Revista Viajes

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

Por Pablosolorzano

POMATA: FELINOS Y FILOSOFOS. Lo primero que ves al bajar de la combi que te trae desde Puno hasta POMATA no es nada barroco sino más bien uno de esos monumentos que forman parte de nuestro insufrible “patrimonio posmoderno”: un felino de tamaño gigantesco que recibe calurosamente al visitante mostrando sus nada amigables fauces. Quien puso esto, ¿se creería quizás uno de esos reyezuelos de la antigüedad que solía mandar a poner en la entrada de sus dominios unos monstruos gigantescos y atemorizadores para advertir al recién llegado? Ve tú viajero a saber todo lo que se esconde en las profundas (y no por eso llenas) capas cerebrales de nuestras autoridades edilicias. 

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

POMATA. PUNO - PERU.

Como bien recuerdan los improbables lectores de este blog, en una entrada anterior, en la que conté nuestra experiencia en la maravillosa península de Capachica de donde –mal que me pese- tuvimos que volver a Puno por problemas de salud, prometí seguir aportando datos sobre otros lugares interesantes que se pueden conocer en tierras puneñas. La continuación del viaje se daba ahora por algunos de los pueblos (exactamente POMATA y JULI) ubicados casi a orillas del Titicaca y en los que hay unas impresionantes iglesias barrocas. Así que allí vamos. 
Pasado el susto del felino, nos recibió otra rimbombancia: enormes letras blancas sobre el césped que te indican la particularidad de Pomata: BALCÓN FILOSOFICO DEL ALTIPLANO. Ya. Un enorme tigre, una romántica presentación, esto se pone interesante... Entramos a la plaza y la cosa mejora. Al no ingresar los carros en el pueblo (las combis que vienen desde Puno te dejan a las afueras) hay mucha tranquilidad y silencio. Sinceramente pensé que iba a haber más construcciones antiguas pero de antigua solo había la iglesia, de la que hablaremos luego. Por ahora, lo que más me impresionó y me pareció encantador fue ver toda esa larga fila de gente de los pueblos aledaños que había venido hasta Pomata a hacer trámites. Mujeres cargando sus multicolores llicllas, protegiendo sus gastadas pieles con sus simpáticos sombreros bombín, vistiendo amplísimas faldas, cargando sus bolsas de plásticos, conversando, sonriendo, matando el tiempo en la cola con una calma y paciencia que a uno, veloz y neurótico como es, se le antoja imposible.

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

Cerca de la plaza se encuentra la joya del pueblo: la iglesia San Santiago de Pomata. A la entrada principal llegas a través de un caminito que se abre paso en un espacio ajardinado. Por fin estoy aquí. ¡Había visto tantas veces este sitio en fotos y reportajes; había viajado tantas veces por Puno y nunca me había dado el tiempo de conocer estos pequeños pueblos con grandes iglesias! 
El color rojizo de la fachada eclesial parece llamear estimulada por la luz del sol andino. No puedo dejar de recordar la intensa rojez que vi en las ruinas de las iglesias jesuíticas de Misiones, en Argentina. Sí, jesuíticas como estás de Pomata. Es indudable que hubo una conexión sureña, una larga ruta que vendría desde Lima y no se detendría sino hasta lo que es hoy Argentina. 
Las imágenes de las fachadas son todo un muestrario de simbología e iconografía. Podrías pasarte horas allí tratando de desentrañar el misterio de los mensajes en piedra que alguien hizo hace mucho y que todavía dialogan con el visitante. Monstruos, aves con un plumaje bien definidos, seres alados que parecen estar perdidos en medio de una jungla de rica y barroca flora.

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.


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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

Dentro, nos recibe una larga sala que nos lleva hasta un altar algo desnudo (se nota que aquí se ha esquilmado, y mucho) cuya carestía de imágenes se ha tratado de solapar poniendo imaginería moderna y poco agraciada. En el crucero lo que más me impresionó fueron las grandes pechinas sobre las que no se ha dejado espacio sin esculpir: hay allí un entramado de flores, hojas, ramas y plantas que parecen estar en movimiento. Y encima de todo, con adornos similares, la gran cúpula que parece flotar sobre la luz que penetra en el interior a través de los ventanucos.

