No tiene mal gusto el presidente francés, que se gasta una amante hermosa y sensual, alejada de los estereotipos al uso y tan populares en otras latitudes, tanto como de la belleza fría que llega del norte y con esa “charme” que solo puede nacer en el país vecino. Sería más cuestionable la compatibilidad de sus deberes maritales y amatorios, con los adquiridos con su propio país, que ha visto reducidas sus exportaciones en un significativo porcentaje. Pero esta entrada de hoy no va de números, ni de política, ni de infidelidad conyugal, como excepción he adjuntado cuatro imágenes con la belleza serena y singular de esta actriz francesa, tan hermosa como elegante y atractiva. Para disfrutar (las imágenes, por desgracia).