Confiscación
El pretexto de que el aumento tiene “el objetivo de disminuir la brecha de precios con el resto de las petroleras” (Ambito.com) es un encubrimiento, porque es el gobierno el que autoriza el aumento de las demás petroleras.
Esta confiscación de ingresos de los trabajadores se completa con la confiscación de la Anses, que presta a tasas menores que la inflación. En este caso, el organismo le prestó a YPF más de 1.100 millones de pesos, ajustados al dólar oficial -que se revalúa a la mitad de la inflación-, a una tasa promedio del 5,6%, cuando los bonos de la provincia de Buenos Aires, con vencimiento incluso más cortos -y que se pagan en dólar billete-, cotizaban el viernes con un rendimiento del 19% anual: un rendimiento de más del triple. Al mismo tiempo, el titular de la Anses reconoció: “El presupuesto nacional del año próximo prevé que la Anses sólo pague en efectivo 25.000 sentencias de jubilados” (La Nación, 24/9), cuando los litigantes son 257.000.
Dos políticas
Las tasas que pagó YPF, a pesar de ser menores a las tasas del mercado -calculadas en pesos- se acercan al 20% anual. Son cinco puntos más que la fijada por el gobierno a los bancos. YPF tiene el privilegio de que recibe el subsidio de la Anses; Molinos Río de la Plata, en cambio, tuvo que suspender una colocación de deuda. En el “coloquio de Idea”, las patronales reclamaron la devaluación del peso oficial; “el único tipo de cambio que hay en la Argentina es el del ‘blue’… el ideal para que las empresas puedan mantener competitividad” (Ratazzi, Fiat, Ambito.com). A su vez, rechazaron la pesificación de la deuda en dólares, y Pescarmona salió a ratificar el pago en dólares de sus deudas bajo ley nacional. Plantearon lo mismo los gobernadores opositores, como De la Sota. Se trata de una presión combinada para llevar el tipo de cambio oficial a más de 6 pesos.
El aumento de precio de las naftas y la confiscación de los fondos de la Anses implican una nueva baja del salario real, sumada a la negativa a pagar los fallos a favor de los jubilados. A su vez, el reclamo de mayor devaluación internacional del peso implica una mayor licuación de los salarios.