Y ya está, éste ha sido el final de la
cuarta temporada de Juego de Tronos. Después de un episodio especial como lo
fue el noveno, que transcurrió en un único escenario, quedaban muchas tramas por
cerrar. Afortunadamente el episodio de esta semana ha tenido metraje extra,
durando 66 minutos en lugar de los 50 de media de cada capítulo. Y bastante han hecho a pesar de la cantidad de material que les quedaba por afrontar.
El episodio comienza con Jon
Nieve yendo al encuentro de Mance Rayder. La conversación entre ellos es
bastante tensa aunque amigable. Destacables los brindis por Ygritte, Grenn y
Mag, rey de los gigantes, que murió en el túnel. El rey de más allá del Muro
propone un trato, es todo lo que desea. Se acerca el invierno y con él el mayor
de los peligros que acecha Poniente. Tan solo quiere que la Guardia
abra las puertas del Muro para que los pueblos libres puedan
resguardase tras de él. La escena se ve interrumpida por una aparición inesperada:
la del ejército de Stannis Baratheon.
Mance es tomado prisionero y
los cuerpos de los caídos quemados. En esta escena nos presentan la primera vez
que Jon Nieve ve a la Sacerdotisa Roja a través del fuego. Prometedor.
Emotivo también en este
frente ha sido el momento que ha seguido a las palabras de Tormund a Jon sobre
Ygritte. Ella pertenece al norte verdadero, así lo entiende también Jon, que se dirige con el cuerpo de la muchacha al bosque para dejarla yacer sobre una
pira funeraria.
Queda claro que Dany no es una gran reina por el momento pero se está esforzando. Sin embargo
las cosas no van de acuerdo a sus planes. La lección que ha recibido en el
pasado episodio es que no puede imponer su planteamiento del mundo. No todas
las personas querrán o podrán adaptarse a sus nuevas normas. La abolición de la
esclavitud que Daenerys defiende implica la libertad para que cada ciudadano
elija su destino y así tiene que aceptarlo.
Para empeorar las cosas sus dragones están creciendo y sin
nadie que pueda realmente enseñarles cómo comportarse no hacen más que seguir sus instintos. Una niña pequeña
es la última víctima de un desaparecido Drogon. El dolor del padre cala en la Madre de Dragones que decide, muy a su
pesar y con gran sufrimiento, encadenar
en las catacumbas a Viserion y Rhaegal.
En
las tierras del Valle dos tramas convergen. Brienne de
Tarth finalmente encuentra a Arya Stark.
Pero El Perro no confía en ella
ni en sus intenciones y la desafía por la custodia de la pequeña Stark. La lucha entre ellos es
oscura por el comportamiento de los contrincantes pero la coreografía es buena,
con los movimientos de cada personaje definidos acorde a sus caracteres. La violencia de
la lucha contrasta con el hermoso paisaje en el que se desarrolla el enfrentamiento, que en varias escenas, sobre todas las aéreas, roba el
protagonismo del momento.
En cierto punto Brienne se
pone muy violenta y arranca parte de la oreja de El Perro de un mordisco para, acto seguido, tirarle por un barranco. Brienne gana. Pero Arya se ha escondido,
no quiere ir con ella, no se fía y no es de extrañar.
A pesar de que tanto Brienne
como Podrick la buscan por los alrededores no pueden encontrarla. Arya ha ido en busca de un moribundo Perro, al que
roba el dinero y se niega a rematar, a pesar de los requerimientos de éste. La niña Stark se está volviendo muy sombría. Su llegada al puerto de
Salinas y la utilización de la moneda
que Jaqen H´gar le dio en su momento junto con la frase “Valar Morghulis”, ligan su futuro a la ciudad de Braavos y a lo que allí pueda encontrar.
Brandon
Stark está a punto de llegar a su objetivo cuando son atacados por esqueletos
vivientes. Por suerte contaban con el poder de cambiapieles de Brandon
y la habilidad de Meera. Pero lo que los ha salvado ha sido la magia de Los
Niños, seres más antiguos que los primeros hombres. Aunque Jojen ha caído sabemos que lo ha hecho conscientemente, conociendo
el destino que le aguardaba. Me ha sorprendido, sin embargo, el poco efecto que ha causado su muerte tanto en su hermana como en Bran. Ni siquiera un lamento, ni una lágrima por su pérdida. Sus reacciones me han descolocado un poco quitando aún más verosimilitud a una escena que abraza el aspecto más fantástico de la serie.
El
encuentro de Bran con el cuervo de tres ojos plantea innumerables
interrogantes, acompañados de fascinación, sobre el futuro de los
supervivientes. Es una historia bizarra pero una de las más intrigantes.
En Desembarco del Rey los Lannister están lidiando con más drama del
que una familia normal es capaz de soportar, pero es que ellos no son una
familia normal. El personaje de Cersei
hace una desesperada declaración de intenciones a su padre, Tywin,
confesando el incesto y la paternidad de Jaime de todos sus hijos. Si fuera necesario revelará el secreto pero nada ni nadie va a apartarla de su hijo
Tommen. La reconciliación con su
hermano-amante cierra una trama que ha tenido muchas idas y venidas durante la
temporada. Cersei afianza su posición y asegura a sus aliados. Antes ya había autorizado la reanimación de un agonizante (debido a la lanza envenenada de Oberyn Martell) Gregor Clegane, para cerciorase de contar con su asesino particular.
