Los Juegos Olímpicos aportan al fútbol un contenido diferente. La FIFA no quiso ceder su supremacía y permitir un campeonato del mundo que no estuviera bajo su tutela, pero a su vez es consciente que no podía permanecer ajena a la gran congregación del deporte cada cuatro años. Así que, desde 1984 se modificaron las normas para que las selecciones se presentasen bajo una disciplina más light. Selecciones de menores 23 años, convocatorias juveniles, que además igualarían el torneo dando más posibilidades a las más débiles. Aún así, se estableció una cláusula que permitía la entrada de tres jugadores por equipo que superasen esa cifra. En estos periodos, se ha visto un poco de todo. Desde gente que decide emplearlas para reforzar sus equipos con la inclusión de algún jugador muy superior en alguna demarcación, países que han preferido renunciar y no emplear esas tres excepciones o en otros casos, brindar la posibilidad de una despedida del fútbol internacional a estrellas venidas a menos y que ya no cuentan para sus combinados absolutos.
Atenas 2004 permitió ver otros ilustres. Pirlo disputó con Italia sus segundos Juegos Olímpicos consecutivos, Ayala viajó con Argentina, Gamarra con Paraguay convirtiendose en mayores de 23 de sus Selecciones. En 2008, harían lo propio un balón de Oro en declive como Ronaldinho en Brasil, Riquelme y Mascherano con Argentina y obteniendo la medalla de Oro o Roy Maakay con Holanda. Este último lo recibió con muchisima ilusión al haber quedado fuera de la lista de la Eurocopa.
Este verano se esperaba la presencia de David Beckham con la Selección Británica en pleno Londres, aunque no ha entrado en los planes de Stuart Pearce. El resto de Selecciones, de momento no han desvelado sus integrantes. Veremos quienes y con que intención emplean la excepcionalidad de mayores de 23 años. España, por ejemplo, nunca ha querido hacer uso de ella, aunque a buen seguro, vendrían bastantes nombres a la cabeza para ser homenajeados.
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