Dos palas de cocina y un roll
Qué fácil les resulta a los niños pequeños divertirse con cualquier cosa, no son sesudos y carísimos juegos de intelecto que les van a convertir en prestigiosos banqueros, médicos o abogados… No se trata de tecnología punta convertida en juguete, ni de pantallas táctiles de última generación que reaccionan al toque de sus dedos, no son complicados aparatos que se enchufan a la red eléctrica, ni tienen luces de colores y ni 20 melodías a elegir…
No, no nada se trata de nada esto. Son simples cosas cotidianas a las que incorporan un fantástico e infatigable ingrediente al que la mayoría de los adultos hemos dado la espalda y que muchas veces ni valoramos, ni potenciamos lo suficiente en los más pequeños: la IMAGINACIÓN.