Allí, en el campamento de Malagón, los cruzados extranjeros mostraron su descontento no solo por el reducido fruto sacado de la toma del castillo, sino también debido a la aridez del camino que iban recorriendo. Aún así atendieron a las súplicas de los reyes cristianos, aviniéndose solo entonces a continuar camino hasta Calatrava la Vieja. Calatrava (hoy en el término ciudadrealeño de Carrión de Calatrava) era una antigua y gran fortaleza. Los musulmanes trataron de obstaculizar el paso del Guadiana mediante abrojos metálicos, pero la estratagema no tuvo éxito. De inmediato se produjo el asedio al castillo, que fue duro, hasta que el día 30 de junio diose orden de un asalto general suspendido al llegar la noche, momento que aprovechó el caudillo musulmán para negociar una capitulación. Ésta permitió a los musulmanes ganar su libertad y llevarse de la fortaleza todo aquello que pudiesen transportar por sus propios medios, pero en cambió hizo arreciar las críticas de los cruzados, que veían así frustrada una nueva oportunidad de conseguir botín. Tres días después abandonaban muy altivos el ejército para dirigirse a sus países de origen.
Cortijo con fondo de Sierra Morena. Autor, Manuel Romero
La defección de aquellos cruzados pudo preocupar al rey Alfonso, pero en realidad fue un alivio para los que permanecieron, al terminarse así todas las muestras de indisciplina de las que hacían gala. Así, solo un día después reanudaron la marcha y en menos de 3 leguas llegaron a Alarcos, que tomaron junto a otros castillos cercanos como el de Caracuel, Benavente y Piedrabuena. El día 7 estaban a la vista de Salvatierra, aunque decidieron no asaltar la fortaleza pues las noticias de los espías indicaban que el califa almohade se hallaba muy cerca.
Puente de las Ovejas. Los Pozuelos de Calatrava. Autor, Delahiguera
Efectivamente, Muhammad an-Nasir llegó a Baeza y envió fuerzas a las cercanías del paso de Muradal, puerto de Sierra Morena próximo a Almuradiel, pues estaba convencido de que solo por allí las huestes cristianas intentarían cruzar este obstáculo natural. Sin embargo, al avistar las avanzadillas apostadas en las alturas, los cristianos se desplazaron ocultándose en las anfractuosidades del terreno para ir a buscar el cercano puerto del Rey, ya en el término jienense de Santa Elena, y que los infieles no conocían. Cuál fue la sorpresa de éstos cuando, pensando que los cruzados se encontraban en un aprieto, los vieron pasar la sierra y acampar en las agostadas colinas ante su vista.
Continuará…
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Fotografía de portada: Fortaleza de Calatrava la Vieja. Autor, Cogolludo
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