Juan Rulfo fotógrafo

Publicado el 04 noviembre 2010 por Susanabb

Juan Rulfo.

Archivo EL UNIVERSAL  

El lugar de Juan Rulfo en la literatura es bien conocido y su papel en la fotografía gana cada día mayor reconocimiento. Pero Rulfo tuvo también una vocación menos pública, aunque muy intensa: la historia de México. Muchas de sus fotografías nacieron de su pasión por la historia de la arquitectura mexicana, y dejó escritas numerosas páginas de gran penetración sobre el tema. Este libro arroja luz sobre la visión de México de su mejor escritor y ofrece una nueva posibilidad de lectura de su obra escrita y fotográfica, que podemos ver también como nacida de un acercamiento reflexivo a la historia de su país.
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Prueba del interés de Rulfo por estos temas es el hecho de que la mitad de su acervo fotográfico está dedicado a la arquitectura de México, habiendo escrito sobre la misma unos 400 textos que van desde unas pocas líneas hasta la media docena de páginas. Como Rulfo mismo declaró en más de una ocasión, la historia de México era en él una pasión que no estaba por debajo de la que sentía por la literatura.

Su biblioteca (de unos quince mil volúmenes) es muy rica en el campo de la historia mexicana, y no son pocos sus manuscritos o mecanuscritos, todavía inéditos, que abordan investigaciones sobre historia regional y reflexiones sobre la historia de México. A este grupo pertenecen dos de los textos recogidos en 'Letras e imágenes': 'Metztitlán, lugar bajo la luna' y 'Castillo de Teayo'. En ellos, particularmente el último, se puede advertir ya su escritura literaria, en los primeros años de la década de 1950, aunque se vinculen directamente con la historia. Hay en el primero anticipos de cuentos como 'Luvina' e incluso de la novela 'Pedro Páramo', mientras que el segundo explora, a partir de una visita a una zona arqueológica aún habitada en el Estado de Veracruz, el vínculo entre el presente y el remoto pasado de México, en un entorno selvático. Para ambos textos hizo fotografías que los ilustran.(...)  

En Letras e imágenes se publican 116 fotografías en blanco y negro de Juan Rulfo, de las cuales eran inéditas, hasta este libro, unas 80. Aparecen desde los antiguos templos mesoamericanos de Tula, Mitla, Monte Albán, Castillo de Teayo, Cholula, Xochicalco y Tenayuca hasta los edificios contemporáneos del Paseo de la Reforma, pasando por poblaciones, templos y monasterios coloniales como los de Acolman, Tlalmanalco, Xochimilco, Acatepec, Metztitlán, Taxco, Monterrey, Puebla, Guadalajara y muchos más. Las tomas fueron realizadas sobre todo durante las décadas de 1940 y 1950. Los 16 textos incluidos son rigurosamente inéditos, excepto el dedicado a Metztitlán, publicado por Rulfo en una revista de 1952 bajo seudónimo. Muestran al escritor y fotógrafo como alguien muy cercano a la historia de la arquitectura mexicana, de la que podía pasar a la historia social y política. Uno de los textos incluidos aquí, el dedicado a la ciudad arqueológica de Teayo, se encuentra ya en el territorio de su literatura y pertenece a los que permanecían inéditos hasta esta publicación. El libro cuenta con un estudio introductorio de Víctor Jiménez, director de la Fundación Juan Rulfo, quien trató al autor mexicano durante dos décadas y pudo conocer a fondo el trabajo fotográfico e historiográfico que aquí se publica, además de sostener numerosas conversaciones con Rulfo sobre estos temas. La publicación ha sido impresa en Tokio por la Toppan Printing Company. El diseño del libro reproduce íntegramente todo el negativo, destacando la imagen sobre un generoso fondo blanco. Existe una versión que incluye, además, la traducción de todos los textos al inglés.

JUAN RULFO 'LETRAS e IMÁGENES' . Textos y fotografías de Juan Rulfo. Con un estudio introductorio de Víctor Jiménez.176 páginas.  Editorial RM, México, 2002. Impreso en Tokio.


Juan Rulfo en la capilla abierta de Tlalmanalco


 

Sala de las Columnas en Mitla

 

Corredor bajo del convento de Atlatlahucan

Camino arbolado

Cactus senectus en la región de Metztitlán

ALBERTO RUY SÁNCHEZ  sobre Juan Rulfo  

En todos los encuentros personales que tuve con Juan Rulfo, la gran mayoría en la librería que estaba a la vuelta de su casa, El Juglar, nuestra conversación terminaba siempre en la fotografía. 

