Divertido pero… (murmullos y gruñidos) no. Esto no es Parasite Eve ¿te lo vas a pasar bien? ¿vas a echar unas buenas partidas disparando y disfrutando de un buen sistema jugable? claro que sí pero ¿dónde están esa “P” y esa “E” escritas en mayúsculas?
Aya Brea es el nombre propio de una chica bien construida, con una historia detrás un tantito bizarra (las mitocondrias están debajo de tu caaaaama y quieren tu saaaaangre) pero ¡qué coño! ese primer Parasite Eve me hechizó. Su extraña mezcla de survival horror (cómo echo de menos el survival) y roleo me encantó, sumado todo a una ambientación más real que de aquellas no se veía: New York en navidades. Maravilloso. Aya era una mujer fuerte con un habitual drama familiar entre manos (qué personaje no tiene un padre-madre-hermano que le quiere asesinar…), un producto tan interesante que aún lo recuperé el año pasado y el tiempo no había pasado por él.
Con ese subidón, me enfrento a este tercero en PSP, a un Parasite Eve caracterizado por modificar su esquema jugable en función de las circunstancias hasta llegar a un shooter en tercera persona que, si bien es de lo mejorcito de PSP, me deja una sensación parecida a haber jugado a Kingdom Hearts Birth By Sleep: sí, pero no.
Con un argumento un tanto extraño y en inglés… algo de viajar al pasado y acabar con un superbicho con tentáculos (tentáculos y una tía que cuando la hieren se le destroza la ropa ¡Están locos estos japos!) que dice “¡Oye! Vacaciones en La Gran Manzana en Navidad y buffet libre de Neoyorquinos ¿Qué puede fallar?”, instalándose tan tranquilo para que Aya, con sus poderes mitocondrianos, transfiera su alma a los soldados que se enfrentan a él y, pudiendo alternar entre soldado y soldado con la simple pulsación de un botón, se líe a tiros con todo lo que se le enfrente. Si sigo jugando a The 3rd Birthday es por este sistema jugable (vale, también porque se le ve media cacha a la amiga cuando le disparan mucho) porque que te planten en un ring con soldados a tu alrededor y tú en el cuerpo de uno, disparando a lo loco desde un punto, ver que un bicho te ataca y trasladarte al cuerpo de otro para atizarle desde lo alto, cambiando tu arma por su rifle sniper(sí, totalmente como el agente Smith en Matrix), para ir luego a por otro que tiene un rocket launcher para fusilarle el flanco, funciona, es ágil y muy divertido.
Pero The 3rd Birthday se hunde de lleno en unos continuados WTF japoneses que, creo, deberían estar superados, asuntillos como “He tenido un sueño y tú sales en él” “¿Dónde están mis recuerdos?” “¿Por qué, científico querido, te pareces tanto a Hojo de Final Fantasy VII?” y algún girillo argumental que no, que no que no (canta, Amy). El título es muy bonito, con unos vídeos muy chulos donde sale una Aya muy debilucha, que no para de jadear y caerse; yo la recordaba con más cojones a la muchacha, pero se ve que enfrentarse a un monstruo tentacular le hace sudar a la moza y jadear como si no hubiera mañana. No la culpamos.
En la dura lucha contra la PSP (donde todos estos juegos se van al traste) el título funciona, se nota de cojones que hace falta un segundo stick, carencia que es la mejor publicidad para la NGP que sí los trae, pero entre un buen apuntado automático y el poder cambiar de cuerpo de manera continuada, apenas se nota pese a que el juego haga algún extraño al respecto (¡¡¡Apunta al engendro que tengo arriba, no al que está en mi izquierda, joder!!!). The 3rd Birthday también se esfuerza en plantear distintas soluciones a los encuentros de monstruos grandes e incluso incorpora un sistema de leveleo un poco tontorrón, un modo de subir las armas a base de puntos, que es mejor y otro que no acabé de comprender muy bien de aumento de habilidades.
Así que, siendo justos, es un título que te deja frío porque no es Aya, te deja regular porque el argumento no tiene la fuerza y el misterio de antaño, pero al que acabas jugando y disfrutando porque como shooter funciona bien pese a una innecesaria repetición de enemigos y algunos bosses pesados de matar.
Y la conclusión es…