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

Salimos de la iglesia y le dimos la vuelta para ver la otra parte de la fachada. Está muy descuida puesto que es la que no ve el que llega a conocer el edificio: sobre las paredes alguien ha tenido la genial idea de repetir varias veces una advertencia: No orinar. Las miasmas que se respiran pueden dar fe que nadie se ha dado por enterado. 
Sobre el pueblo de Pomata hay un mirador (es fácil llegar allí) a la que han acondicionado para que el visitante suba y contemple el Titicaca y los campos de labranza que llegan casi hasta sus mismas aguas. Abajo está el pueblo y su iglesia, o mejor dicho la iglesia a la que se le ha adherido el pueblo puesto que es eso lo que en verdad parece Pomata. El paisaje visto es hermoso. Se entiende mejor ahora eso de “balcón filosófico”; pero si no se te da mucho por el pensamiento, tranquilo(a), subir vale la pena, al menos tendrás una bonita foto para tu Facebook.

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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POMATA. PUNO - PERU.

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JULI: ¿LA ROMA DE AMERICA? Cuando los jesuitas llegaron a Juli seguramente se decepcionaron: el agua era escasa, el clima pésimo y no había ni pastos ni pescado (Burrieza, 2007:233). Yo también sentí mucha decepción, pero por distintas razones. Este era otro sitio que quería conocer, sobre todo porque la conocían como  la “Roma de América”. Un sobrenombre demasiado engañoso, en mi opinión. O quizás sincero, por lo que fue, no por lo que hoy es. 
Llegamos justo cuando se celebraba los inicios de la Fiesta de la Concepción (era 6 de diciembre), por lo que había un ambiente festivo. Tardamos en encontrar un restaurante (no hay muy buenos), y luego de estar bien comidos y protegidos con crema (hacía un sol que parecía un castigo) nos fuimos a recorrer el pueblo. Primero la plaza, aquella vez muy bulliciosa y llena de gente por lo de la fiesta. Allí se puede encontrar la iglesia de San Pedro Mártir, martirizada y ahogada en medio de todo ese urbanismo de ladrillo, cristales polarizados y horribles techos de plástico que impera en el lugar. Apenas si se puede ver nada que nos recuerde el tiempo jesuítico: todo son cabinas de internet (nunca había visto una plaza tan llena de ellas), tiendas de ropa con maniquíes en la puerta y una pileta sin gracia (por decir lo menos).

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

JULI. PUNO - PERU.

La iglesia, de estilo renacentista, con unos delicados pilares adosados a la fachada, tiene unas proporciones rítmicas: desde la elevada torre - campanario se baja hasta el techo de la nave principal y el descenso continúa hasta el edificio (imagino parroquial) que se ubica al lado. Frente a ella, hay una gran explanada donde vimos a algún caballero orinar (¡!). 
   Nos alejamos. Vamos a buscar las otras joyas jesuíticas de Juli que han sobrevivido a todo este marasmo moderno. Así encontramos la iglesia de Nuestra señora de la Asunción. La cosa mejora, aunque el impacto que el pueblo y su modernidad ha tenido es evidente. Lo más simpático es el arco de piedra, llena de florones tallados, a través del cual se entra en un amplio espacio que lleva hasta las escaleras que dan acceso a la iglesia. También llama la atención la torre del templo, con dos cornisas unidas por pilares clásicos. Se puede visitar el interior. Hay un vigilante en la puerta que vende las entradas (6 soles). 

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

Otra iglesia en este pueblo es la de San Juan Letrán (todas están muy cerca de la plaza). No tiene la fastuosidad barroca de las otras (aunque su entrada principal si tiene elementos barrocos andinos muy apreciables) pero sí se encuentra en un buen estado. Además se puede visitar por dentro (previo pago).

