El otro día me acerqué al quiosco. Por reminiscencias de cierto pasado (confesable, pero largo de explicar) me encantan las miniaturas de aviones. Me compre la primera de una colección de esas de septiembre y navidades, un modelo a escala del F-100 Sabre, un caza a reacción de los años 60. Como un crío lo admiré en su envoltorio, como un crío lo saque de él, y como un crío lo mantuve en mis manos haciéndolo volar imaginariamente mientras mi boca bramaba simulando el ruido de sus motores, alternadolo con ficticias conversaciones entre pilotos y claqueteo de las ametralladoras. Pues eso, como un crío.
Y entre eso y que, por casualidad, últimamente he visto unas cuantas películas de superhéroes o similares, me ha dado por buscar en Internet todos esos juguetitos que la red pone a nuestro alcance, con los cuales, desde luego yo hubiera soñado hace unas cuantas décadas.
Por ejemplo, con tener el escudo del Capitán América. Si en la infancia hubiera sido chulo parar con él los furibundos ataques de los malvados de la Plaza de Arriba, ahora no estaría de más para desviar tanta mala leche que se destila en algunas circunstancias. La tontería, de 61 cm de diámetro (más que suficiente para parar insultos medios) sale por 25 $ en 80stees.com. No es necesario vestirse como el tipo de la foto, que una cosa es disfrutar como un crío y otra… . en fin.
A ver, que siempre te puedes fabricar uno tú mismo por el “sencillo” método de transformar el plato de una antena parabólica, que todo el mundo sabe que es una cosa que solemos tener de normal por casa. Sin embargo, hay que reconocer que le ha quedado chulo, chulo….
Pero si lo tuyo, más que la defensa es el ataque, en plan vikingo, y acompañado de rayos y truenos, que mejor opción que invertir 75 $ en el auténtico martillo de Thor, el Dios Nórdico del Trueno, Vengador de toda la vida en los cómics.
Claro que puede ser que dar martillazos te parezca poco cool, y prefieras algo con más “estilo”. Por ejemplo, el inconfundible que tienen las réplicas de las Katanas de la película Kill Bill, un set de tres espaditas para poder decidir con cual de ellas sales en plan destroyer un lunes cualquiera. A 140 $ el juego. Más asequible sale adquirir el llavero del coche más conocido de la película, la Coñoneta, por poco más de 7 €.
En plan katanas, también se puede decidir uno por el equipo completo del amigo cazavampiros, Blade, soporte para katana y gabardina incluida. A ver quien es el valiente que te pide un cigarrito ataviado de esa guisa. Todo completito a 240 $ de vellón.
Sin embargo, si lo nuestro es más en plan Cimmerio, podemos adquirir la espada de Conan por unos míseros 700 $. Si nos agenciamos un taparrabos de piel de conejo y pillamos el casco por 500 $. la bromita nos sale pelín cara, pero el golpe lo damos seguro. Indicar que una manifestación del 15M, por ejemplo, no es el lugar más adecuado para esta vestimenta. por si los policias no entienden bien el lado lúdico del asunto.
De todos modos, lo de las espadas está muy bien, muy artístico y tal, pero lo mismo estás pensando que lo importante es ser resolutivo, y que un buen tiro a la cabeza del malvado del turno siempre es más rápido y te deja tiempo para la birra con los amigos. Si es asi, lo más definitivo es pillarse un rifle de pulsos de los que llevaba Ripley para saludar a los Aliens. Eso si, la calidad se paga y ya puedes ir reservando 900 $ para ir luego por las esquinas buscando animalitos con mandibulas retractiles.
Como quizás no lleves suelto, a lo mejor te interesa más la también mítica (pero menos cara) pistola de Bond, James Bond, una Walter PPK. Con 93,50 $ lo arreglamos.