La llegada del otoño trae consigo el cuarto disco de estudio de Julio de la Rosa, quien en su día se dio a conocer por ser el cantante y guitarrista de El hombre Burbuja. Este versátil artista ha pasado los dos últimos años respirando el aire de distintas ciudades, grabando cada detalle de la vida común en sus retinas con la intención de convertir La Herida Universal en una especie de diario de viaje sonoro. Julio canta al amor, a las rupturas o a la vida canalla, pero siempre involucrándose en sus letras, cargando sobre sus hombros el protagonismo de cada una de las 16 canciones que forman su nuevo trabajo.
Julio publica su cuarto álbum en solitario y nos lo presenta al estilo de las ediciones en vinilo, dividido en dos caras que, en principio, no nos muestran diferencias reseñables en cuanto a sonido o temática se refiere, aunque seguro que esta división no es algo azaroso... El de Jerez de la Frontera parece haber abandonado ese acordeón y el sonido directo de su anterior trabajo - El Espectador - para mostrarse más reposado, más reflexivo, haciendo mayor hincapié en las letras si cabe. Julio se abre en canal y nos muestra los entresijos de su vida, y lo hace siempre con ese punto ácido que tan bien le sienta a sus composiciones.
La Herida Universal es un disco bastante homogéneo en cuanto a sonido y nivel de las canciones se refiere aunque, claro, entre las 16 canciones del disco hay unas cuantas que sobresalen por encima de las demás; para empezar, el tema que abre el álbum, Uno, es una preciosidad con una duración menor a los dos minutos en la que Julio, en tono lacrímogeno, susurra al viento la que probablemente sea la letra más emotiva del álbum. En un tono distinto están la simpática Entresemana, Camareras o Hasta que te hartes, temas más movidos y salpicados por ese peculiar sentido del humor de Julio. Si hay que elegir un hit no creo que exista la menor duda, y es que Sexy, sexy, sexy es un tema que ha nacido para ser el abanderado de La Herida Universal, un tema rompedor que aterriza en tu azotea desde el primer flechazo y resulta imposible arrancar de allí.
Pero, como decía, en La Herida Universal también hay sitio para la pausa y temas como El temporal, No me mires con los ojos (otra de mis preferidas), El anzuelo o Resumiendo nos muestran a un compositor más relajado, más íntimo y cercano, más sentimental en definitiva. A lo largo del disco, Julio se nos muestra como alguien que se ríe del desamor pero que también sufre por él.
Con este cuarto disco, Julio de la Rosa sigue creciendo en su interesantísima carrera en solitario, mostrándose como un artista versátil que sabe lidiar con distintos estilos y que no está dispuesto a quedarse estancado en su cada día más interesante actividad musical. Como él mismo dice en una de sus canciones, prefiero tropezar trescientas veces que dejar pasar una oportunidad. Y vaya si la ha aprovechado...
Puedes escuchar el disco de Julio de la Rosa en Spotify