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

Lo último a visitar es la Iglesia de Santa Cruz. Bueno, más que visitarla a ella se visitan sus ruinas. También la antecede un arco triunfal y una amplio atrio hasta donde han llegado las construcciones modernas (cómo no). Desde allí se puede ver, más cerca que nunca, el celeste delicado del horizonte sobre el gran lago Titicaca.  El sitio merece la pena visitarlo solo si tienes mucho interés: parece un viejo saurio pétreo que apenas se sostiene apoyado sobre un paramento de maderas. Sin embargo allí está la pobre, con sus heridas, con su cara pintarrajeada, con sus hieráticos ángeles que parecen querer volar lejos de la decrepitud que los sostiene. 

Juli y Pomata: esplendores del barroco, abismos de la modernidad

JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

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JULI. PUNO - PERU.

Nos vamos de regreso a Puno. Un poco decepcionados. No encontramos ni “Roma de América” ni nada que dé una idea de ello. Juli debe ser un gran ejemplo del trato que se da a nuestro patrimonio, y de la poca consideración que le tenemos a la hora de “idear” el urbanismo de nuestras ciudades y pueblos. Por ahora toca pensar en lo que nos deparará el próximo lugar que conoceremos (al día siguiente): las increíbles chullpas de CUTIMBO. Hasta entonces.
Pablo
DATOS UTILES PUNO
Nos hospedamos en el Hotel Los Pinos Inn (entre las calles Tarapacá y Giraldo, y muy cerca del Parque Pino). 50 soles habitación doble. Agua caliente. Pero mala iluminación y una televisión que no funcionaba bien. Aunque el trato es muy bueno.
Un lugar para desayunar o merendar: Café Ricos Pan, excelentes pasteles y mucha amabilidad. Ni muy barato ni muy caro. Jirón Arequipa 332.
En la calle Lima hay una oficina de I - Perú (información turística) donde nos atendieron de maravillas y las chicas que allí trabajan parecen saber de todo sobre Puno.
Las combis hacia sitios como Pomata o Juli salen desde el Paradero Zonal, un taxi hasta allí (desde el centro) puede costarte 3 soles.
Desde Puno a POMATA hay 59 kilómetros de distancia. El viaje dura 1 hora 40 minutos. Se pasa primero por Chucuito (hasta allí hay 20 minutos), luego Ilave (45 minutos). 
POMATA Entrada a iglesia 2 soles, pedir ticket. Abierto de 8 a 4 de la tarde, todos los días.
No vimos allí un hotel pero sí hay un hospedaje municipal: 10 y 15 soles la cama, el encargado está por la tarde, desde las 4. Se le ubica en el municipio.
JULI
Para tomar la combi que lleva desde Pomata a Juli hay que bajar a la carretera. Tuvimos que esperar un poco de tiempo pues la mayoría de combis que vienen desde la frontera con Bolivia están llenas. Afortunadamente encontramos uno donde entramos a duras penas. 
Desde Pomata hasta Juli hay 30 minutos de viaje y el pasaje cuesta 2 soles.
En Juli fue difícil encontrar un buen restaurante. Hay uno llamado la Fontana en el Jirón Lima (cuadra 4). Por la fiesta no había menús por lo que pedimos trucha (10 soles). No fue la gran cosa, pero era eso o morirse de hambre
Hay varios hospedajes, nosotros preguntamos en el hotel San Bartolomé, en la plaza: 25 soles la habitación doble con baño. No pudimos entrar por lo que no podemos dar fe de su calidad.
Entrada a la iglesia - museo Nuestra señora de la Asunción: 6 soles, de 8 a 5 de la tarde.
Encontramos la oficina de una empresa de buses que ofrece servicio desde Juli hacia Moquegua: Sol andino: 25 soles el pasaje. Salida a las 6 y a las 7 y 30 de la tarde, y a las 8 de la mañana.
Desde Juli a Puno hay 1 hora de viaje, y el pasaje cuesta 4,5 soles por persona.
(Datos del 2013)
BIBLIOGRAFIA
Burrieza Sánchez, Javier. Jesuitas en Indias: entre la utopía y el conflicto : trabajos y misiones de la compañía de Jesús en la América moderna. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2007.

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