Hablábamos de literatura mucho tiempo, de rincones de México que pocos escritores conocían, y de fotografía. La literatura brasileña era una de sus pasiones: le gustaban los libros que tuvieran algo telúrico, algo de selva indomable. Y apreciaba especialmente los momentos narrativos en que la naturaleza se convertía en imagen de los hombres y sus pasiones desbordadas. Apreciaba a los escritores como compositores que desatan fuerzas tremendas y luego las templan en una obra armónica, de sonidos tenues en apariencia o en primer plano que luego esconden tormentas. Las palabras como superficie recta, plana, que no gritan pero que si uno ve con cuidado son superficie rota, llena de texturas. Y su rotura es su valor estético.  

La composición literaria era un valor que en aquel momento no todos apreciaban en los libros de Rulfo, encandilados con las referencias a la realidad que hay en ellos. Pero él mismo reconocía que la realidad, transportada a una composición artística no es la realidad, ni es su espejo, es una nueva realidad, no su imagen fiel, es una segunda realidad compuesta como música para los sentidos. Otra cosa.

'Cuando uno lee, decía, tiene que fijarse en esa otra cosa, no en la realidad de la que habla el libro'.  

Estos intereses literarios de Rulfo que enumeré brevemente tienen para mí una relación directa con sus intereses fotográficos. No es extraño entonces que cuando hojeábamos algún libro de fotos de la librería siempre se detuviera a comentar las texturas de las imágenes y la composición. Me parecían dos obsesiones. Luego pasaba a una explicación técnica sobre su idea de con qué tipo de cámara y de película se lograría ese efecto intenso para los sentidos. Especialmente para el tacto a través de la vista.   En la literatura se despierta al tacto entrándole por el oído, en la fotografía se le despierta llegando a él por los ojos. Pero tocar, oler, saborear, es parte de la composición. No sólo las líneas evidentes de la superficie de una obra son importantes sino también las que van dentro de ellas hacia todos los sentidos. Y hacia nuestra imaginación. Por eso no es extraño que en las fotos de este libro yo vea con insistencia texturas y composiciones.  

Acostumbraba a pronunciar frases lapidarias: perlas de sabiduría como las que muchas veces dicen sus personajes. Viendo una fotografía una vez me dijo: 'La sombra es una cosa que se toca'. Y en las fotografías de este libro las sombras están presentes como si él hubiera estado retratando el reino de las sombras. Las personas son ligeras, muchas veces diminutas. Las sombras son más presentes, los edificios son como el cielo.  

Conocía muy bien México. Había sido agente viajero de ventas y luego tuvo chambas relacionadas con los caminos y los pueblos. La mayoría de los textos incluidos aquí pertenecen a ese ámbito del trabajo por encargo, no creativo sino más bien informativo. Sólo en 'El Castillo de Teayo' vemos a Rulfo de cuerpo entero, con su obsesión atenta a los muertos. En este caso a los dioses muertos. Describe su llegada y visita a este sitio arqueológico hundido en la selva huasteca entrando en una cortina ritual de lluvia que nos instala de lleno en un mundo donde lo imposible es verosímil. Es muy interesante leer a Rulfo, hombre del llano, del paisaje seco, describiendo un paisaje tropical y sus desbordamientos. Como en sus mejores historias pasa de la vida inmediata a un mundo mítico donde los dioses antiguos están presentes con la fuerza de su ausencia de derrotados, de sacrificados. Ahí están los dioses sin nariz, arrancada por sus enemigos en signo de victoria.   Víctor Jiménez, impulsor y prologuista de este libro hace un énfasis en la arquitectura, al tiempo que se fue.  

Palabras e imágenes de una desgarradura quieta, estable como una ruina o un templo olvidado. Todos los dioses han muerto en estas imágenes.

Casa en llamas

Conjunto de ahuehuetes

Escultura vertical y horizonte inclinado

Ruinas del templo de Tecali

Templo y convento de Xochimilco

Reseña literaria del escritor y crítico literario mexicano Evodio Escalante publicada en la Jornada Semanal 
domingo, 15  de junio de 2003 MÁS RULFO  'Cualquier cosa que se diga sobre Juan Rulfo se queda pequeña. Es el gran maestro de la lengua, el señor indiscutido del ritmo y de los matices…' [LEER LA RESEÑA COMPLETA - aquí ]
FUENTE CONSULTADA PARA LA PUBLICACIÓN DE ESTA ENTRADA:   JUAN RULFO FOTÓGRAFO
Mi agradecimiento a la Fundación Juan Rulfo