Los más pequeños comienzan realizando imitaciones con el modelo presente, por ejemplo, si el adulto saca la lengua él trata de hacerlo, si golpeamos un tambor lo hace también, o si realizamos la onomatopeya de un animal al coger su figura.
Unos meses después, será capaz de imitar el golpeo del tambor sin modelo presente, simplemente recordando lo que hizo el modelo en otro momento con ese objeto. En este momento, podemos convertir en estimulantes juguetes un peine, una cuchara o cualquier otro objeto cotidiano que nos haya visto utilizar.
Este juego, se enriquece añadiendo nuevas situaciones inventadas pero adecuadas a los materiales, utilizando el lenguaje oral para organizar su juego, etc. Las cocinitas, los muñecos, los talleres de juguete, los maletines de médicos...