Luego del viaje épico fantástico y el alucinante mundo creado por John R. R. Tolkien, pensé que en el plano de la literatura fantástica y épica no quedaba nada más por explorar o, mejor dicho, nada que se asemeje a la Tierra Media. No voy a ser un hipócrita y decir que conocía a la saga de Canción de Hielo y Fuego desde antes de la maravillosa serie de HBO, pero lo cierto es que apenas había escuchado comentarios al pasar de ambientes un tanto BigBangTheorianos (espero que entiendan mi pequeña burla acá) y nunca les presté atención hasta momentos después de terminar el décimo capítulo de la primera temporada de la serie.
La serie me cautivó completamente, y no fue hasta que leí el libro en el que se basaba que me di cuenta de hasta qué punto llegaron los creadores para adaptar con sumo lujo de detalles la intrincada red de traiciones y acción que posee Juego de Tronos, el primer libro de la saga que constará de un total de siete, y de la que no puedo despegarme.
Pero primero, un anuncio: ni lerdos ni perezosos, la editorial Plaza y Janés sabía que estaban frente a un exitazo, y por eso decidieron cobrar el libro con la inusual cifra de $150 pesos; por suerte, descubrí que la versión en inglés estaba disponible (así como también sus dos secuelas) por $56 pesos: prácticamente, con la plata del primero en castellano puedo conseguir las primeras tres novelas en inglés y leer la saga en su idioma original. Tengo la suerte de saber inglés fluidamente, pero igual sigo pensando que es un precio injusto para aquellos que no manejan bien el idioma.
En fin, a lo que ibamos.
George R.R. Martin, maldito bastardo. No puede creer todavía que alguien pueda construir un mundo tan variado de personajes y con tantos detalles como lo hizo Martin en su obra; esta historia de vicisitudes reales en la que las ansias de poder hacen sucumbir a todos los personajes está contada desde muchos puntos de vista, concretamente ocho en el primer libro, con tres escenarios diferentes que cubrir. Algunos personajes están en la misma trama y es así que podemos ver algunos problemas desde diferentes ópticas, mientras que otras tramas cubren el restante de los escenarios. Sin lugar a dudas, la trama central que involucra a la familia Stark casi al completo es la línea general más desarrollada y la más interesante de seguir, con todas las intrigas palaciegas que son casi imposibles de dejar de lado. Por eso, cuando la historia cambia de enfoque y se dirige hacia la Gran Muralla de Hielo, o cruzando los mares para contar la historia de la desterrada heredera Danaerys, uno no puede dejar de sentirse decepcionado por el brusco cambio, pero igualmente, las historias estan interconectadas y no son un desperdicio en absoluto.
Antes hablaba del desarrollo magnífico de los personajes; están tan bien descriptos, con sus personalidades y sus enojos, sus lealtades, sus odios, que se notan humanos por demás, pero tan bien caracterizados que o se ama a los buenos o se odia rotundamente a los villanos. No hay medias tintas, y los buenos no siempre ganan, como pude descubrir tristemente en este primer libro... aunque la venganza será hermosa. Otro punto que me dejó helado al ir leyendo la novela es la facilidad del autor de sacrificar a personajes importantes en favor de una historia realista: al matar despiadadamente a un grupo variopinto de puntos claves en la historia crea esa sensación de desasosiego y temor de que nadie llegue vivo hasta el final; ese temor a lo inesperado hace al libro grande también.
Creo que tengo una nueva adicción, no puedo parar de leer el libro, y aunque me costó su tiempo terminarlo en inglés, seguiré leyendo así para embeberme de lo genuino de su escritura. Fanáticos de la épica fantástica, y para todos aquellos buscadores de una historia rebuscada, traidora e intrigante, están de parabienes. Hay Juego de Tronos para rato...
Calificación: Excelente