Hace 91 años dos disparos en Ciudad de México, sobre las 10 de la noche del 10 de enero de 1929, intentaron apagarle la voz al líder.
Julio Antonio Mella fue asesinado por el odio de la dictadura de Gerardo Machado cuando tenía tan solo 25 años. Estaba en México en los preparativos de una expedición que lo regresaría a Cuba para incorporarse a la lucha por la independencia.
El destacado revolucionario cubano había creado una impronta tan visceral en la juventud de la Isla que ni en otras tierras Machado estaba en calma. La vida de Mella preocupaba porque era sinónimo de revolucionarlo todo, de pelea constante contra las injusticias que vivía Cuba.
Le arrancaron la vida cuando le quedaba tanto por hacer, porque jamás le flaquearon las fuerzas ni el ímpetu. Hace 91 años dos disparos en Ciudad de México, sobre las 10 de la noche del 10 de enero de 1929, intentaron apagarle la voz, pero Mella, como dijera Fidel Castro años después, había hecho mucho en tan poco tiempo.
Sus cortas dos décadas de existencia fueron tan agitadas como palpitantes eran sus ideas por hacer de Cuba un país libre de garrotes. Si bien su pensamiento político y revolucionario trascendió las aulas universitarias, fue en la Universidad de La Habana donde alcanzó un auge extraordinario.
El 30 de septiembre de 1921 ingresa en la carrera de Derecho y Filosofía y Letras de esta Casa de Altos Estudios, donde se destacó como dirigente estudiantil. Allí fundó la Universidad Popular “José Martí” para que los obreros también se vincularan a las labores universitarias.
Su profundo pensamiento contra la política hostil de Estados Unidos hacia Cuba lo hizo fundar la Liga Antimperialista de las Américas.
Asimismo, creó la vigente Federación Estudiantil Universitaria (FEU), en 1922 y fue impulsor del Primer Congreso Nacional de Estudiantes, en el que se establecieron los derechos y deberes del estudiantado, y se condenó la intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba. Junto a Carlos Baliño, creó el Partido Comunista de Cuba en 1925.
“¡Es conmovedora la historia de esta vida tan breve, tan dinámica, tan combativa y tan profunda!”, afirmó Fidel Castro al referirse al líder estudiantil universitario.
Por sus ideas políticas se exilia en México, tras la huelga de hambre que protagonizó mientras sufría prisión en Cuba.
“Su extraordinaria personalidad, sus ideas y su combatividad atemorizaban demasiado al imperialismo yanki, a la oligarquía al servicio de ese imperialismo y a la tiranía machadista; no pararon hasta instrumentar la conjura que culminó en el cobarde asesinato del 10 de enero de 1929. Troncharon aquel talento extraordinario, aquella vida fecunda, en la flor de su existencia”, señaló el Comandante en Jefe.
Ciudad de México. Dos disparos que mataron a quien Machado -al decir del propio Mella- consideraba más peligroso en tierras aztecas que en la Isla que lo vio nacer. Su asesinato provocó consternación en toda Cuba. Con solo 25 años Mella se convirtió en ejemplo para los revolucionarios y estudiantes de un país bajo la opresión de la tiranía machadista.
Cuentan que sus últimas palabras fueron: “Machado me mandó a matar… Muero por la Revolución”. Pero Mella sabía, porque así lo sentenciaba, que “hasta después de muertos somos útiles”.
(TeleSur)