Él nunca lo sabrá, pero cuando el viento brama escucho su voz.
"Me sonríe o me habla sin la menor reserva, dándose en cada gesto y cada cosa como se da en el amor, allí donde todo su cuerpo es como sus ojos, una entrega absoluta, una reciprocidad ininterrumpida."
Y el viento, don Julio, el viento.