Este fin de semana he vuelto por mis fueros con la cosa de la moda. No sé para qué propongo estos temas si resulta que me presento en los talleres y me siento como un pulpo en un garaje. Tanto glamour me supera. Ni una sola de mis lorzas cabría en esos vestidos maravillosos que me llaman a gritos desde el maniquí y sé que las telas que veo esparcidas sobre la mesa de patronaje se quedarían enganchadas en cualquiera de los michelines que adornan mi serrano cuerpo.
Pero no es cuestión de darme más latigazos de la cuenta. Entre ayer y hoy ya llevo una buena ración y las sobredosis no llegan a ninguna parte. Seguro que si aplico las enseñanzas de Juanjo Oliva me irá mejor en la vida. Él se refiere al mundo de la moda cuando dice que "no hay nada más impotante que si tú decides que vas a vivir un papel te lo creas y estés dispuesto a hacer todo lo que sea necesario" para conseguirlo, pero yo prefiero aplicármelo al pan nuestro de cada día -vale, vale, al pan no, que es puro hidrato-.
Frase de Andy Warhol en la entrada del taller de Juanjo Oliva.
Durante toda esta semana que termina, el diseñador madrileño ha sido maestro de Virginia Ciganda. Ella también diseña, pero su creatividad no cobra forma en telas, sino en bits. Sus obras maestras son webs e ilustraciones que ahora traspasarán la pantalla para colarse en unas faldas muy especiales: las de Lady Muriel. A este proyecto en el que cada prenda lucirá "el rostro de una mujer anónima que buscó su lugar en este caótico mundo" aplicará los conocimientos adquiridos en el taller de Juanjo Oliva gracias al proyecto Keep Walking Project y, con suerte, debutará en Cibeles. No será sobre la pasarela, pero sí en los tradicionales regalos que los diseñadores ofrecen a séquito y prensa -que a veces es una misma cosa- y que en la próxima edición cibelina podrían ser alguna prenda serigrafiada por Virginia.
Os dejo el reportaje que emitimos ayer en laSexta. Y no me preguntéis qué prendas vi en el taller porque no estoy autorizada a contarlo. En Cibeles lo veremos.