"Con la elección de Su Santidad Francisco como Obispo de Roma y Pastor de toda la Iglesia comienza una nueva etapa para la comunidad cristiana extendida por todo el mundo, en continuidad estrecha con su fecunda historia reciente y lejana, que se remonta hasta el mismo Jesús. La Iglesia, por disposición del Señor, está regida por pastores humanos, el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de los Apóstoles. Todos ellos sirven a la Iglesia con sus facultades y talentos para acrecentar la vida cristiana del Pueblo de Dios. El Papa Francisco, con la cercanía, sencillez y humildad con que se presentó ante los fieles, y con la gracia de Dios, pondrá todas sus capacidades sobrenaturales, intelectuales y humanas en su servicio primacial. Estad seguros de que se entregará sin reservas para actualizar cada día la misión permanente e irrenunciable de la Iglesia, "continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido".
Primera homilía del Papa.
El Santo Padre, en una breve homilía espontánea en la Misa celebrada ayer en la Capilla Sixtina dijo que
"Cuando no se camina, uno se detiene. Cuando no se edifica sobre piedras, ¿qué sucede? Sucede lo que sucede a los niños en la playa cuando hacen castillos de arena, todo se cae y no hay consistencia".
"Nuestra vida es un camino. Cuando nos detenemos, la cosa no va. Caminar siempre, en presencia del Señor, en la luz del Señor, buscando vivir de modo irreprensible que Dios pide a Abraham en su promesa".
Sobre la acción de edificar, el Papa dijo que al hablar sobre "edificar la Iglesia se habla de piedras: las piedras tienen consistencia, pero son piedras vivas, unidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, sobre esta piedra angular que es el mismo Señor".
El Santo Padre alentó entonces a "caminar, edificar-construir, confesar. Pero la cosa no es tan fácil, porque al caminar, al construir, al confesar en estos tiempos tan agitados, hay movimientos que no son propiamente movimientos del camino: son movimientos que nos tiran hacia atrás".
El Papa Francisco dijo además que "cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos sin la Cruz y cuando confesamos a un Cristo sin Cruz, no somos discípulos del Señor, somos mundanos: somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor".
"Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor, de edificar a la Iglesia sobre la sangre del Señor, que está sobre la Cruz, y de confesar la única gloria, Cristo crucificado. Y así la Iglesia irá adelante", subrayó.
Al concluir, hizo votos para que "el Espíritu Santo, la oración de la Virgen, nuestra Madre, nos conceda esta gracia: caminar, edificar, confesar a Jesucristo crucificado. Así sea".
El Papa Francisco: sus manifestaciones marianas.
Esta cercanía a Nuestra Señora no es tema nuevo del Papa Francisco. El Cardenal Jorge Mario Bergoglio, siendo Arzobispo de Buenos Aires, se refirió en múltiples ocasiones a la Virgen y encomendó a niños, jóvenes y familias al amor de la Madre de Dios.
Así lo dejó ver en los mensajes que en repetidas ocasiones dirigió a los jóvenes argentinos en el marco de las peregrinaciones celebradas en el Santuario de Nuestra Señora de Luján. Este es el caso de la peregrinación que ocurrió en octubre del año 2009 y que llevó como lema "Madre, tu mirada renueva nuestra esperanza".
En esa ocasión, el entonces Cardenal dijo a los jóvenes: "Nuestra Madre nos mira a todos sin exclusión, pero se viene ocupando desde hace mucho tiempo de los hijos más pobres; los hijos que en las sumas y en las restas de los cálculos van quedando al borde del camino. Los hijos del descarte, que los usaron o les probaron mal la vida. Esos hijos que tienen nombre: son los hijos de la Virgen. Mira Madre a tantos descartados, son tus hijos. Míralos y fortaléceles el corazón con la esperanza".
En Mayo de 2011, durante la Homilía que pronunció en la Misa de Apertura de la 101° Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, el Cardenal destacó cómo especialmente la Madre de Dios siempre ha permanecido presente en la vida de la Iglesia: "María y la Iglesia ambas son madres, ambas conciben virginalmente del Espíritu Santo, ambas dan a luz para Dios Padre una descendencia sin pecado".
De esta manera, no es extraño que Su Santidad haya querido que su primera actividad en la primera mañana de su Pontificado fuese visitar a la Virgen María, ofrecerle un ramo de flores y, especialmente, encomendarle su misión como Pastor de la Iglesia Universal.
(Gaudium Press / Sonia Trujillo)