La noticia del fallo dictado por el Tribunal Supremo de nuestra madre patria llega a una Argentina que llora la muerte de Luis Alberto Spinetta. Al margen de la tristeza que provoca esta partida, muchos compatriotas recordamos la indignación que sentimos meses atrás cuando nuestros pasquines amarillos (y no tanto) anunciaron, también con fruición, la enfermedad terminal del Flaco.
Es duro asistir a la satisfacción de quienes celebran (incluso brindan por) la destitución de Garzón. Tanto como reconocer, en un sinfín de homenajes mediáticos a Spinetta, la intervención falsamente acongojada de los buitres que meses atrás se relamieron con la primicia del diagnóstico oncológico.
Día negro, hoy jueves 9 de febrero.