El episodio comienza justo donde acabó el anterior: Eddard Stark ha sido ejecutado en el Septo de Baelor ante una multitud exaltada que pedía a gritos su cabeza. Sansa no aguanta el trauma y se desmaya, mientras que a Arya, que se encontraba entre la multitud, se la lleva Yoren, un hombre de la Guardia de la Noche, con la intención de devolverla a su hogar en el Norte. Incluso le corta el pelo para que parezca un chico y nadie la reconozca, poniéndole el nombre de Arry. Mientras tanto, en el campamento de los Stark, Catelyn se entera de la terrible noticia y cuando busca un lugar solitario para digerir el mal trago, se encuentra a su hijo Robb consumido por la furia. Juntos deciden salvar a Sansa y a Arya para después "matarlos a todos". La cosa promete odio, rencor y venganza a partes iguales: un cóctel exquisito.
En Desembarco del Rey tenemos a Joffrey, que sigue haciendo de las suyas. En primer lugar y durante una audiencia en el salón del Trono, hace que un pobre bardo elija entre perder las manos o la lengua. Es Sir Ilyn Payne el encargado, cómo no, de arrancarle la lengua al pobre desgraciado. Este Wilko Johnson mete miedo y borda el papel de verdugo sin decir ni una sola palabra. Después, el nuevo y tremendamente sádico rey ser empeña en mostrarle a Sansa las cabezas cercenadas y colgadas en picas de su padre y su séquito. Por primera vez vemos a la joven mostrar algo de carácter cuando osa enfrentarse abiertamente a Joffrey.
En el campamento Stark, Robb es aclamado como Rey en el Norte, con lo que eso conlleva: enfrentarse a los Lannister y luchar bajo su propia bandera, sin rendir pleitesía a los Baratheon que empiezan a ansiar el Trono de Hierro (los hermanos Renly y Stannis). Mientras, Catelyn le realiza una visita a un Jaime encadenado, con intenciones nada halagüeñas. La conversación entre ambos está cargada de ironía y descaro por parte del Matarreyes hacia su captora, en una nueva demostración de la gran cantidad de orgullo y soberbia que almacena en su interior. ¿Tendrá Jaime cuerda para rato para seguir actuando de esa manera o se vendrá abajo en algún momento? La segunda temporada nos sacará de dudas...
Lo que nos queda claro es que nuestro amado Tyrion se larga para Desembarco del Rey para ser la nuevo Mano del Rey, enviado por Tywin, su propio padre, cosa que supone un giro radical en las hasta ahora deterioradas relaciones entre padre-hijo. Al parecer, el patriarca de los Lannister se ha percatado de que la mente de Tyrion es realmente valiosa y es preferible que intervenga en el gobierno de su nieto Joffrey antes de que el Reino se vaya al garete.
En la parte argumental de Daenerys y los dothraki, las cosas cada vez pintan peor para la princesa de los Targaryen, que ha perdido al hijo que esperaba,sacrificio que ha servido para que Khal Drogo siga vivo, pero en un lamentable estado cuasi comatoso en el que ni siente ni padece. Ni tan siquiera parecer percatarse de lo que ocurre a su alrededor. Daenerys choca de bruces contra la realidad cuando Mirri Maz Duur le confiesa que todo es parte de una fría venganza por el saqueo y la destrucción de su pueblo y los templos de sus dioses a manos de los dothraki comandados por el Khal. Posteriormente, Daenerys se verá abocada a acabar ella misma con la vida de Drogo dado el patetismo de su existencia...
En Desembarco del Rey contemplamos el respeto y la admiración mutua que sienten entre sí el eunuco Varys y Meñique, grandes conspiradores donde los haya, en un intercambio de dardos verbales cargados de doble sentido y ambigüedad delante de un desocupado Trono de Hierro, instantes antes de que Joffrey entre en el salón. En el exterior, Arya (ahora convetida en Arry) emprende la marcha hacia el Norte en la caravana de Yoren, junto a Gendry, Pastel Caliente y compañía, en un viaje que promete emociones fuertes y acontecimientos interesantes (ya veremos que sí, y bastantes...).
Así llegamos al final del episodio y de la temporada, con Daenerys cogiendo el toro por los cuernos y devolviéndole la jugada a Mirri Maz Duur. Dany incinera el cuerpo sin vida de su Khal, condena a morir en la hoguera a la bruja que le ha quitado de un plumazo la vida de Drogo y de su hijo, y ella misma, en calidad de hija de dragones, se aventura en las llamas de la pira funeraria, segura de que ella es la elegida y de que el fuego no puede consumirla. Y así es: no sólo no la consume, sino que resurge de entre las cenizas con un aplomo y una serenidad dignas de una reina, y con tres dragones escoltándola, nacidos de los huevos de dragón que recibió como regalo de boda en su día. Magnífica escena final, a la altura del tremendo final del episodio anterior con la ejecución de Ned. Ya no es que quiera que llegue la segunda temporada: exijo leer Danza de Dragones y exijo saber qué pueden hacer Drogon, Viserion y Rhaegal (los tres dragones) cuando sean adultos y estén creciditos. Lo estoy deseando, lo necesito...