El último segmento del episodio ha sido emocionante aunque haya resultado algo acelerado. Jaime, ayudado por Varys, libera a Tyrion
de su prisión ante su inminente ejecución. Las motivaciones del mayor de los
Lannister, sobre todo después de haber hecho las paces con Cersei, son
discutibles pero las aceptamos por el
amor fraternal que le profesa a su hermano pequeño.
Lo que nos resulta más confuso es la razón por la que Tyrion decide poner en peligro su huida, y con ello su vida, y se dirige a los aposentos de su padre, la Mano del Rey. Allí encuentra a la mujer que amaba, y que él creía le correspondía, en la cama de su padre, llamándole “león”, de forma cariñosa tal y como le llamaba a él. La traición ha sido completa. La sorpresa de Shae al encontrase a Tyrion ha seguido al desconcierto que me ha supuesto el ataque de la chica a su antiguo amante. Que Tyrion la mate en defensa propia resta intensidad al hecho de asesinar al amor de su vida.
Roto, toma uno de los
juguetes preferidos de su fallecido sobrino Joffrey, su ballesta, y se dirige en busca de su padre, al que encuentra en
la letrina.
La conversación entre el
patriarca Lannister y su maltratado hijo es intensa. Tywin le habla con
el tono de superioridad que regala a todo el mundo, no pudiendo ni imaginar que
sus desprecios vayan a tener por fin el castigo que merecen. Casi impasible, incapaz de
sentir más dolor, Tyrion Lannister acaba
con la vida de su padre y torturador. Después escapa escondido como carga
en un barco cuyo destino desconocemos. Pero sus actos no van a tener
consecuencias solo para él. Las campanas tañen alertando de que algo ha
ocurrido. Varys, que guiaba a Tyrion
en su escapada, se ve obligado a acompañarle
en su destierro, viéndose inevitablemente envuelto en sus actos.
Juego
de tronos se ha despedido a lo grande, con un episodio lleno de
buenos momentos y sobre todo muy intenso, donde la pausa del capítulo anterior ha servido
para que se reúnan momentos dramáticos de alto calado con un terreno propicio para
futuras tramas, a cada cual más interesante.
Hasta el año que viene. ¿Vuestras
opiniones?
Y ya está, éste ha sido el final de la
cuarta temporada de Juego de Tronos. Después de un episodio especial como lo
fue el noveno, que transcurrió en un único escenario, quedaban muchas tramas por
cerrar. Afortunadamente el episodio de esta semana ha tenido metraje extra,
durando 66 minutos en lugar de los 50 de media de cada capítulo. Y bastante han hecho a pesar de la cantidad de material que les quedaba por afrontar.
El episodio comienza con Jon
Nieve yendo al encuentro de Mance Rayder. La conversación entre ellos es
bastante tensa aunque amigable. Destacables los brindis por Ygritte, Grenn y
Mag, rey de los gigantes, que murió en el túnel. El rey de más allá del Muro
propone un trato, es todo lo que desea. Se acerca el invierno y con él el mayor
de los peligros que acecha Poniente. Tan solo quiere que la Guardia
abra las puertas del Muro para que los pueblos libres puedan
resguardase tras de él. La escena se ve interrumpida por una aparición inesperada:
la del ejército de Stannis Baratheon.
Mance es tomado prisionero y
los cuerpos de los caídos quemados. En esta escena nos presentan la primera vez
que Jon Nieve ve a la Sacerdotisa Roja a través del fuego. Prometedor.
Emotivo también en este
frente ha sido el momento que ha seguido a las palabras de Tormund a Jon sobre
Ygritte. Ella pertenece al norte verdadero, así lo entiende también Jon, que se dirige con el cuerpo de la muchacha al bosque para dejarla yacer sobre una
pira funeraria.
Queda claro que Dany no es una gran reina por el momento pero se está esforzando. Sin embargo
las cosas no van de acuerdo a sus planes. La lección que ha recibido en el
pasado episodio es que no puede imponer su planteamiento del mundo. No todas
las personas querrán o podrán adaptarse a sus nuevas normas. La abolición de la
esclavitud que Daenerys defiende implica la libertad para que cada ciudadano
elija su destino y así tiene que aceptarlo.
Para empeorar las cosas sus dragones están creciendo y sin
nadie que pueda realmente enseñarles cómo comportarse no hacen más que seguir sus instintos. Una niña pequeña
es la última víctima de un desaparecido Drogon. El dolor del padre cala en la Madre de Dragones que decide, muy a su
pesar y con gran sufrimiento, encadenar
en las catacumbas a Viserion y Rhaegal.
En
las tierras del Valle dos tramas convergen. Brienne de
Tarth finalmente encuentra a Arya Stark.
