“Una píldora puede incrementar mil veces nuestra memoria” Buenos o malas, las memorias tienen un objetivo. Sí, las feas son a veces, las más interesantes. Una emoción negativa, como la tristeza o la rabia, consigue recuerdos mucho más verídicos que los sentimientos positivos. Los científicos especulan que esto tiene que ver con una estrategia de supervivencia: evolutivamente, resulta más sustancial para nuestro aprendizaje recordar algo que nos produjo miedo o rabia que algo que nos hizo felicesTiempo atrás, la ciencia demostró que la experiencia cambia la forma de nuestro cerebro. Pero eso ahora tiene nuevas implicaciones. Hemos elegido cantidad en vez de calidad, y el cerebro se ha adaptado a eso.La estructura ágil y ligera de la red mundial se nos ha metido en la sesera, aligerando nuestra red de conexiones interna. Internet nos neuroplastifica. Y si es en otro idioma, todavía más. El multilingüismo funciona como una compleja red interconectada, que gana eficiencia porque aprovecha mecanismos compartidos entre todos los idiomas“Permanecer despierto durante una época de experiencias negativas puede ayudar a disminuir el impacto emocional” Los dominios de Morfeo también influyen en nuestra mente. Dormir después de una experiencia dolorosa puede ayudar a que los recuerdos se afiancen de modo más permanente. Así, permanecer despierto durante una época de experiencias negativas puede ayudar a disminuir el impacto emocional de un trauma. Quizá por eso se extendió la costumbre de velar a los muertos.Y hablando de otra deidad… Tanatos y el inframundo. Podríamos decir que las células llevan su muerte escrita en el ADN, igual que los yogures tienen fecha de caducidad. A este respecto, Lorenzo Magrassi (Universidad de Pavia) asegura que en ausencia de condiciones patológicas a nivel neuronal la duración de las células solo está limitada por la duración máxima del organismo. Es decir, no hay un reloj genético predeterminado. Esto desafía varias nociones que hasta ahora creíamos sólidas.“Hay piezas
del cerebro intercambiables” Para obtener este resultado, Magrassi introdujo una microaguja de vidrio en ratonas preñadas para obtener células del cerebro del embrión. Luego las tiñó de verde con una proteína fluorescente (GFP). A continuación trasplantó las células de ratón en ratas, que son una especie diferente al donante. Lo crucial es que si el implante funciona, revelaría que hay piezas de cerebro intercambiables entre distintas especiesTambién habrá implantes mecánicos cada vez más sofisticados. Quizá el saque de balón que inaugure la próxima Copa del Mundo de fútbol sea una patada que dé un niño de Walk Again Project (Proyecto Camina Nuevamente). Miguel Nicolelis y Gordon Cheng ya están trabajando en ello, y además podrían ordenar el puntapié inaugural a distancia, tal como se está diseñando en la Universidad de Brown, con un implante quetransmite datos neuronales a un receptor externo. Esto permite una especie de telequinesis tecnológica que, en primera instancia, facilitará la vida de personas con discapacidad. Las aplicaciones pueden ser, por ejemplo, mover una silla de ruedas, cambiar de canal el televisor o reclinar la cama… con solo pensar en ello“Mover una silla o cambiar el canal del televisor
con solo pensar en ello” Debe haber momentos en que los científicos sienten un hormigueo en el estómago: cuando saben que van a descubrir algo distinto, cuando una revolucionaria tecnología abre otras puertas o cuando tienen que explicarle al director del programa que van a pegar ojos en la cola de un renacuajo.En este caso, el director dio el visto bueno a semejante ocurrencia, y gracias a ello los expertos demostraron que las neuronas de la médula espinal son capaces de suplantar al cerebro en algunas de sus tareas, algo que permite especular con la posibilidad de utilizar este tipo de «inteligencia medular» para tratamientos médicos, como la restauración de movimiento a miembros paralizados.“La inteligencia medular será útil para restaurar el movimiento a miembros paralizados”Por último dos polos opuestos o némesis neurológicas: romanticismo e inteligencia artificial unidos para siempre. De acuerdo con un proyecto de la Universidad Nacional de Singapur, sería posible dotar a un robot de un sentimiento propio de los seres vivos: el amor. El proyecto es dar a los seres artificiales todas las herramientas sentimentales y biológicas que tenemos los humanos en este aspecto. Si reducimos esta emoción hasta su expresión puramente química, el afecto es fácilmente imitable. Y puede que eterno gracias a Rahul Sarpeshkar, investigador del MIT, que ha desarrollado una pila de combustible para alimentar pequeños implantes neuronales con la misma fuente de energía que el cerebro: la glucosa.
Los nuevos superhéroes ya están aquí. A la vuelta de cualquier esquina. Basta con seguir ahondando en las neurociencias. Permanezcan atentos a sus pantallas.