Con And now his watch is ended nos acercamos peligrosamente al ecuador de esta temporada. Una temporada que, como comentábamos la semana pasada, está cargada de eventos importantísimos y que deben incorporarse pronto a la trama. Y es que el espectador debe estar preparado para todo lo que está por venir, ya que para eso Tormenta de Espadas es uno de los mejores libros de la saga de George R.R. Martin. Ahora su guardia ha terminado es uno de esos episodios en los que sí pasan cosas, algunas no tal y cómo le gustaría al lector de la novela, pero que da en la tecla exacta en determinadas escenas. Pero dejémonos de cháchara y veamos qué ha ocurrido en los Siete Reinos esta semana en un episodio en el que traición marca todas y cada una de las escenas.
LA TIERRA DE LOS RÍOS
DESEMBARCO DEL REY
Mientras, en a capital de los Siete Reinos, Tyrion Lannister aún está sediento de venganza después de que su propia hermana intentar asesinarle en la Batalla de Aguas Negras y es por ello que acude a Varys, el consejero de los susurros. Sin embargo, la venganza es un plato que se sirve frío y nada cómo encerrar en una caja, saben los Siete con qué propósito, al hechicero que un día decidió convertir a la araña en eunuco.
loca de Catelyn Stark y Señora del Nido de Águilas. Aún así, gracias Ross, uno de esos personajes de los libros que ha conseguido ser fijo en la serie quién sabe por qué, nos enteramos, o más bien nos dejan caer, que Meñique no es que tenga mucho interés por la viuda de Jon Arryn, sino que le gustan las jóvenes de cabellos rojizos, educadas hasta la repelencia y ex prometidas del mismísimo rey de los Siete Reinos. Vamos: Sansa Stark. Tal es así que Varys no duda en compartir su preocupación con la mismísima reina de las espinas, ya que él y Lady Olenna tienen el mismo interés: que Sansa no contraiga matrimonio con Petyr.
Y he aquí donde entra juego Margaery Tyrell que, ni corta ni perezosa se acerca a la joven loba para alejarla de las garras de Meñique prometiéndole el oro y el moro: algo con lo que Sansa lleva soñando desde que llegó a la ciudad de la Fortaleza Roja: casarse con ser Loras Tyrell, hermano de la futura reina, miembro de la Guardia Real y con unos votos de castidad de por vida que, según su juramento, nunca podrá romper. ¿Hola? ¿Sansa? ¿Te suenan los capas blancas?
EL NORTE
Bran y sus acompañantes siguen su camino hacia el Muro. La verdad es que no avanza mucho la trama del príncipe de Invernalia (es del que menos sabemos en lo que va de temporada) pero lo que sí nos dejan claro los guionistas es que el joven Brandon (que menudo estirón ha dado este niño del verano) sigue teniendo esas visiones que lo hacen especial y que muestran un cuervo de tres ojos que es el que debe guiar su camino.
Y a pesar de que el grito de Catelyn sea más emocionante que toda la historia del niño, más interesante nos parece lo que ocurre en otro lugar del norte: en los alrededores de Fuerte Terror, donde Theon Greyjoy continúa su huída con ese héroe desconocido al que regala una de las mejores frases del episodio. La vida está hecha de elecciones, y a pesar de ser un Hijo del Hierro y el heredero legítimo de Balon Greyjoy, Theon sabe que lo ha hecho todo mal. Y no solo porque las cosas no hayan salido cómo él esperaba, sino porque queriendo recuperar el cariño de un padre que lo vio partir cuando sólo era un niño inocente, se ha dado cuenta de que su verdadero padre fue aquel al que le cortaron la cabeza en Desembarco del Rey. Tarde, Theon, tarde. ¡Ay si Ned, levantara la cabeza! (Humor negro aparte).
MÁS ALLÁ DEL MURO
Mientras tiene lugar la matanza, Sam, que parece haberse olvidado ya de esa fría mirada azulada de los caminantes, saca valor de sus abundantes carnes y se concentra en otros menesteres como salvar la vida de un bebé. El bebé de Eli Gilly, que por haber nacido varón no tiene otro destino que la muerte. O tenía.
MÁS ALLÁ DEL MAR ANGOSTO
Mientras, lejos muy lejos, Más Allá del Mar Angosto, en la Bahía de Esclavos, Daenerys cumple la promesa que juró en el episodio anterior y nos regala el cliffhanger del episodio. 8.000 inmaculados a cambio de un dragón. Una transacción jugosa para un esclavista que, presuntuoso y prepotente, no tenía ni idea de con quién se las veía.
-Soy Daenerys de la Tormenta, de la Casa Targaryen, de la Antigua Valyria. El Valyrio es mi lengua materna.
Y dracarys la palabra perfecta para que la madre de dragones consiga lo que quiere: un ejército de soldados libres y las tres bestias que quizá la ayuden a conquistar Poniente.
Y con esto, yo también tiro el látigo al suelo. ¿Acaso nos creíamos que Daenerys se iba a deshacer de uno de sus hijos? Por los Siete, claro que no.
La semana que viene, más. ¡Y que llegue pronto!