Pero El Perro no confía en ella
ni en sus intenciones y la desafía por la custodia de la pequeña Stark. La lucha entre ellos es
oscura por el comportamiento de los contrincantes pero la coreografía es buena,
con los movimientos de cada personaje definidos acorde a sus caracteres. La violencia de
la lucha contrasta con el hermoso paisaje en el que se desarrolla el enfrentamiento, que en varias escenas, sobre todas las aéreas, roba el
protagonismo del momento.
En cierto punto Brienne se
pone muy violenta y arranca parte de la oreja de El Perro de un mordisco para, acto seguido, tirarle por un barranco. Brienne gana. Pero Arya se ha escondido,
no quiere ir con ella, no se fía y no es de extrañar.
A pesar de que tanto Brienne
como Podrick la buscan por los alrededores no pueden encontrarla. Arya ha ido en busca de un moribundo Perro, al que
roba el dinero y se niega a rematar, a pesar de los requerimientos de éste. La niña Stark se está volviendo muy sombría. Su llegada al puerto de
Salinas y la utilización de la moneda
que Jaqen H´gar le dio en su momento junto con la frase “Valar Morghulis”, ligan su futuro a la ciudad de Braavos y a lo que allí pueda encontrar.
Brandon
Stark está a punto de llegar a su objetivo cuando son atacados por esqueletos
vivientes. Por suerte contaban con el poder de cambiapieles de Brandon
y la habilidad de Meera. Pero lo que los ha salvado ha sido la magia de Los
Niños, seres más antiguos que los primeros hombres. Aunque Jojen ha caído sabemos que lo ha hecho conscientemente, conociendo
el destino que le aguardaba. Me ha sorprendido, sin embargo, el poco efecto que ha causado su muerte tanto en su hermana como en Bran. Ni siquiera un lamento, ni una lágrima por su pérdida. Sus reacciones me han descolocado un poco quitando aún más verosimilitud a una escena que abraza el aspecto más fantástico de la serie.
El
encuentro de Bran con el cuervo de tres ojos plantea innumerables
interrogantes, acompañados de fascinación, sobre el futuro de los
supervivientes. Es una historia bizarra pero una de las más intrigantes.
En Desembarco del Rey los Lannister están lidiando con más drama del
que una familia normal es capaz de soportar, pero es que ellos no son una
familia normal. El personaje de Cersei
hace una desesperada declaración de intenciones a su padre, Tywin,
confesando el incesto y la paternidad de Jaime de todos sus hijos. Si fuera necesario revelará el secreto pero nada ni nadie va a apartarla de su hijo
Tommen. La reconciliación con su
hermano-amante cierra una trama que ha tenido muchas idas y venidas durante la
temporada. Cersei afianza su posición y asegura a sus aliados. Antes ya había autorizado la reanimación de un agonizante (debido a la lanza envenenada de Oberyn Martell) Gregor Clegane, para cerciorase de contar con su asesino particular.
El último segmento del episodio ha sido emocionante aunque haya resultado algo acelerado. Jaime, ayudado por Varys, libera a Tyrion
de su prisión ante su inminente ejecución. Las motivaciones del mayor de los
Lannister, sobre todo después de haber hecho las paces con Cersei, son
discutibles pero las aceptamos por el
amor fraternal que le profesa a su hermano pequeño.
Lo que nos resulta más confuso es la razón por la que Tyrion decide poner en peligro su huida, y con ello su vida, y se dirige a los aposentos de su padre, la Mano del Rey. Allí encuentra a la mujer que amaba, y que él creía le correspondía, en la cama de su padre, llamándole “león”, de forma cariñosa tal y como le llamaba a él. La traición ha sido completa. La sorpresa de Shae al encontrase a Tyrion ha seguido al desconcierto que me ha supuesto el ataque de la chica a su antiguo amante. Que Tyrion la mate en defensa propia resta intensidad al hecho de asesinar al amor de su vida.
Roto, toma uno de los
juguetes preferidos de su fallecido sobrino Joffrey, su ballesta, y se dirige en busca de su padre, al que encuentra en
la letrina.
La conversación entre el
patriarca Lannister y su maltratado hijo es intensa. Tywin le habla con
el tono de superioridad que regala a todo el mundo, no pudiendo ni imaginar que
sus desprecios vayan a tener por fin el castigo que merecen. Casi impasible, incapaz de
sentir más dolor, Tyrion Lannister acaba
con la vida de su padre y torturador. Después escapa escondido como carga
en un barco cuyo destino desconocemos. Pero sus actos no van a tener
consecuencias solo para él. Las campanas tañen alertando de que algo ha
ocurrido. Varys, que guiaba a Tyrion
en su escapada, se ve obligado a acompañarle
en su destierro, viéndose inevitablemente envuelto en sus actos.
Juego
de tronos se ha despedido a lo grande, con un episodio lleno de
buenos momentos y sobre todo muy intenso, donde la pausa del capítulo anterior ha servido
para que se reúnan momentos dramáticos de alto calado con un terreno propicio para
futuras tramas, a cada cual más interesante.
Hasta el año que viene. ¿Vuestras
opiniones?