te llega a las entrañas y te remueve sentimientos de esperanza en el ser humano que cuando vemos el telediario olvidamos. Todo con naturalidad.
Sería injusto nombrar solo a un familiar suyo, pero en este caso lo seré. Como representante de la cordura y del amor que le procesan quiero señalar a su hermana Elena. No tengo el gusto de conocerla en persona pero tiene que ser parecida a él porque están hechos de la misma pasta.
Elena nos ha puesto en su muro todos los días un parte médico y emocional, desde el momento del suceso, narrado de una manera suave pero concisa. Repite el proceso todos los días. Constancia, nobleza...
Educada y paciente. Ha logrado que en mi caso (y seguro que en el de muchos otros) lo primero que hagamos al entrar en el Facebook sea ir a la página de Juan Pizarro para ver como nos evoluciona el chaval.
Ella pide palabras de ánimo, pide fuerza conjunta. No es de esa gente que se remite al rezo a dioses inciertos, quiere la fuera de la gente, el poder sanador de mucha gente con buenos deseos, la conjunción de energías que no saben de misas, si de afectos y de cariños. El poder del amor.
Lo último que se le ha ocurrido a esta gran mujer es que la gente envíe vídeos y fotos a su hermano. Todo puede ir enlazado al hashtag #sonrisasparajuan
Os animo a que enviéis, si queréis, algo a Juan. Decidle lo que queráis, pedidle citas, sonrisas, que os dedique un poema o que os de un abrazo. Pronto lo hará. Si le sonreís a la vida esa es sabia y sonríe.Si le regaláis vuestro afecto a Juan este se convertirá en inmortal. Mola la idea. Yo estoy por enviarle un "calvo", por el tema ese de ser diferente.
Este fenómeno que ha desembocado inconscientemente este fenómeno tiene más aristas, todas emocionantes.
En el momento del accidente hubo muchos contactos suyos que se cambiaron la foto de perfil por una de él o con él. Homenaje sentido de esos que llegan al alma (a los que la tengáis y no la hayáis vendido).
Su muro está todo los días muy animado, lleno de mensajes de apoyo y fuerza. Me sucede una cosa curiosa: hay personas que no conozco en persona y que de tanto leerlas creo que las conozco ya desde hace tiempo. Creo que puedo adivinar como es su temperamento por solo ver como se expresan con unas breves frases y con el tono que lo hacen. Luego estamos otros que somos más pudorosos en demostrar llagas y que nos dedicamos a observar con sonrisas y en meter la mano por debajo de la falda a las buenas noticias en vez de poner los codos encima de la mesa.
Se puede leer a mucho artista alejado del ego (cosa difícil de conseguir por esencia). No procede presumir de miembro ahora. Casi todo el mundo entiende cual es la hoja de ruta y procede con delicadeza y coherencia.
Creo que este tipo algo bueno tiene que haber hecho (y tiene que seguir haciendo) para que tanta gente le quiera como le quiere. Repito que emociona.
Os voy a dejar su Facebook para que le inundéis de mensajes lo que no le conozcáis. Tomadlo como un regalo que os hago, gente así no vais a encontrar a menudo.
https://www.facebook.com/juan.pizarro.355138?fref=nf
También tiene un blog. No es de la calidad impresionante de este mio pero se deja leer. Seguro que cuando se ponga más bueno no narrará todo en él. Todos estamos deseando leer su siguiente post.
http://www.laespinillacuandobesa.blogspot.com.es/

Nos queda mucho Juan. A los que le han disfrutado mucho les pido que se hagan un poco a un lado ya que tengo la sana intención de tenerle más cerca en cuando pueda concederme sus favores presenciales. Tengo ganas de aprender cosas, de recordar sentimientos olvidados y de valorar a los seres especiales. Nos quedan muchas noches en vela.
¡Ánimo Juan!, mi fuerza es la tuya. Te espero, ven pronto. Te he pedido una copa con mucho hielo para que aguante hasta que vengas.
Date por abrazado.

A Juan le quedan bien los chalecos. En esta foto se está levantando de la silla porque le picaba el orto, se lo perdonaremos por hoy...