Nuestras playas ofrecen muchas más posibilidades que tomar el sol y darse un baño durante el verano. Cuando hay viento u olas se convierten en el lugar ideal para practicar un buen número de deportes.
En esta serie de artículos repasamos el pasado presente y futuro del surf y de sus deportes hermanos y viajamos con Qnatur por las costas españolas en busca de los mejores lugares para practicarlos.
Surfista
Hoy en día son varios los deportes acuáticos en los que una tabla aprovecha la fuerza del viento y/o de las olas para proporcionar una inmensa satisfacción a quienes lo practican. Son el surf y sus hermanos; windsurf, kitesurf, bodyboard, skimboard, y sup.
Todos estos deportes tienen su origen en el deslizamiento sobre las olas practicado desde hace siglos en las islas de la Polinesia, en el océano Pacífico. Pero no es hasta principios del siglo XX cuando el surf empieza a sonar como una actividad practicada por unos pocos iniciados, ganando adeptos poco a poco hasta convertirse en el deporte más popular de las islas y unos de sus iconos.
Surf
Entre los años 1930 y 1940 la práctica del surf salta hasta California y desde allí se extiende al resto del mundo, llegando a Europa en la década de los 70.
Lógicamente, durante todos estos años las tablas y los accesorios utilizados para este deporte han evolucionado vertiginosamente. Pero no sólo eso, además han ido surgiendo deportes “hermanos”.
Windsurf
Habrá que esperar hasta la década de los 70 para la aparición del concepto de windsurf tal y como lo conocemos en la actualidad. Fue gracias a la colaboración de un ingeniero aeronáutico y un surfero experimentado.
Bodysurf
Este derivado del surf también nace en esos mismos años, cuando un diseñador de tablas de surf que se encontraba sin tabla un buen día de olas utilizó los materiales que tenía a mano para construirse una pequeña tabla con la que al menos se pudo meter en el agua a coger olas tumbado. Así es como nace el bodysurf.
Skymboard
En la californiana playa de Laguna Beach también se popularizó el uso de planchas de madera, similares a las que por entonces utilizaban los socorristas de dicha playa, para deslizarse desde la orilla hasta las olas. Nacía así el skymboard. Este deporte ya se podía ver en los años 70 en la playa vizcaína de Mundaka. Sin embargo, fue en las playa onubense de Ayamonte donde empezó a hacerse popular y donde surgieron los primeros deportistas patrocinados y se organizaron las primeras concentraciones de aficionados.
Kite surf
Kitesurf
La constante necesidad del ser humano por evolucionar todo aquello que hace dio lugar auna nueva versión de tabla impulsada por el viento, aunque esta vez utilizando una cometa en lugar de una vela; el kitesurf. Este deporte empieza a evolucionar en Europa, concretamente en Holanda y Francia, a finales de los años 70, aunque obtiene un importante respaldo cuando las grandes estrellas hawaianas del windsurf comienzan también a practicarlo.
Sup
Otra variante que se ha popularizado recientemente, aunque nació en Hawaii en los años 60 es el sup, abreviatura que procede del inglés stand up paddel surf (surfear de pie y con remo). Desde hace pocos años este nuevo deporte lucha por hacerse un hueco en nuestras aguas.
Olas y borrascas
Las olas se forman principalmente gracias a las borrascas cuyos vientos soplan de manera persistente en una dirección dada. Si la borrasca avanza despacio las olas pueden llegar a las costas antes de que llegue el viento dándose las condiciones adecuadas para la práctica del surf, del bodysurf y del sup.
Si el viento llega la vez que las olas entonces se dan las condiciones adecuadas para el windsurf o el kytesurf, aunque estos deportes pueden practicarse solo con viento, incluso en aguas interiores.
Con el sup se pueden aprovechar los días sin viento para entrenar o disfrutar de un paseo en el mar.
Las olas en la Península Ibérica
El gran número de kilómetros de costa de la Península Ibérica alberga muchos sitios adecuados para la práctica de estos deportes.
Desde finales del otoño hasta principios de la primavera las borrascas atlánticas se desplazan a latitudes que favorecen la frecuencia y el tamaño de las olas en las costas atlánticas de la Península.
La costa cantábrica y la costa portuguesa están especialmente bien orientadas para recibir el oleaje, mientras que la costa atlántica andaluza, más orientada al sur, recibe una menor cantidad de olas. Estas diferencias se refuerzan en verano, cuando es muy difícil que los oleajes, procedentes de borrascas que discurren muy al norte, alcancen las costas andaluzas.
Mención especial merecen las islas Canarias, sobre todo las islas de Fuerteventura y Lanzarote (y algunas de sus islas menores como Lobos y La Graciosa), donde un clima templado en invierno junto con algunos magníficos sitios para el surf hacen de ellas el paraíso deseado por todo surfero.
En Qnatur proponemos, de momento, las olas de la playa del Palmar cerca del Parque de la Breña y Marismas de Barbate, Tarifa en pleno Parque del Estrecho y Monte Louro, en donde se encuentra la playa de Ancoradoiro.