En la casa amenazante, dulce y confusa, las paredes oyen. Crecen plantas con plumas y animales con hojas. Las dos cuerdas de guitarra conspiran y traman, en el bosque, el único bosque de la provincia donde quedan mancuspias, un juego perverso. El señor Robledo, padre nuestro y de los demás, juega y deja jugar; pero teme que sus ordenes no sean cumplidas. Teme por la vida del que inventa el algodón y por la suya propia: ¡Todo girasol amarillo será decapitado!-¡Quisiera ver una mancuspia!-Puede ser la última cosa que veas.
En la casa amenazante, dulce y confusa, las paredes oyen. Crecen plantas con plumas y animales con hojas. Las dos cuerdas de guitarra conspiran y traman, en el bosque, el único bosque de la provincia donde quedan mancuspias, un juego perverso. El señor Robledo, padre nuestro y de los demás, juega y deja jugar; pero teme que sus ordenes no sean cumplidas. Teme por la vida del que inventa el algodón y por la suya propia: ¡Todo girasol amarillo será decapitado!-¡Quisiera ver una mancuspia!-Puede ser la última cosa que veas.