Thomas Anderson, un joven científico afincado en Washington, está a punto de culminar una investigación que podría cambiar el curso de la medicina moderna. Un proyecto de más de diez años que supondría el mayor descubrimiento del siglo XXI. Pero su situación anímica y personal no es la más idónea, por lo que aprovecha un congreso médico que se celebra en Las Vegas durante el fin de semana para escapar de la rutina habitual.
Allí se encontrará con Nathan Danniels, antiguo compañero de estudios al que había perdido la pista. Juntos preparan un arriesgado plan que les permitirá a ambos acabar con todos sus problemas. Durante semanas ultiman los preparativos de lo que suponen puede ser la llave de su futuro. Pero el destino, caprichoso, les llevará por unos derroteros que jamás hubieran imaginado.
Anderson se verá entonces envuelto en una trama para la que no está preparado: intrigas empresariales, mafias internacionales, sicarios y asesinos a sueldo, o persecuciones de película en escenarios de medio mundo. Thomas será el peón en un tablero de poder con reglas desconocidas para él, asumiendo a partir de entonces una identidad que no le corresponde si quiere tener alguna oportunidad de reconducir su vida.
De Armando Rodera ya había leído anteriormente El enigma de los vencidos y La rebeldía del alma. Los dos me gustaron mucho y por eso, cuando me tocó Juego de identidades en un sorteo, me alegré mucho y no pude evitar subirlo algunas posiciones en la lista de pendientes.
Y la verdad es que empieza fuerte: con un hombre que asiste a su propio entierro, así que es imposible que no te pique la curiosidad. ¿Cómo es posible? ¿Ha fingido su muerte? ¿Le han dado por muerto y no ha querido desmentirlo? Por otra parte, la novela se estructura de tal manera que anima a seguir leyendo, porque cada capítulo va alternando presente y flashbacks, hasta que en un punto se solapan las dos y leemos una única línea.
Además, Armando Rodera ha querido sacarle el partido que todos pensamos que merecen los libros digitales y ha creado una versión interactiva de la novela. Eso supone una serie de enlaces que proporcionan información adicional, habitualmente llevando a la web oficial de lo que se menciona. Ni que decir tiene que para situar los escenarios viene de lujo.
Sin embargo, a pesar de todo eso, a mi debió de cogerme en un mal momento porque no conseguí cogerle el punto al principio, e incluso lo dejé varios días sin tocar (lo que en mi es inaudito). De todos modos finalmente me forcé, y al pasar la mitad y fue todo rodado.
Lo cierto es que la novela tiene muchos puntos buenos, entre ellos los personajes. Thomas, el protagonista, es el antihéroe de manual. Está lleno de neuras y tiene un carácter totalmente apocado debido al trato que le han dado los años. Nathan, sin embargo, es todo lo contrario: caradura y desenvuelto. Ambos están muy bien definidos y a pesar de los defectos que puedan tener se les coge cariño con facilidad.
La visita por los escenarios es bastante interesante, y en eso contribuye en gran manera los enlaces que le acompañan: el hotel de Las Vegas, el campus universitario o el monumento a Lincoln pueden verse en detalle si tenemos conexión a internet en el mismo dispositivo en que leemos. Esto ayuda mucho a los que no hayan visitado Roma y Tenerife como yo, que pueden poner imágenes a las escenas.
A mí, personalmente, me ha chirriado un poco la parte científica. Para mi gusto faltan datos, desarrollo, bases… Creo que un proyecto de investigación tan ambicioso es poco probable que lo lleve a término una sola persona, sin que se detecte el consumo de fungibles, por ejemplo. Además de que el horizonte temporal me parece muy optimista. Quizás con más datos (u otra orientación de la investigación en caso de que no pudiera aportarlos) se haría más creíble.
La novela es sintáctica y ortográficamente correcta (no nos olvidemos que Armando Rodera es uno de los 5 de B de Books, que fueron seleccionados para dar el salto al papel por su calidad). Sin embargo en algunas partes me ha parecido que el texto estaba algo recargado y en muchas ocasiones sobreadjetivado. También es cierto que hace tiempo que no leo nada suyo y es posible que ese sea su estilo, sin más.
Es posible que en cierta manera eso fuera sido lo que me hizo bajar el ritmo de lectura, pero llegado más o menos a la mitad (punto en el que confluyen las dos historias), la cadencia es mucho más rápida al no tener que desviar el interés a las dos líneas temporales. Y también porque el ritmo sube en esta última parte, sucediendo cosas sin parar.
Además, en este tramo también introduce una trama amorosa, que no podía faltar en este tipo de historias. La verdad es que no es el hecho de haber romance lo que anima el asunto, sino el personaje que parece. Este personaje (que no voy a mencionar concretamente para no fastidiároslo) es bastante interesante y algunas de las escenas en las que participa son de las mejores de la novela.
En cuanto al final, yo he vuelto a tener un problema. Es sorprendente si no te lo esperas, pero creo que a lo largo del texto da demasiadas pistas como para no entrever lo que sucede. A pesar de que intente tirar por tierra mis sospechas en varios momentos, yo creo que siempre supe el final. Eso sí, el ultimo fragmento, que deja abierta la posibilidad de una secuela, creo que puede dar mucho juego.
En definitiva, Juego de identidades es una novela con la que yo he tenido mis más y mis menos, pero que reconozco que es ágil y entretenida. Muy recomendable para los amantes del género, y como no, para los seguidores de Armando Rodera.