Después de unos días de descanso en la aldea rodeada de nieve pero bien calentita en casa al calor de la estufa de leña retomo hoy mi actividad blogueril. Caldos y legumbres cocidas a fuego lento en la cocina de leña han sido la tónica de estos días. Nuestras gallinas han puesto sus primeros huevos y estábamos como niños con zapatos nuevos. Todo el día nevando y ellas tan campantes salieron a pasear por el manto blanco.
Los primeros huevos, un regalazo después del viaje.
Fueron a parar a un bizcocho de limón con nueces de la aldea para la merienda. El día anterior a la nevada plantamos nuestros árboles frutales y menos mal porque al día siguiente hubiese sido imposible. Ya fueron bautizados por la nieve, y de que manera!
Un manzano golden
Un peral conferencia
Un nogal
Y un cerezo
Y mientras nevaba, nada mejor que cocinar una buena legumbre a fuego lento. En este caso judías pintas que son las que tenía en casa.
Para los dos solos hice esta olla que tiene un tamaño muy cuco y muy recogido. El barro en la lumbre deja las legumbres suaves y tiernas.
INGREDIENTES
-un puñado de judías pintas por persona más otro de propina por si se quiere repetir (así fue)
-media cebolla
-un puerro
-dos dientes de ajo
-un tomate mediano
-una zanahoria mediana
-una patata mediana
-una cucharadita de pimentón dulce
-un clavo de olor
-una hoja de laurel
-aceite de oliva y sal
PREPARACIÓN
La noche anterior ponemos a remojo las judías. Escurrimos de ese agua y las ponemos con agua fría al fuego. Ponemos los ajos pelados y enteros, la zanahoria pelada y cortada en rodajas finas, la cebolla cortada en juliana fina, el puerro cortado en juliana y el trozo que empieza a estar verde lo ponemos entero. Rallamos el tomate y lo incorporamos al guiso. Ponemos también la hoja de laurel, el clavo de olor y el pimentón. Regamos con un chorro generoso de aceite de oliva crudo y ponemos sal.
Tapamos y dejamos cocer a fuego lento una hora.
Al cabo de ese tiempo incorporamos la patata pelada y chascada en trozos pequeños. Tapamos de nuevo y dejamos cocer hasta que estén tiernas, por lo menos otra hora.
Durante la cocción romperemos la cocción con un chorrito de agua fría para que las judías salgan más suaves y tiernas. Es lo que se llama “asustar a las judías”
No hay prisa, es un día para estar en casa relajado leyendo un buen libro o bordando al lado de la estufa.
Espero que os guste el reportaje de pueblo con olor a leña y a chocolate caliente.